Las trabas burocráticas frenan la llegada de gasolineras 'low cost' a Málaga
La provincia está entre las que tienen menos surtidores de este tipo, lo que se traduce en precios medios más altos de la gasolina y el gasóleo
Si suelen viajar por carretera lo habrán notado: repostar fuera es generalmente más barato que hacerlo en Málaga. Incluso en ciudades con un poder adquisitivo ... más elevado, el combustible suele ser más económico. El Geoportal de estaciones de servicio del Ministerio para la Transición Ecológica no deja lugar a dudas, y muestra que la capital malagueña está entre las más caras de las urbes de un tamaño similar, casi al mismo nivel que Madrid y Barcelona. El combustible más vendido, el gasóleo A, cuesta de media aquí 1,42 euros por litro. En Sevilla es 1,40; en Zaragoza, 1,39 y en Valencia, 1,36, según los datos disponibles en el Geoportal.
Por tanto, dado que la razón no puede ser la lejanía a los centros logísticos (hay uno en Motril y otro en Algeciras), este encarecimiento sólo se puede explicar por la escasa competencia que existe para las llamadas gasolineras abanderadas, que son las que pertenecen a las grandes petroleras. La implantación de gasolineras 'low cost' (aquellas que sólo venden combustible, sin tienda para otro tipo de productos) podría ayudar a equilibrar la oferta, puesto que estas venden a un precio medio que ronda los 10 a 15 céntimos menos por litro. Ello se traduce en una rebaja de entre cinco y 7,5 euros para un depósito medio de 50 litros.
A pesar del fuerte interés que existe en el sector por implantarse aquí, las trabas burocráticas frenan los proyectos, con la capital malagueña a la cabeza de las más difíciles de España. Como término general, abrir un surtidor de este tipo necesita cinco años de trámites, mientras que en otros puntos de España –caso de Madrid, que es de las más favorables– se puede abrir en apenas un año y medio. De ahí que en la capital malagueña apenas exista media docena de surtidores de este tipo, y una veintena en toda la provincia.
Es lo que denuncian operadoras como Plenoil, que ya planean presentar un recurso Contencioso-Administrativo contra el Ayuntamiento de la capital por el bloqueo de las licencias. José Rodríguez de Arellano, consejero delegado de la compañía, advierte de que Málaga es difícil en general como provincia, «pero en la capital es casi imposible montar gasolineras automáticas». ¿A qué se debe? «En Málaga no sólo no se ha aplicado la ley nacional de 2013, de apoyo al emprendimiento, que permite la instalación de gasolineras en cualquier suelo industrial o comercial. Sino que se aplica una normativa municipal que ni tan siquiera está aprobada por el pleno». «Se exige un reglamento tremendamente restrictivo, no acorde con la legislación nacional, lo que lleva a que es prácticamente imposible abrir». Pero además, el Ayuntamiento obliga a los promotores al desarrollo de un plan especial, «por lo que el plazo de los trámites se va a cuatro o cinco años». Como consecuencia, el empresario alerta de que los malagueños soportan precios muy superiores a la media del país.
Al Contencioso
Preguntado sobre la posibilidad de que su compañía demande al Consistorio, Rodríguez de Arellano responde: «En este momento tenemos varios proyectos en Málaga, estamos siguiendo la tramitación que nos exige el Ayuntamiento, con algún proyecto llevamos tres años y nos quedan dos más. Pero en los próximos proyectos que Plenoil presente en Málaga no vamos a ir por el Plan Especial, sino que vamos a solicitar una licencia a través del proyecto, que es correcto, y si no lo admiten tendremos que ir a un Contencioso».
Al respecto, el concejal de Urbanismo, Raúl López, reconoce que el de Málaga es de los pocos ayuntamientos de España que obliga a hacer un plan especial: «No es fácil porque queremos que no sea fácil; montar una gasolinera implica una calificación ambiental que hay que presentar, con todos los trámites. En otros sitios no se piden tantas cosas y luego la gente protesta».
A su juicio, «el trámite al que obligamos es de garantía ciudadana, vamos a favor de los ciudadanos cuando obligamos a pasar tantos filtros». Además, considera que realmente hay pocas peticiones: «No hay una gran demanda». Actualmente, Urbanismo está tramitando dos (la de La Pelusa, que ha generado oposición vecinal, y otra en la calle Paquiro).
Las tradicionales contraatacan con ofertas y paquetes combinados
Las gasolineras tradicionales ofrecen programas de descuentos y ofertas por el uso de su tarjeta, incluso paquetes combinados con otras energías (gas y electricidad), además de la posibilidad de pagar a crédito. Son opciones que no dan las gasolineras «desatendidas», como las llaman, y que pueden compensar la diferencia del precio que está en el tótem. Es uno de los argumentos que esgrime Álvaro Fontes, presidente de la Agrupación Andaluza de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles (Agavecar) para defender su producto frente a la nueva competencia.
«Este es un formato que sólo empeora la calidad del servicio porque están desatendidas, sobre todo para las personas con necesidades, además de que hay más riesgos». Por eso, Agavecar rechaza su instalación y «vigila» que las que se abren cumplan con toda la normativa aplicable al sector. A ello, Fontes añade una advertencia sobre la calidad del combustible y la falta de garantías en caso de avería, «algo que en el caso de una petrolera no ocurre».
«Una gasolinera tarda por la necesidad de los informes sectoriales y los trámites ambientales de la Junta de Andalucía», añade, y advierte de que este tipo de instalaciones tiene una «respuesta ciudadana, por lo que somos muy garantistas a la hora de ofrecer una explicación con todos los trámites ambientales aprobados». «No es una dilación de tiempo sino una garantía para el ciudadano».
Ante la posibilidad de enfrentarse a un Contencioso, responde: «Si un juez dice que hay que cambiar la norma, la cambiaremos; hay legislaciones menos garantistas y si la ley lo ampara, asumiremos lo que la Justicia dicte».
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