La buena cosecha del cereal en Málaga se topa con precios bajos y altos costes de producción
La campaña se ha recuperado gracias a las intensas lluvias de la primavera, pero el margen de beneficios para el agricultor es escaso
La primavera es el compás natural del campo. Lo que sucede en esta estación del año marca el futuro de las cosechas. Después de varios ... años de sequía, las intensas lluvias también beneficiaron a la siembra del cereal en la provincia de Málaga, que tiene en la zona norte de Antequera y en Teba sus dos grandes graneros. La cosecha de esta campaña ha sido buena en cuanto a rendimientos por hectárea. En la provincia de Málaga se ha sembrado una superficie total de 61.282 Ha y las buenas condiciones climatológicos han permitido que los cultivos se desarrollen en buenas condiciones. Con las cosechadoras ya aparcadas y los almacenes llenos, los agricultores se han topado con un mercado que rebaja la euforia. Las buenas cosechas y los excedentes de grandes productores como Ucrania o los países de Mercosur están tirando los precios. A ello hay que sumarle unos costes de producción que siguen al alza. El resultado es una combinación de elementos que pone en riesgo la hoja de resultados del campo malagueño, una vez más.
Benito Avilés es presidente de la Cooperativa de Campillos y propietario de varias hectáreas de tierra, cerca de Antequera. La cosechadora hace poco que abandonó sus tierras. La situación que se está viviendo con el cereal, asegura, refleja muy bien lo que están siendo los últimos años para cualquier agricultor. Algo que se parece más a un juego por sobrevivir que a un negocio rentable. «Las lluvias de primavera fueron buenas para el campo y teníamos las expectativas muy altas», reconoce. El análisis que hace de la realidad tiene algo de resignación. «La campaña ha sido buena, no tanto como esperábamos, pero no se puede decir otra cosa. Y más si se tiene en cuenta de dónde venimos», explica en referencia a los últimos años de sequía, en los que la cosecha del cereal fue inexistente en Málaga.
Pero el dilema del cereal se refleja en los mecanismos puros y duros del mercado. Porque a Benito Avilés y al resto de los agricultores no le sirve una cosecha buena si no pueden vender el producto a un buen precio. Eso no está ocurriendo en estos momentos. El precio para el cereal se calcula a nivel mundial, en diferentes bolsas internacionales. El transporte marítimo permite acarrear a los puertos de España, por ejemplo, trigo de países como Ucrania o Argentina, donde las regulaciones y exigencias son más laxas si se compara con la telaraña de normas y exigencias que la Unión Europea plantea a los agricultores malagueños.
La última cotización del cereal en la Lonja de Sevilla sitúa el precio de la tonelada para la avena y la cebada por debajo de los 200 euros por tonelada. El asesor técnico para el cereal de Asaja en Málaga, Santiago Sánchez, resopla con pesar cuando ve los precios actuales que se manejan para el cereal. «Estamos en un punto en el que hablar de rentabilidad, con estos precios, es casi imposible. La cosecha del cereal ha sido buena, pero así es muy difícil», lamenta. Las causas principales de estos precios está en la sobreoferta que existe en estos momentos, según Sánchez. «La cosecha no solo ha sido buena en Málaga, en el resto de países también», añade.
Lo que entra en acción a partir de aquí no es ningún mecanismo complejo sino la simple ley de la oferta y la demanda. Para el técnico de Asaja este no es el problema. El contratiempo para el agricultor malagueño, resalta, está en los altos costes de producción. «Cada vez hay más exigencias normativas para el agricultor y el desembolso en productos fitosanitarios que hay que hacer es cada vez más alto», argumenta.
La combinación de costes altos y precios bajos, concluye Sánchez, estrangula al cereal de Málaga. «Hasta un punto en el que los agricultores no podrían sobrevivir sin la PAC», señala y apunta a lo que considera uno de los grandes sinsentidos que vive la agricultura en general en Europa: Bruselas teniendo que salir al rescate de los agricultores a través del mecanismo de la PAC, después de haber provocado un incremento de costes por unas exigencias que cada vez van a más.
Mercado a futuro
Si hay alguien en la provincia de Málaga que conoce al sector del cereal, está en la sede de Dcoop, en Antequera. Aquí trabaja Juan Carlos Rodríguez. Lleva más de tres décadas de experiencia y maneja cifras y datos al momento como lo hacen muy pocos. Tiene eso que en economía se llama como «visión global».
Atiende a SUR para hacer una valoración de la situación: «La campaña del cereal no ha sido mala en cuanto a rendimiento. Aunque es verdad que Andalucía tiene una producción inferior a otras comunidades, como puede ser, por ejemplo, Castilla y León. Pero viniendo de donde veníamos, ha sido una buena campaña. El problema viene con los precios», explica el funcionamiento de unos mercados que operan a futuro.
En el caso del cereal, el precio del maíz fijaría el tope. «El maíz se ha dado bien, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur. Y esa expectativa hace que el cereal sea más barato. Porque cuando el maíz está barato, va a desplazar a los otros cereales», detalla.
El resultado de esta ecuación ya se nota en la hoja de resultados de los productores locales: hay una mayor presión sobre el trigo, que es el producto principal de la provincia de Málaga. En esta espiral, Rodríguez recuerda otro factor importante, que es el nivel de endeudamiento que arrastran muchos agricultores de los tiempos de sequía. «Esta deuda es producto de la falta de rendimientos estos años», precisa.
Málaga cuenta con producción de cereales como trigo duro, trigo blando, cebada o avena. Las zonas en las que más se concentran estos cultivos se encuentran en Teba, Almargen, Ardales, Campillos, la zona Norte de Antequera, la Serranía de Ronda y el Valle del Guadalhorce. Aquí la primavera y el verde los campos elevó las expectativas. A pesar de una buena cosecha, el sabor que queda ahora mismo es agridulce. Benito Avilés lo resume de otra manera: «Siempre nos acusan de que estamos llorando todo el día, pero es que ya ni recuerdo una alegría completa en el campo».
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