¿Cómo puede haber agua en las duchas de las playas de Málaga?

Este es uno de los asuntos que llegaba este lunes a la comisión de Medio Ambiente de la mano de la concejala socialista, Begoña Medina, con motivo del Día Mundial del Agua, este viernes 22 de marzo, en el que aquí tenemos poco que celebrar porque en estas infraestructuras hemos avanzado bien poco en los últimos veinte años. Ante la realidad de que este verano no habrá agua en las duchas ni lavapiés de las playas, como ya ocurrió el pasado a causa de que las reservas del líquido elemento son más que preocupantes y Málaga está tirando estos días de los pozos de Aljaima (el azud de río Grande), la concejala de Medio Ambiente, Penélope Gómez, indicaba que uno de los proyectos que se está estudiando es el de usar agua de mar desalada para las duchas de la playa, a lo que más tarde la concejala de Playas, Teresa Porras, sumó, según informó a este periódico, que también se a analizaba usar el agua del freático (subterránea) y desviarla a estos menesteres. En cualquier caso, cualquiera de los proyectos, que aún son incipientes y están en fase preliminar, exigiría la realización de canalizaciones, estaciones de bombeo, la potabilización previa del agua puesto que en las duchas no se puede suministrar agua que no sea potable, cuestiones que están estudiando tanto el área de Medio Ambiente como de Playas, por lo que obviamente no estará disponible para este verano.

La iniciativa de que se use agua del mar desalada para las duchas, que proponía Medina se aprobó en la comisión de Medio Ambiente, no así otra medida como es que se modifique la ordenanza del ciclo integral del agua «donde se recoja la obligatoriedad de que las nuevas construcciones en la ciudad implanten sistemas de canalización para la reutilización de sus aguas», que no salió adelante porque Penélope Gómez no quiso siquiera abordarla indicando que era un asunto de urbanismo.

La oposición de izquierdas, tanto el PSOE como con Málaga, se quejó del agravio comparativo que suponía que las piscinas de los complejos hoteleros se pudieran llenar y no las de las comunidades de vecinos. La concejala socialista Begoña Medina trasladó que la idea que se les dio a los touroperadores en el reciente congreso de turismo de la ITB de Berlín de que en Málaga no va a haber ninguna restricción de agua por parte de las autoridades no era cierta, máxime cuando ya ha dejado claro la Junta que las comunidades de vecinos no van a poder llenar sus piscinas y sí se van a poder abastecer de agua las de los hoteles «lo que es una discriminación; si unos tienen derecho a tener las piscinas abiertas, los malagueños también lo tienen», subrayó. El concejal de Con Málaga, Nicolás Sguiglia, abundó en que se les prohíbe a los malagueños usar agua para las piscinas de comunidades de vecinos «pero no se ha presentado ninguna medida para racionalizar el consumo del agua en el turismo».

Sólo los de cierta edad se acordarán de cómo en los baños del Carmen, lo que hoy se conoce como el balnerario, había una zona de vestuario y otra de duchas, a la que se accedía pagando un precio módico y eso daba juego a los que querían trabajar y disfrutar de la playa a medio día, que era un cliente muy habitual. Desde que ese cerraron estas instalaciones nunca más se supo de los vestuarios, sí de las duchas, que afortunadamente se popularizaron en todas las playas de forma gratuita. Ahora, el Ayuntamiento de Málaga recupera el concepto de vestuario (ahora lo denominan cambiador), y pondrá en marcha dos para este verano en las playas de la Malagueta y la Misericordia, tal y como ha explicado la concejala de Playas, Teresa Porras, que respondía así a la propuesta del viceportavoz de Con Málaga, Nicolás Sguiglia, que ponía de ejemplo al Ayuntamiento de Rincón de la Victoria, que ya había puesto en marcha cambiadores de madera, que él ha considerado muy útiles en las playas para no tener que abordar la tradicional operación de cambio de ropa de mayores y niños con la toalla.

El viceportavoz de Con Málaga, Nicolás Sguiglia, subrayaba este lunes en rueda de prensa que la gestión de Federico Souvirón en Parcemasa «es negligente a todas luces, compromete económicamente la sostenibilidad de la empresa municipal y atenta de manera clara contra el interés general», por lo que pide su cese. La empresa municipal ha tenido que pedir un crédito de 800.000 euros para hacer frente a la subida del gas y al menor número de muertes en 2023, aunque Sguiglia subraya que lo que existe son incumplimientos graves en materia laboral y le achaca que, con estas cifras, cobre el complemento salarial de 12.000 euros, cuando esto supondría un despido en cualquier otra empresa.