Así viven los aspirantes MIR la cita con el examen: entre los nervios y la ilusión

«Con muchos nervios, pero también con mucha ilusión». Así dijo encontrarse Daniel David Medina, un joven cubano que terminó la carrera en 2020 y que durante el último año y medio ha estado trabajando en un centro de salud de la provincia de Córdoba, instantes antes de que se abrieran las puertas de la facultad malagueña para el llamamiento.

Aunque era la primera vez que se presentaba ya que se licenció en Medicina el pasado año, Begoña afirmó estar «más tranquila de lo que esperaba» y confiaba en hacer una buena prueba. «Es un examen más, no hay que darle más importancia», manifestó mientras se dirigía a una de las varias aulas habilitadas con la esperanza de poder acceder a la especialidad que anhela: aparato digestivo.

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«Mi objetivo es una especialidad médica, no quirúrgica. No tengo claro cuál quiero ya que me gustan endocrinología, cardiología, digestivo...», expresó Ana Andrade, una jiennense que ya es residente y que quiere optar a otra especialidad. Esta joven ya se ha curtido en la asistencia médica en los centros de salud de Huelin y Trinidad y en el Hospital Regional (antiguo Carlos Haya).

Estos tres profesionales, al igual que el resto de candidatos, han estado acompañados en la espera por familiares y amigos, quienes también han vivido con nervios e ilusión la cita con este examen conscientes de que los aspirantes se juegan su futuro en la plaza soñada cuando empezaron a estudiar Medicina. «Hoy es un día importante para ellos y también para nosotros, pero confiamos en la preparación que han hecho», apostilló Macarena Martín, minutos después de que su sobrino entrara al aula.