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Málaga, a reventar de gente en el puente de diciembre
El buen tiempo y el ocio navideño echan a la calle a miles de malagueños y visitantes. El centro vivió escenas de lleno total, pero con la cara B del tráfico, casi colapsado en muchos momentos de la jornada
Era un día para echarse a la calle. Y eso hicieron Ana, María y Rosa, tres amigas que celebraron su comida de Navidad este sábado, ... se montaron en el bus turístico, se fueron a tomar un vino dulce en los puestecillos de Sabor a Málaga, luego estuvieron viendo el espectáculo de luces de Calle Larios y cerraron el día yéndose de cena. Ése fue el plan de estas tres malagueñas, de otros muchos vecinos de la ciudad, y de los visitantes, tanto de otras provincias de España como de otros países. Un sol espléndido, más de veinte grados de temperatura, el atractivo visual que ofrece la Navidad, además de la buena comida, la compañía de amigos y familia y lo más importante: días libres. Ése fue el cóctel que este sábado llenó el centro de Málaga, hasta el punto de que hubo momentos de colapso del tráfico, sobre todo a mediodía en los accesos al cogollo de la capital, y también por la tarde.
Por la mañana, se dieron cita en el centro personas que aprovecharon para adelantar las compras para las próximas comidas navideñas, como Aurelio Baeza, que se surtía de gambas en un puesto de Atarazanas: «Estoy comprando alguna cosa que sé que se va a necesitar en las fiestas. Hay que aprovechar, que luego siempre suben algo los precios». Desde 'Pescados El Ruina' afirmaban: «Este año los clientes están siendo más valientes porque están comprando más cantidad y parece que no preguntan tanto por los precios». Y en 'Pulpos del Sur' añadían: «La gente viene corriendo, rápido, para que no les quiten su marisco».
Pero a Atarazanas no sólo se iba a hacer la compra. También a comer. Quizás más que cualquier otro sábado, a tenor de las colas que había ante los puestecillos. Ahí estaban Tomi Núñez Parrilla y sus amigas, todas de Ciudad Real: «Nos han dicho que en estos puestos se come muy bien. Hemos venido todo el puente para ver las luces. Es todo precioso y el tiempo es maravilloso». Y no eran las únicas visitantes procedentes de esta provincia castellano-manchega: también Domingo Cano y su familia venían de allí, aunque ellos habían decidido comer a pie de playa, en un chiringuito de La Malagueta, junto a algunos valientes tumbados sobre la arena en bañador a poco más de diez días de que entre oficialmente el invierno: «Venimos al concierto de Hans Zimmer y hemos aprovechado para pasar el puente aquí. No conocíamos Málaga y esto es el paraíso. Diciembre y en manga corta... los que venimos del frío lo agradecemos, aunque sabemos que no es lo normal». Ana González, de 24 años, y su familia, también estaban en la ciudad -en su caso desde Asturias- para disfrutar del mismo músico autor de bandas sonoras y que tan poco se prodiga sobre los escenarios: «Es mi regalo de cumpleaños», confesó la joven. Y, de paso, dice la madre, disfrutan de la capital de la Costa del Sol en esta extraña pre-Navidad a más de veinte grados.
Encantados los asturianos y los mesetarios, pero sobre todo Audrey y su media docena de amigas con las que ha venido desde Irlanda a Málaga a celebrar cumpleaños y cuatro décadas de amistad: literalmente se estaban torrando al sol en un Muelle 1 animado como tantas veces a lo largo del año: «Este lugar es fantástico. Este tiempo es fabuloso. En Irlanda hace frío y el tiempo está tormentoso», reían, junto a la multitud que paseaba en tirantes, pantalones cortos e incluso hacía uso del abanico.
Con tanta gente en el centro, además de problemas en los accesos por carretera, también había problemas para encontrar sitio para comer, especialmente en los lugares más populares. Colas en 'Casa Lola,', por ejemplo, o en 'Los Mellizos'. Ante el primer establecimiento estaban Rosa María Fernández y José Carlos Gutiérrez, de La Línea de la Concepción (Cádiz): «Nos llamaban la atención la luces y también veníamos a ver el casco histórico, que no lo conocíamos. Nos parece precioso, tiene mucho ambiente». En 'Los Mellizos', uno de los camareros comentaba que este puente les está yendo «requetebién», con mucho más negocio que un sábado normal, por la mucha gente que hay de vacaciones y que ha escogido Málaga para pasarlas.
También había quien alargaba el aperitivo en Antigua Casa de Guardia, como Marí Carmen Pérez y sus amigos, de Córdoba, para quienes venir a Málaga en este puente ya es una tradición con la que llevan cumpliendo cuatro años. Junto a ellos, en las calles que rodean este señero establecimiento, decenas de personas con su vaso de vino y su tapa.
