Profesores de Lengua consideran un «despropósito» que se admitan faltas en las oposiciones docentes
Los aspirantes a esta especialidad de Secundaria pueden cometer hasta nueve errores en el examen, con una penalización de 0,2 puntos y la anulación de la prueba con 10 o más
Profesores de Secundaria y de universidad consideran «un despropósito» que se admitan faltas en los exámenes de las oposiciones docentes y, en mayor medida, que ... aspirantes a las especialidades de Lengua Castellana y Literatura y de Español para Extranjeros puedan tener hasta nueve faltas en el examen y solo con diez o más sean suspendidos. Hablan de «relajación» y de «permisividad» y consideran que mal puede enseñar a sus alumnos quien comete errores.
Virginia Rodríguez, presidenta de la Asociación de Directoras y Directores de Institutos de Andalucía, ADIAN, explica que la mayoría de los centros tienen recogida en su normativa la penalización por faltas, con 0,2 puntos por error y un máximo de 2 puntos. «Pero es cierto que no todos los profesores le dan la misma importancia», reconoce. «Entendemos –abunda–, sobre todo los profesores de Lengua, que escribir con propiedad, puntuar bien y escribir sin faltas es fundamental y es clara evidencia de la formación de una persona. Es muy importante, para un profesor, por supuesto, pero también para el alumnado, que sale del instituto con un título de Secundaria o Bachillerato».
La portavoz de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres (AMPA) de Málaga, se muestra tajante: «Sin rodeos, es impresentable».
Diego Palacios, director del IES Nuestra Señora de la Victoria (Martiricos), afirma: «Que a un opositor de la asignatura de Lengua Castellana, un especialista en Lengua, se le permita tener faltas de ortografía me parece una aberración. Puede tener un despiste (todos los tenemos). Pero diez es una barbaridad. Sobre todo porque ellos son los que tienen que enseñar a escribir a las nuevas generaciones. Y educarlas en el gusto de hacerlo adecuadamente, sin faltas».
Yolanda Muñoz, profesora de Lengua en un instituto de la capital, considera «una barbaridad, una aberración» que se permitan faltas a los opositores. E introduce una variable: el intrusismo desde otras especialidades universitarias. «Por ejemplo, un periodista puede dar clases de Lengua, como sucede con otras carreras de Humanidades. O un graduado en Farmacia puede optar a diferentes especialidades docentes». En su opinión, el sistema «tiene muchas fisuras» y se está restando relevancia a las Humanidades. Una consecuencia de esta permisividad tiene reflejo, indica, en las recientes pruebas de selectividad y las quejas de los estudiantes por el examen de Matemáticas II. «No es que el examen fuera difícil, es que había que leer bien el enunciado. Y ahí radica el fallo, los jóvenes están fallando en comprensión lectora, no se lee, y tampoco tienen buena ortografía. Sin la lectura, falla la comprensión lectora y vienen esos problemas», en relación al citado examen de Matemáticas.
Sixto Galán, también profesor de instituto, lo considera « un despropósito tremendo. ¿Cómo le van a exigir luego a sus alumnos que no cometan cacografías cuando son ellos los primeros que las cometen, y más para una oposición que se supone tienen que superar los mejores y más capacitados?, No se comprende que les permitan faltas», afirma.
Profesor de Historia en el IES Jacaranda, José Miguel García de Fórmica-Corsi considera que esta cuestión es «consecuencia lógica del bajo nivel ortográfico con que llegan los alumnos a la universidad. En Bachillerato es un problema que incluso chavales que sacan notas altas también tengan muchas faltas (de hecho, más que otros compañeros puesto que escriben más páginas por examen). Pero que las oposiciones no solo ratifiquen esta circunstancia sino que, prácticamente, se declaren impotentes es peor, porque un profesor no debería tener faltas. Es admisible alguna, puesto que nadie está libre de cometer algún error o tener un despiste. Pero el opositor que piensa dedicarse a enseñar la lengua y sus normas no debería ser evaluado con tanta manga ancha». Y pone un ejemplo: «En un examen de Anatomía, ¿a un futuro médico se le permite equivocarse en diez huesos del cuerpo humano?».
Carlos Pérez Torres, escritor, señala que un aspirante a profesor de Lengua «debería constituirse en un ejemplo del cuidado con el que la expresión escrita debería garantizar la corrección de nuestras normas ortográficas. Ser permisivo en ese campo conduce a una progresiva relajación de los criterios con los que afrontar la corrección exigible a toda comunicación escrita». Y especifica que habla de «corrección en la expresión escrita, no de 'corrección política', ya que la ortografía no es negociable y nunca debería asumir un margen aceptable de errores».
Educación y madurez
Guillermo Méndez, profesor de Geografía e Historia en el IPEP, señala que «es un reflejo de la actual sociedad de pensamiento lábil. Esa cierta relajación permea todos los ámbitos y a todos nosotros. Si se me hubiese planteado esta misma pregunta hace quince o veinte años –añade– estoy seguro que mi respuesta hubiera sido más rigorista. En la actualidad, contagiado de cierto relativismo diría que habría que tener en cuenta la situación de tensión en la que se lleva a cabo la oposición». No obstante, asegura que «lo que sigo teniendo meridianamente claro es que, mientras no se eliminen las normas ortográficas, hay que exigir cierto nivel al profesorado.... de todas las materias, no sólo de Lengua. Penalizaría las faltas y a partir de cierto número que restasen el doble».
Miguel Gallego Roca, catedrático de Literatura Comparada en la Universidad de Almería, afirma que la ortografía «es algo que siempre ha estado relacionada con la educación y la madurez. Su descuido, la permisividad, es un síntoma de un 'zeitgeist'(espíritu de la época) en el que la mala educación y el infantilismo son las dominantes culturales».
Trece especialidades han establecido criterios específicos de penalización
Para las oposiciones docentes de este domingo, las diferentes comisiones de selección (organismos técnicos que fijan los criterios de evaluación) de varias especialidades han publicado en las últimas semanas las penalizaciones por faltas de ortografía, que oscilan entre 1 y 2,5 puntos, según la especialidad.
Las comisiones de selección de las especialidades de Lengua Castellana y Literatura y de Español para Extranjeros, en sendas notas informativas, especifican las penalizaciones por tildes y faltas ortográficas. Se distinguirán las incorrecciones cometidas por ausencia o errónea utilización de tildes y la ausencia o errónea utilización de grafías. En concreto, por tildes se detraerán de la puntuación 0,2 puntos por cada tres ausencias o erróneas utilizaciones de tildes; los casos repetidos en la misma palabra se considerarán como un solo error. Si se detectasen 10 o más errores, se puntuará todo el examen con 0 puntos. En cuanto a las faltas de ortografía, se detraerán de la puntuación 0,2 puntos por cada error; los casos repetidos en la misma palabra se considerarán como un solo error. Si se detectasen 10 o más errores, se puntuará todo el examen con 0 puntos.
Son 13 las especialidades en las que se han establecido criterios de penalización específicos (de las 78 a examen), la mayoría con dos puntos menos por faltas, como máximo, y la excepción de Lengua y Español para Extranjeros con suspenso a partir de 10. Se trata de Operaciones y equipos de elaboración de productos alimentarios, Geografía e Historia, Tecnología, Asesoría y procesos de imagen personal, Análisis y Química industrial, Griego, Equipos Electrónicos, Filosofía, Latín, Procesos de gestión administrativa y Procesos de la industria alimentaria.
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