Soledad Becerril:«Éramos unas manchitas de colores entre los trajeados»

En la presentación, la que fuera ministra de Cultura, diputada, senadora, alcaldesa de Sevilla y hasta el año pasado Defensora del Pueblo, destacó los momentos en los que ella llega como diputada de UCD al Congreso de los Diputados, y narró cómo las mujeres eran, en la foto, manchitas de colores entre los trajes oscuros de los hombres, un total de 21 entre 350 hombres, «y entonces se abre una brecha, ahora el 50% de los diputados son mujeres, así como el 47% son senadoras».

En este punto, Becerril recordó cómo compartió espacio en el Congreso de los Diputados con De la Torre cuando ambos representaban a la UCD de Adolfo Suárez, del que subrayó que «en las elecciones la gente venía a verle, y las mujeres le besaban, le besaban y le besaban» en una campaña electoral, la del 77, que fue «alegre, divertida, desordenada y caótica». Pero, sin duda, la anécdota que caló en el salón de los Espejos fue cuando Becerril se refirió en dos ocasiones al alcalde en su época como diputado, y dijo que era «de los más activos, activos, activos» y que «Paco, como le llamábamos, perseguía a los ministros... cogía a un ministro y no le dejaba salida, para tratar asuntos económicos o de infraestructuras». Ni que decir tiene que el alcalde enrojecía su rostro con el comentario, y sus concejales reían con alegría, porque, como explicaban luego esto es lo que el regidor cuenta que sigue haciendo en la actualidad.

Becerril explicó cómo Calvo Sotelo la llamó para ser ministra de Cultura, y ella, ufana, le dijo que se lo pensaría, a lo que el presidente del Gobierno le espetó: «Lo que tengas decir que sea ya». Horas más tarde afrontaba en el Senado la supresión de 42 periódicos que pertenecían al Estado. En este sentido, dijo que ella era más liberal que De la Torre, y que éste era más socialdemócrata, «él era un poco más progre que yo, y eso a los liberales nos fastidiaba muchísimo».

Repasó el fracasado golpe de Estado del 23 de febrero del 81, que vivió junto a José Bono en el hemiciclo, el esfuerzo que supuso para todos conciliar para sacar adelante la Constitución o el momento durísimo en el que ETA asesinó a su segundo teniente de alcalde en su época de alcaldesa popular de Sevilla, Alberto Jiménez-Becerril y su mujer, Ascensión García, en enero de 1998. Becerril explicaba que nunca había querido hablar de esto por respeto a la familia, a los niños pequeños de la pareja, pero que se lo debía a todos ellos y a las víctimas del terrorismo, y mencionó de Málaga al edil José María Martín Carpena e hizo alusión también al fiscal jefe del TSJA Luis Portero (cuñado del alcalde), ambos asesinados por la banda.

Al acto asistían buena parte de los concejales, el director general de Galaxia Gutenberg, Joan Tarrida, que ha editado el libro; así como el senador Joaquín Ramírez, al que Becerril se dirigió cariñosa al igual que a De la Torre, a quien agradeció su disposición para presentar el volumen en el Ayuntamiento de Málaga.

La comisión de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Málaga aprobó ayer por unanimidad la creación de botones antipánico en los centros sociales comunitarios, que es donde los trabajadores atienden a los ciudadanos que necesitan o solicitan cualquier tipo de ayuda social. Esta aprobación ha venido a cuenta de sendas mociones del PSOE y Málaga Ahora, en las que las concejalas Rosa del Mar Rodríguez e Isabel Jiménez, respectivamente, se hicieron eco del intento de agresión en el centro de servicios sociales comunitarios de Bailén, así como de los dos incidentes ocurridos en el Puerto de la Torre y Campanillas, como especificaron.

También se ha aprobado que los 12 centros sociales que atienden a las personas con más vulnerabilidad estén dotados de seguridad para asistir a los trabajadores, que en ocasiones, viven situaciones difíciles. En este punto, el concejal de Derechos Sociales, Raúl Jiménez, explicó que el compromiso del equipo de gobierno del PP era que en tres o cuatro años todos los centros tuvieran seguridad privada, y abundó que también tendrán en cuenta a los policías locales, que a partir de los 55 años pueden pasar a la segunda actividad, para que vayan dando servicio a los centros que no disponen de seguridad «al igual que los policías locales de segunda actividad atienden actualmente la sede central del Ayuntamiento».