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¿Qué tienen en común una molécula de la vaina del algarrobo, la insulina y las enfermedades relacionadas con el deterioro cognitivo como el alzhéimer ... y la demencia? La respuesta no es sencilla, pero la relación entre los dos primeros elementos de la cuestión planteada puede ayudar a prevenir o atenuar la aparición de este tipo de males, tan dolorosos para las familias y amigos de los enfermos. El Instituto de Investigación Biomédica de Málaga y Plataforma en Nanomedicina (IBIMA Plataforma BIONAND) acogió el pasado 24 de abril la reunión de lanzamiento del proyecto Nutricia, una iniciativa pionera que aglutinó, en un encuentro de alto nivel, a investigadores de instituciones punteras como la Erasmus Medical University de Róterdam, la Sapienza University de Roma, y las empresas biotecnológicas Holisum y Euronutra, firmas todas ellas miembros del consorcio internacional que se ha conjurado contra el deterioro cognitivo.
La iniciativa se desarrolla durante tres años y está coordinado por el doctor Fernando Rodríguez de Fonseca, investigador principal de Neuropsicofarmacología de Ibima. El proyecto analizará el papel de la resistencia a la insulina (un término que describe la situación en la que las células no responden adecuadamente a la insulina, una hormona cuya principal función es facilitar el ingreso de glucosa en estas para que puedan utilizarla como energía) y los desequilibrios metabólicos como factores clave en el desarrollo del deterioro cognitivo y el envejecimiento cerebral. «Estamos asistiendo a un cambio de paradigma en la comprensión de los factores que contribuyen al deterioro cognitivo. La resistencia a la insulina, tradicionalmente ligada a la diabetes tipo 2, está demostrando tener un impacto directo sobre la función cerebral. En Nutricia vamos a estudiar cómo podemos intervenir sobre esta vía a través de herramientas accesibles como la nutrición», señala.
«La insulina es una hormona que no sólo actúa en el músculo, el tejido graso o el hígado para regular el almacenamiento de energía y retirar glucosa de la sangre. También regula, en el cerebro, el funcionamiento neuronal y la vitalidad e, incluso, la reparación, por así decirlo, del tejido cerebral», recalca el investigador. De esta forma, se ha comprobado que las personas con resistencia a la insulina, es decir, en aquellos en los que esta hormona no es eficaz, «podían tener una mayor asociación con la aparición de demencia y alzhéimer».
«Esta hipótesis planteó, a su vez, la hipótesis de la diabetes tipo 3, que dice que en el cerebro se produce una falta de señalización de la insulina», un proceso muy complejo por el que se da lugar a la captación de glucosa. «Sabemos que mecanismos bioquímicos asociados a esta señal de la insulina se asocian al depósito de las proteínas que se acumulan anómalamente en el alzhéimer», aclara el investigador. Una de ellas, cuando se acumula, provoca «neurotoxicidad, muerte neuronal y deterioro cognitivo», afirma.
La base del proyecto europeo es, de hecho, identificar elementos nutricionales para hacer intervenciones que puedan modificar esa alteración metabólica cerebral y conseguir un envejecimiento más saludable. Con «Euronutra, una empresa malagueña, investigamos hace ocho años una molécula que está presente en la vaina del algarrobo que se llama D-pinitol; es capaz de activar la señal de insulina y corregirla en el cerebro», reseña.
«Hemos hecho ya varios esudios y tenemos patentes con Euronutra que permiten proteger y explotar la idea de que el D-pinitol incorporado a la nutrición podría mejorar la resistencia a la insulina y prevendría o atenuaría el deterioro cognitivo», aclara. El Hospital Regional, en concreto el equipo del doctor Pedro Serrano, jefe de la Unidad Clínica de Neurología, va a reclutar a personas que acuden al neurólogo por la «sensación objetiva de que están perdiendo memoria». Así, «vamos a combinar una intervención nutricional con D-pinitol junto con los cuidados habituales que se hacen a estas personas que acuden con la sensación subjetiva de que están perdiendo memoria». Se les va a seguir durante dos años y se van a monitorizar determinadas proteínas que, si se miden en sangre, indicarían un inicio de alzhéimer. Si toman D-pinitol, la acumulación de estas proteínas desaparecería.
En Róterdam se va a hacer un estudio retrospectivo, examinando la historia metabólica de 18.000 personas desde hace 30 años para ver si, cuando han tenido resistencia insulínica, «su deterioro cognitivo ha ido apareciendo». Además, se van a estudiar modelos preclínicos de obesidad inducida por dieta, para analizar los mecanismos moleculares que vinculan la disfunción metabólica con procesos neurodegenerativos y, finalmente, se va a aplicar IA para integrar todos los datos obtenidos.
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