Centenares de malagueños apuran hasta el último momento para pedir su voto

Buenas, para pedir el voto por correo.

¡Apurando, eh, apurando! - bromea el trabajador que le atiende tras el mostrador.

Maximus es de Ronda. Ha esperado hasta el último día porque no tenía claro si iba a poder volver para el día de las elecciones. «No sé muy bien cuáles son mis planes y, por si acaso no puedo ir, lo pido por correo», cuenta. Algo similar le sucede a Guadalupe, que vive en Sevilla, y hasta estos últimos días no ha sabido dónde iba a estar el 23 de julio. «Yo sí tenía claro que quería votar, lo que no tenía claro era qué iba a hacer el fin de semana de las elecciones», explica la joven, sorprendida porque esperaba que habría mucha más gente.

«Lo peor fue el lunes», cuenta Antonio, un trabajador encargado de la atención al cliente. «Los lunes siempre viene mucha gente a recoger paquetes después de estar el sábado y el domingo cerrados, pero eso se ha juntado esta semana con el tema de las elecciones». Solo ese día atendieron a 600 personas tanto para solicitar como para entregar el voto en esta oficina.

La demanda de solicitudes está siendo «muy alta», asegura el trabajador. Por eso Correos ha reforzado su atención en su red de oficinas de la capital y la provincia. En la oficina central son mínimo cinco empleados atendiendo.

«Hoy estamos abiertos hasta las 22.00», asegura, al igual que otras 27 oficinas de la provincia hasta el próximo 20 de julio. Además, 64 oficinas abrirán el próximo sábado y 6 lo harán también el domingo. Los horarios se pueden consultar en el localizador de oficinas de la página web de Correos.

Sin embargo, Antonio no espera tanta concurrencia, el número de personas que viene a realizar trámites en relación con las elecciones ha ido disminuyendo progresivamente desde el lunes. Ayer miércoles pasaron por este edificio 900 personas, de las que la mitad venían por el voto.

Siguen llegando más ciudadanos para pedir su voto. Paula no ha tenido tiempo de hacerlo antes, así que lo ha tenido que dejar para hoy. El problema es que se va de viaje el martes de la semana que viene y no vuelve hasta después de las elecciones. «Yo voy a intentarlo, a ver si puedo», cuenta con la esperanza de poder entregarlo en el momento. «Va a ser la primera vez que vote en muchos años», confiesa mientras espera su turno.

«Me ha pillado el toro», dice Paula tras ser atendida. No va a ser posible, tiene que esperar a recibir la documentación en su domicilio y no le da tiempo antes de marcharse. Solo se lo pueden retener hasta el día 20 y, para entonces, seguirá en Madrid. Parece que va a tener que esperar mínimo otros cuatro años para volver a votar después de una larga temporada absteniéndose, a no ser que se repitan elecciones.

El termómetro marca un par de grados menos a las 19.00. Ahora parece que hay más ambiente. La gente se empieza a acumular a medida que marcha la tarde y bajan las temperaturas, pero apenas tienen que esperar diez minutos para que los atiendan. «La papeleta naranja, dentro del sobre naranja», se oye decir a una encargada. Los asientos de espera de la primera planta ya están todos ocupados.

«En el telediario decía que había muchísimas colas», cuenta extrañada Paula. «Se ve que en Málaga somos más previsores, a lo mejor».