Un viaje a las cloacas del Estado

El periodista malagueño Antonio Roche acaba de publicar el libro 'Matar a Rajoy', donde defiende otra tesis sobre este caso y apunta a un «atentado fallido» que habría sido promovido desde la cloacas del Estado por una presunta trama criminal integrada por políticos, policías, jueces, fiscales, forenses, funcionarios o abogados. Para sostener esta hipótesis, el autor se basa en el conocido como expediente Royuela, que contiene unos 30.000 documentos manuscritos por los principales cabecillas de esta banda, y en su propia investigación periodística.

Con este caso como 'percha', Roche se adentra en el análisis de esta presunta trama criminal, que habría operado entre finales de los años ochenta y 2006 y que presuntamente tendría a sus espaldas 1.136 víctimas mortales –una suma superior a las provocadas por las bandas terroristas ETA, Grapo, Terra Lliure y GAL–.

«Una banda que hace pasar por muertes naturales o accidentales lo que son operaciones dirigidas a acabar con periodistas, políticos, jueces, empresarios o gente anónima. Muy pocos de estos asesinatos son de forma violenta, sino que los hacen pasar por accidentes manipulando los frenos de los coches o inoculándoles sustancias que provocan la muerte por parada cardiorespiratoria», explica el autor, quien añade que estos asesinatos se habrían cometido por cuestiones sentimentales, ideológicas, empresariales o por encargo de terceros.

El teniente general del Ejército y exvicepresidente del Gobierno Manuel Gutiérrez Mellado; el magistrado Marino Barbero, que instruyó el caso Filesa por financiación ilegal del PSOE; el periodista Antonio Herrero, que falleció en Marbella; el escritor Terenci Moix; el expresidente de la CEOE Carlos Ferrer Salat; o el exjugador de waterpolo Jesús Rollán Prada habrían sido algunas de las víctimas mortales de esta trama criminal en cuya cúpside estaría presuntamente el que fuera fiscal jefe de Barcelona, hoy ya jubilado, José María Mena, y su compañero del Ministerio Público Carlos Jiménez Villarejo, según se recoge en el libro en base a la documentación del expediente Royuela.

Unos manuscritos con los que Antonio Roche se topó navegando en Internet (donde son públicos y a disposición de quien quiera consultarlos) y a los que en un principio no les dio mucha credibilidad porque le parecieron «una historia de ciencia-ficción», aunque posteriormente y tras profundizar en los mismos y contextualizar lo que allí se recogía «vi que aquello me iba encajando y comprendí que no era un bulo sino unos hechos ciertos».

Eso le llevó a contactar con la familia Royuela, a la que comentó su intención de publicar este libro que, tras el rechazo de una editorial nacional, ha editado la malagueña Última Línea –primero en coedición con el autor y ahora va a lanzar una segunda edición–.

Sobre el hecho de que el caso de esta trama –que también operó en Málaga o contra malagueños anónimos en varias ocasiones– no haya trascendido antes, Antonio Roche sostiene que en su momento los cabecillas «tenían poder y controlaban el poder; ahora ya no están en el poder y por eso se ha abierto una brecha importante para que aflore lo ocurrido y son muchos los medios alternativos a los tradicionales que se están haciendo eco».

«El libro sirve para reflexionar sobre cosas que ocurren y permanecen totalmente ocultas hacia la sociedad. Sirve para que la gente piense hasta dónde pueden llegar los poderes, camuflados en las cloacas del Estado», sostiene Roche, quien entronca este episodio con los movimientos que propugnan un nuevo orden mundial.