Andrea Barbotta, vicepresidenta del Consejo Andaluz de Participación de las Mujeres
«La 'militancia del WhatsApp' está haciendo mucho daño al feminismo»Argentina asentada en Málaga desde 1988 y exdeportista de élite, destaca la tradición feminista local y su trabajo en generar consensos
Andrea Barbotta es la voz de las asociaciones de mujeres en la Junta de Andalucía: es la vicepresidenta de la institución que aglutina al movimiento ... feminista de la región –el presidente es Juanma Moreno, así que, de facto, ella es la primera espada–. Advierte de que será difícil que se repita la afluencia que tuvo la manifestación del 8M, Día Internacional de las Mujeres, en 2018, pero agrega que ese año se marcó tal hito que estas marchas nunca más estarán nutridas sólo de las feministas más politizadas: la conciencia igualitaria es el nuevo sentido común de mujeres de todas las edades, ideologías y clases sociales. También advierte de que la tensión reivindicativa puede decaer por las nuevas formas de relación de las más jóvenes, menos en el cara a cara y más por las redes, lo que amenaza al mundo asociativo.
–Sólo una convocatoria para el 8M y un solo manifiesto en Málaga. ¿Cómo es posible? En otros sitios es imposible la unidad.
–Málaga tiene una gran tradición feminista y siempre se ha trabajado sobre el consenso. Nosotras, sobre las cuestiones importantes, no votamos, consensuamos. Además, nosotras siempre hemos seguido la agenda feminista, lo que a veces nos ha llevado a quienes también somos militantes en sindicatos o partidos políticos incluso a enfrentarnos ideológicamente a lo marcado por nuestras organizaciones. Los grupos que en Málaga no están dentro de la agenda feminista son minoritarios.
–¿Qué es la agenda feminista?, ¿cuáles son sus puntos clave?
–La abolición de la prostitución, que no se permitan los vientres de alquiler, que son ilegales en España, pero legales en otros países, lo que hace posible la inscripción como hijos de niños que han nacido fuera y esclavizando a mujeres pobres. Y, por supuesto, la abolición del género, porque lo que ahora algunos definen como mujer es justamente lo que nosotras consideramos estereotipos. Que yo lleve falda, o no, que me pinte, o no, juegue al fútbol o con muñecas, o no, son roles de género, lo que nosotras queremos abolir. El género es una de las patas que sostienen al patriarcado y si queremos acabar con él, también tenemos que acabar con el género. Una mujer es una hembra adulta humana, no es otra cosa.
–Les pueden acusar de adueñarse del feminismo. ¿Una persona partidaria de regular la prostitución no es feminista?, ¿las transinclusivistas no son feministas?
–No voy a decir quién es feminista, o no. Pero la prostitución no es un trabajo, es esclavitud de las mujeres, igual que el asesinato es la violencia extrema que se ejerce contra las mujeres. Ninguna mujer elige prostituirse. El 98% de las mujeres prostituidas no son personas con un piso en Marbella, sino que provienen de la trata.
–¿Pero es tal la amenaza que ven en la ley trans como para denunciarlo en el manifiesto, cuando saben que es una cuestión tan divisiva dentro del movimiento?
–Es el borrado de las mujeres. Y no es una frase hecha. Si para ser mujer sólo tienes que decir que lo eres nos están borrando a las mujeres.
«Los gays y más aún las lesbianas se están dando cuenta de que el 'lobby trans' los está borrando»
–La canción 'Zorra' ha mostrado otra ruptura entre el feminismo y el movimiento LGTBi: las feministas dicen que la canción sólo les gusta a los gays. Sorprende, porque la homofobia es una expresión del machismo.
–Es que hay una ruptura dentro del propio movimiento: los gays y más aún las lesbianas se están dando cuenta de que el 'lobby trans' los está borrando. El colectivo tendría que hacérselo mirar y saber realmente quiénes son sus aliados y sus aliadas en esta situación en la que nos encontramos. Ellos mismos han sufrido desplantes o acoso por no defender la ley trans o no estar de acuerdo con determinados aspectos de esta norma.
