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Hace unos días, el Consejo Andaluz de Enfermería y el Sindicato Médico Andaluz iniciaron un conflicto después de que los segundos, a través de un ... comunicado, criticaran un decreto del Gobierno que autorizaba a los enfermeros a recetar ibuprofeno y paracetamol en caso de fiebre. Aunque con palabras menos gruesas, el Colegio de Médicos de Málaga también se ha posicionado en contra, algo que el Colegio de Enfermería de Málaga no comprende. Su presidente, José Miguel Carrasco, sostiene que esto ya sucedía, y que por tanto es una polémica que no tiene que ver con la práctica en sí, sino con otras cuestiones.
-El Gobierno aprobó un decreto hace unas semanas que les permitía recetar medicamentos. Eso no ha sentado bien a los médicos.
-Es una reivindicación de hace muchísimo tiempo el disponer de un marco legal en el cual los enfermeros podamos prescribir los productos que nosotros habitualmente utilizamos. Nosotros, como enfermeros, no queremos utilizar fármacos o productos sanitarios que no correspondan a nuestro ámbito de actuación. Cuando sale la ley de prescripción o indicación de producto sujeto a prescripción médica por parte de los profesionales de enfermería, se decide que hay que desarrollar una serie de vías clínicas en las que se puedan prescribir una serie de productos en determinadas situaciones. ¿Cuál es el último que se ha aprobado? El que hace referencia a la fiebre y que permite a los profesionales de enfermería prescribir ibuprofeno de 400 miligramos y paracetamol, productos que cualquier ciudadano puede comprar libremente.
-Ambos en la farmacia sin receta...
-Son productos sujetos a libre dispensación por parte de la farmacia. Este decreto lo único que hace es que, en una determinada situación como es la fiebre, señala cuáles son las indicaciones farmacológicas para esa situación y poder así indicarlas por parte del personal de enfermería. Eso es lo único que hay. ¿Que en las mismas condiciones un ciudadano puede ir a la farmacia a comprarlo sin ese documento? Sí. Esa es la realidad. Pero yo siempre digo que lo mejor es ir a un caso concreto. Fíjese, por ejemplo, la situación de que en el ámbito de la pediatría, un niño llega a la puerta de urgencias con fiebre, y el profesional de enfermería es el responsable de la clasificación de ese niño. Según esa vía clínica, ese profesional le podría indicar esa prescripción; es decir, le podría dar ese paracetamol o ese ibuprofeno para bajarle la fiebre hasta que el circuito correspondiente de urgencias lo atienda. ¿Qué evitamos con eso? Que el niño sufra una convulsión.
-He hablado con varios enfermeros que no entienden la polémica, que dicen que en realidad ellos ya prescribían a la práctica.
-Sí, sí. Andalucía siempre ha tenido un desarrollo muy por delante en el marco de la prescripción; los enfermeros andaluces ya éramos prescriptores desde hace mucho tiempo, desde legislaturas políticas anteriores. Con el requisito de estar un año trabajando para la administración, de oficio se te consideraba enfermero prescriptor. Si no cumplía ese año, teóricamente con una actividad formativa te podrían otorgar esa condición de prescriptor. Y nosotros tenemos en nuestro marco del SAS, por decirlo de alguna manera, una serie de productos, entre ellos el ibuprofeno, que ya estaba reglado para que lo recetáramos. Es decir, que eso existía ya en alguno de los casos. El decreto ha dado un marco nacional para que todas las comunidades autónomas jueguen en la misma división. Hasta ahora, cada una de las comunidades era libre y tenía sus propias competencias para regular el marco prescriptor por parte del enfermero.
-Es decir, que en Andalucía ya había enfermeros prescribiendo antes de este decreto.
-Yo siempre le pongo tres ejemplos a todas las personas para decirle qué queremos prescribir y qué no. Son en realidad aquellos productos que son necesarios para nuestra actividad y nuestro oficio: el suero fisiológico, que es agua con sal, es un producto sujeto a prescripción médica. Es decir, que si yo voy a lavar una herida tendría que ir a un médico a decirle que me prescribiera el suero fisiológico, cuando puedo ir directamente a la farmacia y comprarla. Otro caso; si yo voy a suturar una herida, lo lógico es que lo haga sin dolor, porque el usuario tiene derecho a que se le atienda sin dolor. El tercer caso es el sondaje vesical, porque cuando nosotros vamos a realizarlo, lo lógico es que lo hagamos con un poquito de lubricante. Pues ese lubricante biológico también está sujeto a prescripción. Con lo cual son tres detalles en los que nosotros decimos, ¿y por qué no podemos prescribir eso legalmente?
