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Se van sentando una a una dispuestas a contar su historia más sincera. Empiezan con una sonrisa y terminan con los ojos brillosos por los ... recuerdos y sentimientos que reflejan con sus palabras. No le temen al miedo porque ya se han enfrentado a él: «Se te cae el mundo encima», coinciden todas en su relato. Ellas son una selección de diez mujeres que han pasado o están pasando en estos momentos por un cáncer de mama, en algunos casos en dos ocasiones y con mastectomías y reconstrucciones. Ellas representarán a todas esas pacientes de mama –en Málaga llegaron a ser el pasado 2023 más de 1.200– en el reconocido desfile de la Pasarela Larios gracias a la implicación de la organización del evento junto a la propuesta de la Asociación Española Contra el Cáncer en Málaga. Este sábado 14 desde las 20.45 horas recorrerán los más de 300 metros de longitud de la alfombra roja de calle Larios. Las diez desfilarán de la mano de los cuidados diseños del malagueño Jesús Segado, aunque lo que más brillará en la alfombra será el significado por el que lo hacen: reivindicar y alzar la voz por la lucha contra el cáncer. Ellas harán historia al ser las primeras pacientes de cáncer de mama en tener un desfile dedicado en exclusiva a pacientes oncológicas en esta pasarela malagueña. Ellas no son modelos de profesión, pero sí que son un ejemplo y modelo a seguir en la superación de la enfermedad. No hay duda de que la moda, en este caso, va acompañada de un discurso que vale la pena escuchar este 14 de septiembre. Por eso ellas alzan la voz en esta confesión de sus historias con SUR.
Hace dos años que le diagnosticaron el cáncer de mama y actualmente sigue con el tratamiento de pastillas para la prevención. Tras una doble mastectomía, la malagueña Laura Jiménez está esperando a que le reconstruyan el pecho y lleva una manga de compresión por el linfedema causado por la cirugía. Tenía 42 años cuando le dieron la noticia y, ahora, a sus 44, todavía está reciente en sus recuerdos: «Me lo contaron y no me lo creía. Cuando empiezan las visitas al oncólogo y ves las pruebas es como si te echaran un jarro de agua fría», confiesa. El primero se lo detectaron por un bulto que se notó y a los seis meses le vieron el otro. «En estos dos años mi vida ha cambiado mucho, había un momento en el que yo no me podía ni reconocer porque el tratamiento te deja totalmente fuera de ti. Pero poco a poco lo he superado», asegura Laura Jiménez, que mira el lado positivo de todo: «Conoces a mucha gente y tengo muy buenas amigas que he conocido durante la quimioterapia. Me he dado cuenta de quién está realmente conmigo». Terminando de contar su historia, Laura Jiménez acaba con una gran sonrisa cuando habla de su próximo reto con el equipo Málaga Dragon Boat, con quien viajará para competir en el Mundial junto a otras mujeres afectadas por el cáncer de mama. «A mi esto me ha dado la vida», concluye.
Diecisiete años han pasado y «seguimos adelante». Ramoni Fernández solía hacerse las revisiones rutinarias y a los 42 años le detectaron un bulto en el pecho, «pero lo vieron tan pequeño que no me hicieron caso», relata la paciente jiennense, aunque fuengiroleña de adopción desde hace once años. «A los cinco años de esta prueba empecé a sufrir episodios de fiebre muy alta y no sabían qué era. Resultó ser cáncer de mama. Me hicieron la operación en dos veces, me reconstruyeron el pecho y me pusieron la prótesis, que la rechacé; por eso al final estoy reconstruida de mi propio cuerpo, del dorsal», explica Ramoni. Ella era modista y le dolió tener que dejar su profesión «porque el linfedema lo hacía imposible», pero confirma que hubo algo que le cambió la vida en esos momentos: «Se me vino el mundo encima, pero te digo una cosa, a los cuatro años vino mi primera nieta y luego otro. Ellos fueron la salvación, mi mejor medicina». Ahora colabora como voluntaria en el Hospital Costa del Sol junto a la Asociación Española Contra el Cáncer y lo único que busca es poder transmitir toda esa fuerza de la que ella se armó en su momento: «Llegas a verlas como todas hemos estado: deprimidas, frustradas, haciéndose todo tipo de preguntas... Pero les dejamos claro que el camino hay que recorrerlo, que se puede, hay que ser positiva para superar la enfermedad».
En octubre de 2019 le detectaron a Feli Gaviero un cáncer de mama. Tenía 43 años y lo primero que pensó fue en su familia: «En los abuelos y mis hijos, sólo quería luchar para verlos crecer y lo he cumplido; se han graduado y he podido vivir muchas cosas con ellos», cuenta la malagueña. Tras el primer carcinoma, volvieron a detectarle otro «de forma casual» al hacer la mastectomía. «Ahora estoy reconstruida de las dos mamas y soy feliz haciendo mi vida normal con rutina de deporte y viviendo, que es de lo que se trata. Es verdad que los primeros momentos son los peores, cuando terminas la quimioterapia y radioterapia y en realidad no acaba la carrera de fondo. Te sientes como si te hubiera pasado un camión por encima, pero lo importante es tomárselo con actitud y luchar por encontrarse mejor. Sin duda, el apoyo de familia y amigos ha sido esencial».