«Hay demasiada gente en el centro, está saturado, no se puede disfrutar de él ni en estas fechas ni en Semana Santa»
La cara B de todo esto la expresaron un par de parejas que aprovecharon la mañana para hacer compras, bien por necesidad, bien para adelantar los regalos de las próximas fiestas. Mario Hernández y Esmeralda Coleto, de Torremolinos, confiaron a SUR: «Hemos venido a recoger unos paquetes y nos vamos a comer a las afueras de Málaga, a Teatinos o por ahí. Hay demasiada gente en el centro, está saturado, no se puede disfrutar de él ni en estas fechas ni en Semana Santa». En la misma línea, Cristóbal Barrionuevo y Toñi Gutiérrez, también malagueños, cargados de bolsas de regalos, se quejaban: «Estamos buscando sitio para comer, pero no hay», decían a dos pasos de 'Los Mellizos'. «Vamos a ver en el Soho», añadían: «Ya no se puede hacer lo de antes: bajar al centro a comprar y luego quedarte a comer por aquí. Hay mucha gente. Para los malagueños está saturado».
«Aquí se puede andar, en Sevilla no cabe un alfiler. Además, aquí hasta de día se ve que es Navidad por cómo son las luces»
Pero Paola Vivancos, residente en Sevilla y de visita en la ciudad para ver a su tía, Málaga estaba ayer mejor que la hispalense: «Aquí se puede andar, en Sevilla no cabe un alfiler. Además, aquí hasta de día se ve que es Navidad por cómo son las luces, que también son visibles al sol; en Sevilla no se ven, aunque quizás aquí habría que aconsejar que 'menos es más', porque está todo un poco recargado».
«Antes la Navidad era de los malagueños y ahora es de todo el mundo. Tiene su parte buena, porque la compartimos, pero también la mala, que es que están subiendo los precios de los bares del centro»
Locales y de todas partes llenaron ayer Málaga. Y nadie como Francisca Madrona y sus amigos -estos, en otra cola, en la de para llevarse el típico chocolate con churros de Casa Aranda, porque había otra para esperar mesa- definió mejor lo que ha pasado en la ciudad y con estas fechas: «Antes la Navidad era de los malagueños y ahora es de todo el mundo. Tiene su parte buena, porque la compartimos, pero también la mala, que es que están subiendo los precios en los bares del centro». Para Mario Parras y su familia, que ya habían dado buena cuenta de los manjares de ese establecimiento tan típico y tradicional («el chocolate apetece más por las fechas que por el frío, porque no lo hace», ironizaban), «Málaga ha tenido una evolución impresionante en gente y en espectáculo». Los Parras son de Torredelcampo (Jaén) y saben de lo que hablan, porque llevan 25 años viniendo a Málaga: «Es una ciudad para venir, se nota que han luchado por ella».
«Lo había visto muchas veces por la tele. Pero en vivo es espectacular. Me quedo sin palabras»
Mucha gente viene a la ciudad por las luces. Y el espectáculo mayor es el que ofrece la Calle Larios. A las horas a las que está programado, la zona se colapsa. Literalmente. Qué agobio vivieron ayer unas mujeres que se quedaron atrapadas y que necesitaban coger un autobús para volverse a su pueblo. Pero al tiempo que se vivía ese mal rato, había gente, mayores y niños, bailando al ritmo de las canciones que amenizan el arte lumínico o inmortalizando el acontecimiento con móviles. «Lo había visto muchas veces por la tele. Pero en vivo es espectacular. Me quedo sin palabras», decía Alfonso Jiménez, de un pueblo de Huelva y de visita en Málaga para celebrar el cumpleaños de una amiga. Ante el mogollón, la abuela de Samuel y Manuel, dos pequeños maravillados con la Navidad, decía: «Somos muchos, pero eso es bueno; aquí vivimos de eso». Ajenos al negocio que generan estas fechas en la ciudad, los niños valoraban: «Es bastante bonito». Aunque su tita Marina revelaba qué es lo que más les gusta a los niños: los puestos del Parque, sobre todo los buñuelos con bien de chocolate, el algodón de azúcar y los petardos.
Precisamente, esa zona de la ciudad huele a chocolate y tiene como banda sonora las bombetas que van estallando los pequeños, como las hijas de María Rivas, que de ahí se dirigían al espectáculo del Jardín de la Concepción, caminando entre la gente que también completaba sus belenes y adornos navideños en los puestecillos abiertos al efecto.
Justo enfrente está la feria Sabor a Málaga daba la posibilidad de llenar la nevera con las viandas típicas de la provincia. «Los visitantes que vienen de fuera de la ciudad compran algún detalle, pero los de aquí suelen hacer la compra para Navidad; es costumbre hacerlo así», explicaba María Aldana, que atendía en el puesto 'Quesos Santa María del Cerro'. Las hermanas Ramos, de El Palo, eran unas de esas malagueñas que llevaban bien de bolsas con pan, aceite, patatas, vino, queso... «Son buenos productos. Hay que gastar aquí».
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