Alberto Martínez: «El cambio climático es nuestra tercera guerra mundial»
Alberto Martínez ·
«Vas a una manifestación y resulta que todos tienen el móvil de última generación», asegura el doctor en Ciencias de la Educación y educador medioambientalLos jóvenes salen a las calles para protestar contra el cambio climático. ¿Estamos ante la generación más combativa? ¿Acaso, estamos ante una causa que merezca ... tanta movilización? Alberto Martínez es uno de los mayores expertos en medioambiente y cambio climático del país. Le escucha el Gobierno central y le escucha la Junta de Andalucía. Los negacionistas, asegura, están equivocados.
–¿Por qué la protección del medioambiente y el clima le resulta ahora tan importante a los jóvenes, como para salir a manifestarse a la calle?
–Esta generación está marcada por la característica del inconformismo. Percibimos en ella un cierto efecto mariposa. Había una carga de fondo y ha surgido Greta Thunberg. A veces hace falta que ese discurso, que algunos llevamos desde hace más de 40 años, se canalice a través de un personaje mediático.
–¿En qué consiste la educación medioambiental?
–Lo que se pretende, es concienciar a las personas de los problemas ambientales y que cambien sus comportamientos.
–¿Hay mucha hipocresía en esto?
–Hay hipocresía, claro. A veces, los mismos que provocan los problemas luego hacen educación medioambiental. Las petroleras tienen campañas de sensibilización medioambiental. Utilizan lo verde para justificar lo injustificable.
–Siempre se habla de sostenibilidad en relación al medioambiente ¿No se está utilizando esta palabra por encima de nuestras posibilidades?
–Es un concepto que se ha trivializado y se utiliza para todo. En relación al medioambiente, cuando hablamos de sostenibilidad, hacemos referencia a tres patas: un desarrollo económicamente viable, socialmente justo y soportable en relación a los costes.
–El mundo está sembrado de crisis y guerras. ¿No hay ya motivos suficientes y más urgentes sobre los que lamentarse?
–El cambio climático es una guerra, también. Es un arma de destrucción masiva. A las poblaciones más vulnerables les está provocando la muerte y el desplazamiento. Por ello es muy importante introducir la exigencia de una justicia climática. La injusticia climática va contra el ser humano. El cambio climático es nuestra tercera guerra mundial.
–Volviendo otra vez a los jóvenes. ¿Por qué no protestan por la precariedad laboral que afecta a su generación?
–Yo creo que es algo muy humano. Un mecanismo de autodefensa para no poner en marcha algo que nos pueda resultar incómodo. Los jóvenes conocen más los problemas lejanos que los problemas cercanos. Eso lo hemos comprobado en estudios con universitarios.
–¿El cambio climático no es un problema de lujo si se compara con los sinsabores del día a día, el tratar de llegar a final de mes?
–A ver, aquí lo importante es hacer un ejercicio de coherencia. Es importante manifestarse y tomar conciencia. Está muy bien salir a la calle, pero luego hay que poner en práctica aquello que se dice que hagan los demás. Y eso, digo yo, no está reñido con la lucha por salir adelante.
–Ahora está cogiendo fuerza el movimiento 'Fridays for Future' en Málaga. ¿Cree que es elitista?
–No sabría decir con exactitud. La respuesta requeriría hacer un análisis sobre de qué barrios provienen los chavales.
–¿Cree que la conciencia climática requiere de cierta formación intelectual?
–Requiere un mínimo de formación, claro. Cuando mi hija me dijo que quería ir a manifestarse, lo primero que le pregunté era que si había entendido el discurso. Que haya ciertas clases sociales que participen más o menos es indistinto. Hace falta entender el discurso.
«Está muy bien salir a manifestarse a la calle, pero luego hay que ponerlo en práctica»
–¿Los jóvenes de ahora están más o menos politizados que los de las generaciones anteriores?
–No sabría decir qué grado de politización tienen los jóvenes de hoy. Los partidos siempre van a tratar de instrumentalizar a los jóvenes.
–¿Podemos dar por hecho que les interesa la política, siempre que no equiparemos política a la política de los partidos mayoritarios?
–Claro, eso sí. Somos un país que no destaca por unos partidos que saben llegar a acuerdos. Tenemos una mala percepción de lo que es la política en el tema del cambio climático. Las evidencias científicas están ahí. ¡Trabajemos juntos sobre ellas!
–En las manifestaciones expresan que no se sienten respaldados por los políticos. ¿Cree que los jóvenes desconfían de ellos?
–No se puede generalizar. El discurso medioambiental siempre ha sido más permeable a determinadas ideologías. Aunque ya no es un discurso propio de una ideología o de un partido concreto.
–¿Por qué una formación como Equo no logra ni un triste diputado en el Congreso?
–Porque no tiene a organizaciones ecologistas con peso detrás. En el Reino Unido o en Alemania, esas organizaciones pueden tener un millón o dos millones de socios. En España, tienen 40.000 o 50.000. Ahí ves la diferencia de una realidad. Hay un partido verde, pero no hay una base social.
–¿Nuestros políticos tienen credibilidad cuando hablan del cambio climático?
–Serán creíbles en el momento en el que se sientan en una mesa para ir todos a una.
–¿Greta Thunberg corre el peligro de mutar de activista climática a estrella pop?
–En sus manos está. La gente, por ahora, le da credibilidad porque ha hecho lo que hizo. Ella se pone delante de los mandatarios y dice lo que dice: ¡No tienen vergüenza! Eso es lo que le aplaude la gente.
–¿Qué importancia tienen en esto las emociones? ¿Mueve más la imagen del Amazonas en llamas que un informe científico?
–Lo estético siempre mueve más, claro. Hay otro elemento a reflexionar: nos falla la educación emocional al medioambiente. Nunca hemos tenido una educación que nos reconecte con la naturaleza.
–Otra escena muy explotada es la de un iceberg derritiéndose en el Ártico. ¿Corremos el peligro de hacernos inmunes?
–Creo que intentar tocar la fibra con imágenes es un poco flojo. La cuestión comienza con una educación ambiental en todos los sectores. Así se trabaja para que la gente se dé cuenta del problema y no haría falta poner este tipo de imágenes para que la gente recicle.
–¿Sería necesario una asignatura en los colegios que se llame, por ejemplo, medioambiente?
–Esto es un debate que se ha hecho. Yo creo que no. El tema está en ambientalizar la pedagogía y crear el entorno.
–¿Los jóvenes no están siendo muy ingenuos con el asunto del clima?
–Yo creo que no son nada ingenuos. Gracias a ellos, el cambio climático está tan presente en el debate como nunca lo ha estado. Eso es bueno.
–¿Qué papel tienen los medios convencionales?
–Un papel muy importante. Hay que transmitir los conceptos y las evidencias científicas a la gente.
–¿Y las redes sociales? ¿No importa más el 'me gusta' por ir a la manifestación que el problema en sí que se aborda en la misma?
–Hay mucho postureo. Eso es así. No vale salir solo cuando hay una manifestación. Hay que ver si luego, en mi vida cotidiana, se incorporan pequeños cambios. ¿Dónde? En los elementos clave, que son el transporte, el consumoy la alimentación. Están los consumos injustificados... vas a una manifestación y resulta que todos tienen el móvil de última generación. Hay que abandonar las modas y la obsesión por las marcas.
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