Carmen Cortés iba al hospital para realizarse un TAC por problemas intestinales. En cuanto lo terminó le informaron de que tenía que hacerse una ecografía porque le habían detectado un nódulo en la mama. «Se me vino el hospital encima porque yo no me había notado nada en el pecho, era algo que no esperaba y fue un trauma. Estaba en shock. Además, siempre he sido muy miedosa y nadie de mi familia cercana había pasado por un cáncer; yo lo primero que pensé es que me iba a morir», detalla la malagueña. Eso ocurrió cuando tenía 42 años, ahora sigue con el tratamiento de pastillas: «A los diez años tuve una metástasis ósea y comencé de nuevo con el tratamiento hasta hoy, que sigo tomando pastillas», concreta Carmen. El miedo más grande, sus hijos: «Tenían 6 y 15 años y yo no sabía cómo decírselo... Hasta que empiezas a ver la luz se pasa muy mal. Cuando has llegado te das cuenta de que 'se puede', pero el camino es muy duro».
Desde que tenía 16 años, Gema Pérez Recuerda asegura haberse realizado revisiones anuales de ginecología. Y en una de ellas, cuando tenía 38, le detectaron «un bulto de dos centímetros». «En ese momento mi hijo tenía dos años y se me vino el mundo encima». Años más tarde, el pasado 2023, volvieron a detectarle otro: «Me hundí un poco, pero bueno, ahora mi niño tiene 17 años y no me he venido abajo porque tanto él como toda mi familia me necesitan fuerte. Si la otra vez me recuperé, esta también», cuenta Gema con una sonrisa. Ella, torremolinense y diputada nacional, celebra que no ha dejado de trabajar «en ningún momento» y que siempre ha sentido el apoyo de los suyos. Ahora se enfrenta a una pasarela emocionada y con ganas de demostrar lo más importante: «La fuerza y la positividad para afrontar la enfermedad», concluye.
Se notó un bulto en el pecho en varias ocasiones y se dio cuenta de que eso no era nada normal. «Me detectaron el cáncer con los 40 recién cumplidos y me tuvieron que reconstruir el pecho. Todos estos años he estado en tratamiento y, ahora, en mi octava revisión, me han dicho que ha vuelto», reconoce Marga. Esa noticia se la dieron en mayo de este 2024 y asimilarlo no ha sido nada fácil para la malagueña: «Nunca lo aparcas, pero ya pensaba que lo tenía superado. No es fácil volver a recibir la noticia y ver que el mundo que habías construido vuelve a desmoronarse; aunque en estos meses ya he conseguido sobrellevarlo, sé que vamos a caminar juntos y lo vamos a dormir para poder continuar con mi vida. Tengo dos niños adolescentes... Los miro a ellos y me dan la fuerza necesaria para seguir».
«El cáncer me ha cambiado mucho la vida porque he empezado a valorarla más, a afrontar y a aprovechar todos los momentos de otra manera distinta a como lo hacía antes», asegura Raquel Plata, a quien en 2019 le detectaron un cáncer de mama. Justo después llegó la pandemia, murió su padre y dos años más tarde también lo sufrió su hermana. Tiene dos hijos, de 9 y 11 años, y confiesa que el proceso del tratamiento fue muy largo, «pero con la ayuda de la Asociación Española Contra el Cáncer superé el proceso mucho mejor porque conocí a gente, salí de la rutina y empecé a vivir mucho más», afirma antes de dar ánimos a las mujeres que estén pasando ahora mismo por el cáncer: «Quiero mandar mucha fuerza a las que lo están sufriendo. Por eso vamos a hacer este desfile: no somos modelos, pero merece la pena por un bien común».
Justo el 14 de septiembre, el día del desfile en la Pasarela Larios, Mari Ángeles Campos cumplirá un año desde que le detectaron el cáncer de mama. «Fue a raíz de una revisión, todo fue muy rápido. Como una montaña rusa de emociones... En principio era poca cosa, pero luego me vieron otro en las pruebas y me detectaron una metástasis. Hasta diciembre he estado de tratamiento», cuenta la malagueña. Se decidió a ir a la AECC y a tratarse con las especialistas, lo que le ha hecho sentir «un cambio muy grande a mejor». Durante el proceso, Mari Ángeles confiesa que estaba «en shock» sobre todo por sus hijos, que no quería verlos sufrir: «Ellos tienen 24 y 27 años y tener que contarles la noticia, ver sus caritas...», explica emocionada con la voz entrecortada. «Pero la realidad es que cuando acabé el tratamiento lo vi de otra manera, a la vez que tienes miedo tomas más conciencia de lo que es y de que se puede superar», relata.
Hace unos meses que Ana Belén Rivera aprobó la oposición para profesora de Infantil y Primaria. La malagueña ha estado preparando los exámenes durante el tratamiento del cáncer de mama: «Como no podía trabajar, estuve estudiando. Eso me ha servido para tener una meta y más fuerza», detalla. Con 41 años le detectaron la enfermedad, «justo el día después del cumple de uno de mis hijos, que tienen 8 y 10 años», concreta Ana Belén. «Va pasando el tiempo y se va superando, pero llegar a la asociación me hizo afrontar todo lo que estaba sucediendo. Yo vivía en una burbuja», añade.
Ella prometió a su hermana, María José, paciente de cáncer de mama, que organizaría un desfile en el que pudiese participar. Pero su hermana falleció y Rocío se quedó «con la espinita». Así que habló con Eva Fernández, coordinadora de misión de AECC Málaga, y le hizo la proposición. «Yo siempre había organizado desfiles con trajes de baño, pero no esperaba que pudiésemos llegar a hacer algo tan grande», reconoce Rocío Nocete, que tiene treinta años de experiencia en una ortopedia y conoce de cerca todas las historias de las mujeres con cáncer de mama. Ahora ese desfile es una realidad y el recuerdo y la historia de María José serán uno más en esta cita histórica de la Pasarela Larios. «Mi hermana es un ángel que estará aquí con nosotras», concluye emocionada Rocío.
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