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José Luis Correa vive estos días con una mezcla de sentimientos encontrados que van desde la ilusión hasta el estrés. Su trabajo, sin duda, así ... se lo exige. José Luis es el encargado de poner en hora el reloj de la plaza de la Constitución, y por ende, de que todos los malagueños entren con buen pie (y a tiempo) al nuevo año. «Es un tarea muy importante porque es un acto muy arraigado a nuestra cultura», reconoce.
El comerciante que mantiene dicho reloj, con el que miles de malagueños se tomarán este martes las uvas, confiesa que por un lado le satisface porque aporta algo a los malagueños, y por el otro le aporta estrés e incertidumbre porque es importante «que nada falle y todo vaya bien». «Es como encender las luces de la calle Larios».
José Luis revisa el reloj todas las semanas del año, aunque durante las semanas previas al multitudinario evento lo hace cada menos tiempo. Ayer le dio una vuelta y este mismo martes le dará otra una hora antes de que se estrene el año nuevo. «Este me gustaría incluso tomarme las uvas en la plaza porque no lo he hecho nunca».
El mantenimiento ordinario de la maquinaria consiste en limpiarlo y engrasarlo una vez cada siete días, aunque también se debe estar atento al motor eléctrico que tiene para darle cuerda o a la propia cuerda, que es tan larga como las cuatro plantas del edificio.
Pero también a posibles averías. Aunque suele ser un reloj muy estable, el pasado mes de noviembre requirió una actuación más completa porque se deterioró el diente de una rueda y el reloj se paraba.
El de este año será un evento de estrenos, ya que el relojero le ha renovado la iluminación interior por luces LED para reducir el consumo eléctrico. Pese a ser prácticamente imperceptible desde la plaza, las nuevas luces son un poco más blancas y, por supuesto, eficientes.
El reloj con el que los malagueños se tomarán las uvas y recibirán el 2025 es relativamente moderno, de los años 60-70. Inicialmente era una maquinaria mecánica cien por cien, pero años después le adaptaron un molinete para hacerla electro-mecánica, lo que hace que ella misma se cargue cuando le queda poca cuerda.
Refer, la empresa de José Luis, lleva el mantenimiento del reloj desde hace cinco años, cuando se jubiló Manolo Roldán, el anterior relojero. Entonces, el Ayuntamiento de Málaga licitó un concurso público para el mantenimiento tanto del reloj consistorial como el de la plaza que ellos ganaron. Este año han vuelto a ganar por segunda vez el concurso.
Explica que para ellos es un momento muy especial y que viven con gran ilusión. «Es un momento muy chulo, muy arraigado en nuestra cultura y en el que todos pedimos nuestros deseos y que haya paz en el mundo». Además, el hecho de ser los relojeros 'oficiales' de la ciudad les ayudan a crear un nombre en la ciudad. «Durante estos días recibo muchas llamadas de amigos y compañeros para pedirme que no me equivoque», bromea.
Como se ha comentado, Refer también el reloj consistorial, una joya de principios del siglo XX «que funciona como el primer día». José Luis considera que ambos trabajos le dan más alegrías que penas y confía en seguir guiando la hora de los malagueños durante muchos años más. Como mínimo, serán otros cinco.
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