Gran paso contra el cáncer de mama avanzado: investigadores de Málaga logran frenar la patología hasta 16 meses
Un nuevo fármaco y el uso de análisis de sangre para detectar la resistencia tumoral al primer tratamiento consiguen casi duplicar el periodo en el que esta patología no progresa desde los nueve meses iniciales
Nueva esperanza frente al cáncer de mama, una de las patologías más incisivas y correosas que existen en medicina. Un equipo internacional de investigadores, entre ... los que se encuentra el oncólogo médico del Hospital Universitario Virgen de la Victoria y de IBIMA Plataforma Bionand, Javier Pascual, ha logrado resultados muy prometedores que podrían ayudar a cambiar el tratamiento del cáncer de mama avanzado y, por tanto, marcar un hito en la lucha médica contra este mal. Hoy se han conocido los resultados del ensayo clínico de fase III Serena-6, que demuestran que cambiar de forma temprana a un medicamento de nueva generación denominado camizestrant puede doblar el tiempo de control de la enfermedad en algunos pacientes, si se compara con la terapia habitual y convencional con hormonas. El cambio se produce, únicamente, gracias a un análisis de sangre y a un nuevo fármaco.
En concreto, al detectar con un análisis de sangre la resistencia tumoral al tratamiento sin que se haya producido aún crecimiento del tumor por técnicas de imagen, se puede realizar un cambio del tratamiento hormonal habitual al fármaco camizestrant y alargar de nueva a dieciséis meses el periodo en el que el cáncer no avanza.
El Clínico e IBIMA conforman un centro máximo reclutador en este estudio internacional. Los resultados han sido publicados en el New England Journal of Medicine y fueron mostrados en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO 2025).
En Málaga, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), se detectaron en 2024 1.283 casos de cáncer de mama, frente a los 1.258 de 2023, lo que indica que la enfermedad no deja de crecer en la provincia.
En muchas pacientes con cáncer de mama avanzado «ER-positivo/HER2-negativo» (es decir, tumores que crecen gracias a las hormonas y no por la proteína HER2), el tratamiento habitual resulta de combinar un inhibidor de la aromatasa (reduce la producción de estrógeno), con un fármaco que frena la división celular (inhibidor de CDK4/6). El tratamiento hormonal, que se llama, funciona bien al principio, pero en cuatro de cada seis casos el tumor aprende cómo evadir la falta de hormonas gracias a mutaciones en un gen llamado ESR1. Cuando ello ocurre, los fármacos dejan de hacer efecto y el cáncer crece.
La idea del estudio es sencilla a la par que revolucionaria: detectar esas mutaciones de resistencia antes de que el tumor crezca con un TAC o exploración por imagen. Así, cada dos o tres meses se analiza la sangre de las pacientes en busca de fragmentos de ADN tumoral circulante (ctDNA). Cuando se identifica una mutación en el gen de marras, en lugar de aguardar a que el cáncer avance, se cambia de inmediato al nuevo fármaco, camizestrant, «un tratamiento hormonal que ataca directamente el receptor de estrógeno, destruyéndolo por completo y venciendo así la mutación».
En el estudio han participado 3.256 mujeres con cáncer de mama avanzado que habían recibido durante seis meses el tratamiento hormonal estándar, de las que 315 desarrollaron mutaciones en el gen ESR1, todas ellas detectadas gracias a un análisis de ADN tumoral en sangre. Un grupo de estas, un total de 157, al detectarse la mutación en el torrente sanguíneo, comenzó a tomar camizestrant, mientras que otras 158 siguieron con la terapia hormonal habitual hasta que la progresión del tumor se hizo visible en imagen. En el primero de los grupos, el cáncer no avanzó durante 16 meses, mientras que en el segundo, estuvo paralizado mucho menos: 9,2 meses. El medicamento nuevo redujo, por tanto, un 56% el riesgo de que la enfermedad empeorara o causara la muerte en el periodo de seguimiento.
Ello supone un aumento de la calidad de vida de las pacientes. Quieres recibieron este fármaco tardaron 23 meses en notar un deterioro de su salud, frente a los 6,4 meses de quienes siguieron la terapia anterior.
Adelantarse a la progresión del tumor
Javier Pascual señala que «al adelantarnos a la progresión del tumor gracias al análisis de ADN en sangre, conseguimos semanas o meses adicionales de control de la enfermedad y de calidad de vida para las pacientes. Camizestrant es la primera terapia hormonal capaz de degradar por completo el receptor de estrógeno, incluso cuando éste sufre una mutación. En lugar de esperar a que el tumor 'se vea' en un escáner, atacamos directamente la causa de la resistencia».
Este medicamento marca la diferencia porque actúa de una manera completamente nueva frente a los tratamientos habituales. Mientras estos últimos bloquean la producción de estrógeno o impiden que las hormonas activen el receptor, camizestrant destruye por completo el receptor de estrógeno, de modo que ni su forma normal ni su versión mutada pueden alimentar el crecimiento del tumor, convirtiéndose en un enfoque directo clave, ya que evita que las células cancerosas encuentren una vía de escape cuando el receptor sufre mutaciones que antes hacían inútil la terapia.
Además, la forma de saber si el cáncer empieza ser resistente es sencilla y cómoda gracias al análisis de sangre que se hace cada dos o tres meses, encendiendo una alarma temprana que permite cambiar el tratamiento antes de que el tumor vuelva a crecer en las pruebas de imagen, con lo que la oncología deja de depender exclusivamente de TAC o resonancias para saber si el cáncer avanza.
Por último, los efectos secundarios del fármaco son más suaves, aumentando la calidad de vida.
Medicina de precisión
El ensayo, en cualquier forma, abre aún más la puerta a la medicina de precisión, basada en biomarcadores detectables en sangre, prolongando el control tumoral, mejorando la calidad de vida y generando nuevos horizontes de curación médica en otros tumores como pulmón, próstata u ovario, ya que en estos también surgen mutaciones de resistencia detectables en sangre. Ello supondría un cambio de paradigma en el manejo de múltiples tipos de cáncer.
«Este ensayo demuestra que podemos adelantarnos a la progresión del tumor identificando mutaciones en sangre. Gracias a ello, los pacientes cambian a un fármaco más eficaz justo cuando su tumor empieza a despertar, logrando así semanas o meses de control adicionales sin grandes efectos secundarios. Es un paso adelante para la medicina de precisión», concluye Pascual.
Los investigadores van a estudiar ahora el impacto a largo plazo de esta estrategia, así como protocolos de seguimiento más frecuentes para detectar mutaciones aún antes. Además, se diseñarán nuevos ensayos para comprobar si otros cánceres responden de la misma manera al cambio de fármaco guiado por análisis de sangre. Si ello se confirma, dice IBIMA, «podríamos estar ante un nuevo estándar de cuidado oncológico en el que la biología de cada paciente marque el rumbo del tratamiento».
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