-Imagino que tiene una respuesta para esa pregunta.
-Mire, esos son intereses de cada colectivo. En estos momentos la profesión médica no es la única profesión prescriptora. No es cierto. Está el odontólogo, que tiene plena potestad para prescribir y están los podólogos, que tienen plena potestad para prescribir en su ámbito y nadie se rasga las vestiduras. El ciudadano está convencido de que esos profesionales lo atienden bien.
-Vuelvo a hacer la pregunta. ¿Por qué vemos una respuesta tan furibunda a algo que ya está ocurriendo?
-Pues lo único que me planteo son intereses corporativos, aunque mal entendidos porque nuestros intereses corporativos tienen que estar siempre después de los intereses del ciudadano. Tenemos que dejar un poquito a un lado nuestros intereses corporativos. Estamos en el siglo XXI y hoy en día la salud no solamente es de una profesión, es patrimonio de las once profesiones sanitarias. No podemos hacer uso partidista de esta cuestión. Podríamos hablar de cuestiones mezquinas, del interés de la prescripción o del interés sindical...
-Pero el Colegio de Médicos de Málaga, por ejemplo, sin recurrir a ese alarmismo, también ha dicho que le parece mal este decreto.
-Es incongruente porque ellos participaron en su momento en la famosa ley de prescripción e indicación de uso de productos sanitarios por parte de los enfermeros. ¿Qué ocurre? Que posteriormente, por arte de birlibirloque, cambiamos las opiniones y donde dije digo, digo Diego.
-Hay quien dice que este decreto se publica para ahorrarse contratar a más médicos.
-Hay que tener meridianamente claras las competencias de un profesional de la medicina y de un profesional de la enfermería. Las del primero son el diagnóstico, el tratamiento y la atención. Nosotros somos los profesionales de los cuidados. Nosotros no queremos curar a nadie. Queremos ponerlo en las mejores condiciones para que esa curación sea posible. Las once profesiones sanitarias tenemos un fin y hay que dar cabida a todos dentro de su ámbito competencial. Cada uno puede sacar la interpretación que quiera, pero ahora mismo incluso la OMS entiende que en un mundo que está cada vez más cronificado, que la edad cada vez va a más, y que las enfermedades invalidantes son cada vez mayores, es el campo de la enfermería el que puede dar sostenibilidad al sistema sanitario en el modelo que hay actualmente, y sobre todo con las necesidades que tiene la población. Esa es nuestra forma de pensar.
-Más allá de este conflicto. ¿Cuál es la relación real de los médicos y las enfermeras en el día a día?
-Como en todas las relaciones, por lo general son buenas salvo situaciones personales, derivadas no de la profesión, sino de la condición humana de cada una de las personas. Yo me llevo excelentemente bien con todos los médicos y con todos los otros compañeros de profesión que ejercen en otro ámbito y con los que compartimos espacio. Pero a nivel institucional, las declaraciones que hacen los representantes de grupos de determinadas profesiones hacen mucho daño, y no solamente a las profesiones implicadas; hacen mucho daño a la salud. ¿Por qué? Pues porque el ciudadano puede ver en esto un conflicto entre quienes le tienen que dar respuesta a sus problemas. Ven que están dedicando todo su esfuerzo a discutir, a discrepar entre profesiones, en lugar de darle respuesta a las necesidades que tienen esas personas.
-¿Cree que el trabajo de los enfermeros está infravalorado?
-Sí. Uno de los principales objetivos que nosotros pusimos encima de la mesa era el reconocimiento social. Existe un reconocimiento particular del paciente a 'su' enfermero, pero no como colectivo. No entendemos ese reconocimiento ni por parte de la sociedad, ni por parte de las instituciones, ni por parte del empleador privado, al que también hay que ponerlo en esta situación.
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