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La Casona no sólo tiene más de cien años, un edificio neoclásico de ensueño (aunque necesita una reparación como el comer, esa es la verdad) sino que también tiene una maravillosa intrahistoria entre tantos pasillos, mandos, cargos y empoderados, entre los que pasan cosas, que ... a veces no trascienden.
El pasado mes de diciembre, la modificación del PGOU para declarar 43 zonas de la ciudad saturadas y que para que no se puedan dar de alta más viviendas de uso turístico (VUT), no sirvió en la primera vuelta. Tuvo que montarse un pleno extraordinario, y eso que el PP tiene mayoría absoluta. El fallo enfadó al alcalde Paco de la Torre, lo que provocó el sarcasmo del líder de la oposición, Dani Pérez. Hubo rifirrafe entre ambos porque el socialista le espetó al regidor que su «abstención» había sido para dar más tiempo a los pisos turísticos a que pudieran inscribirse en estas zonas de la ciudad, y el alcalde, visiblemente mosqueado, estuvo buscando la palabra adecuada para darle un zasca: «Es un fullero; eso que decíamos cuando éramos pequeños», indicó.
El motivo es que un cambio en el planeamiento urbanístico de la ciudad requiere de mayoría absoluta, y al parecer no se registró el voto de De la Torre (aunque aparece en el vídeo cómo le da al botón) y faltaba otro concejal popular, de tal manera que el resultado sólo arrojaba 15 votos favor cuando se necesitaban 16 de 31. Como explicaba el propio De la Torre –que tiene la costumbre de buscar a los culpables como los yankees–, la secretaria general, Alicia García Avilés, se había disculpado por no haber hecho valer en la sesión que debía ser por mayoría absoluta. El enfado se entendía: hubo que montar de prisa y corriendo un pleno extraordinario en el ya constreñido mes de diciembre. Un pleno, con toda su parafernalia.
En el segundo pleno para lo mismo, en diciembre, curiosamente no estuvo presente en la mesa de la presidencia la secretaria general. Estaba en su lugar otro de los funcionarios con habilitación nacional capacitados para hacerlo. No se habló más del tema y ahí se quedó el asunto.
Pues bien, en el pleno extraordinario que se celebraba este martes en el que el PP, para sacar adelante los presupuestos para 2025, inadmitía las alegaciones de Con Málaga (Podemos e IU), la habilitada nacional tuvo que aclarar uno de los puntos al portavoz socialista, que decía que no se escuchaba bien el audio.
García Avilés habla bien poco porque el presidente del pleno, el alcalde, es el que dirige la sesión. Pero en esta ocasión aprovechó para despacharse con el nuevo sistema electrónico de audio y votaciones, que está provocando que en la era de las tecnologías deba votarse a mano alzada. Antediluviano. Un sistema alemán, último modelo, con un 'discreto' coste de 200.000 euros. Y ahí sigue el Ayuntamiento de Málaga, a la espera de que la marca de relumbrón vaya a reparar la avería, de la que tuvieron noticia el pasado 3 de enero. Tiene tela.
La venganza de la secretaria general, que lo cierto es que tuvo todo el arte para exponerla, era ayer muy comentada en los pasillos. «El sistema nuevo está fallando más que las escopetas de plomo», afirmó. Las risas de los concejales y de la sillería no se hizo esperar.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, mencionó al alcalde de Málaga, Paco de la Torre, para explicar que era él, junto a otros regidores, los que pedían el tren de la Costa del Sol, como le llamó. A finales de diciembre, SUR publicaba que el Gobierno licitaba el estudio de viabilidad desde Algeciras hasta Nerja. Resultaba curioso que De la Torre fuese el que saliera mencionado desde la tribuna del Congreso de los Diputados de la boca de Óscar Puente.
El regidor va a hacer un cuarto de siglo con el bastón de mando y es una de las personalidades políticas de este país, pero llamaba la atención esa alusión proveniente de un dirigente socialista. De la Torre la explicaba días atrás en petit comité. Contaba que cuando Óscar Puente era alcalde de Valladolid y organizaba citas o foros le llamaba «amable» para contar con él, y que él acudía de buen grado y colaborativo, y que de esa época guardan una buena relación.
Esto es lo que siempre se dice, pero que pocos creen. Más allá de las siglas, las relaciones personales juegan un importante papel, aunque lo cierto es que cada vez es menor con tanta polarización y sectarismo. En unas filas y en otras. Así que agrada saber que De la Torre se lleva bien con el ministro de Transportes, aunque políticamente puedan estar en las antípodas. Las buenas formas en los pasillos y mantener la institucionalidad es algo que deberíamos exigir a todos los que cobran del erario público. Si quieren que se den estopa en la tribuna; eso está más que permitido en política. Se admite el debate a cara de perro inclusive, pero la educación que se les presupone debería traslucir en sus encuentros. Máxime cuando, aunque se nos olvida, nos representan a todos.
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