–Su manifiesto del 8M denuncia el paso atrás para las mujeres en la ley de transparencia de la Junta.
–En la cuarta conferencia de mujeres de Beijing en 1995 se llegó a la conclusión de que la única forma de avanzar en políticas de igualdad es legislar de forma transversal. Y eso fue lo que refrendaron los países. En España, cuando se hizo la ley de igualdad estatal y a continuación la de Andalucía, se recoge cómo se va a controlar que esas medidas se lleven a cabo. En la Junta se fija que una comisión formada por expertos de la Consejería de Economía y Hacienda y el Instituto Andaluz de la Mujer revisarían las políticas. El nuevo decreto elimina la comisión y ahora sólo la Consejería de Hacienda verificará si hay políticas de igualdad. Es algo sumamente grave.
–¿Qué expectativas de afluencia hay para la manifestación de mañana?
–La de 2018 fue un hito histórico y es difícil que se vuelva a repetir pronto. Pero eso no lo considero un fracaso. Antes de 2018 salíamos un grupo muy reducido. Fuera de nuestro entorno nadie sabía lo que era el 8M, más allá de los sindicatos, que fueron los primeros que salieron a manifestarse ese día, hasta que llegó un momento en que nos dieron a nosotras la organización de la jornada porque entendían que dejaba de ser algo sindical para ser algo más del feminismo y de las mujeres. Pero 2018 marcó un hito y ya no vamos ver manifestaciones como las anteriores a ese año. Ahora ya se han incorporado mujeres de todos los partidos, de todas las ideologías, de todas las clases sociales y de todas las edades.
–¿Cómo mantener la tensión de estos años en el feminismo?
–Hay mucha gente joven, muchos movimientos, que mantienen esa tensión, pero creo que estamos un poco dispersas. Y es que la forma de relacionarse las mujeres más jóvenes no es la misma. Me parece que la gente joven ya no cree en el movimiento asociativo y éste está un poco envejecido. La que yo llamo 'militancia del WhatsApp' está haciendo mucho daño al feminismo.
«El Pacto de Estado y su dotación económica fue un gran logro del feminismo. Pero hay que medir hasta qué punto el dinero va a las medidas y a los fines que se persiguen»
–No lo dicen así en el manifiesto, pero es lo que subyace: defienden auditar el gasto del Pacto de Estado contra la violencia.
–El Pacto de Estado y su dotación económica fue un gran logro del feminismo. Pero hay que medir hasta qué punto el dinero va a las medidas y a los fines que se persiguen, porque el año pasado murieron asesinadas 54 mujeres.
–Usted también es deportista. ¿Qué desigualdad sufren las mujeres en el deporte?
–España ha mejorado desde los Juegos de Barcelona: había que ganar medallas y se invirtió, pero no porque se pensara que las mujeres también competían. De todas formas, la mujer siempre ha estado por debajo en el deporte. Hasta tal punto que sólo en la ley de 2022 se recoge que a una deportista profesional si se queda embarazada se le respetará su contrato y sus patrocinadores.
–Este año el gran hito feminista ha sido la selección de fútbol y Jenni Hermoso.
–Lo disfruté muchísimo, aunque es lamentable que lo que se ha conseguido, que no es todo, se haya hecho a partir de un abuso a una jugadora. Fíjate la impunidad de determinados hombres, que Rubiales no tuvo ningún reparo en hacerlo delante de millones de personas. Imagínate lo que podía hacer en privado. Hay quien se ha quejado de que en una Copa Davis se nombrara a una jefa de equipo porque cómo iba a entrar una mujer al vestuario de hombres. Yo jugué al hockey 35 años y sólo tuve entrenadores hombres y siempre entraban y siguen entrando al vestuario, unos con más educación y otros con menos. ¿Nosotras lo tenemos que aguantar y ellos no? Es el problema de siempre: hay una tarta para repartir; históricamente la han tenido ellos, ahora las mujeres decimos que somos la mitad, no pedimos permiso y tomamos nuestra parte. Hay algunos que no lo asumen.
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