Los proyectos de la Junta para el Teatro Romano de Málaga: mucho ruido y pocas nueces
La Consejería de Cultura descartó la restauración del escenario y no ha iniciado aún la actuación que aprobó el año pasado para hacer visitables los restos bajo la calle Alcazabilla
Son varios los proyectos que ha planeado en los últimos años la Junta de Andalucía para garantizar la consolidación y puesta en valor de los ... restos del Teatro Romano de Málaga y su entorno. Sin embargo, ninguno de los más relevantes se ha puesto todavía en marcha para mejorar las condiciones de exposición y visita de uno de los monumentos más frecuentados de la capital.
Hace un año se conoció que la Consejería de Cultura se autocensuraba y daba marcha atrás en la intervención proyectada en 2018 para la recuperación de la 'orchestra' y el frente de escena con el objetivo de mejorar estas dos zonas del teatro, próximas al escenario de madera en el que se han realizado representaciones y eventos de forma esporádica. Tras un primer visto bueno de Cultura en 2019, técnicos y responsables de este departamento regional cambiaron de opinión y optaron por rechazar la actuación que tenían sobre la mesa porque consideraban que incluso podría ser «perjudicial» para el monumento.
Así, se descartó el uso de restos y materiales arqueológicos reciclados del propio teatro que no habían sido catalogados, adaptando su forma para su nueva función, porque implicaría «una pérdida irreversible de piezas originales para estudiar en futuros trabajos que se realicen bajo nuevas técnicas e instrumentos de investigación». De igual modo, la Junta apostó por la realización de nuevos estudios arqueológicos, la elaboración de un plan director para el Teatro Romano, y prohibió la organización de espectáculos en el recinto por el mal estado del escenario y para evitar el deterioro del espacio.
No obstante, descartada esa intervención, quedó por realizarse un proyecto para mejorar la zona sur del teatro y hacer posible la visita a los restos romanos existentes bajo la calle Alcazabilla y que, a raíz de la reforma de esta céntrica vía hace más de una década, pueden ser contemplados parcialmente bajo una pirámide de cristal. Se trata de unas piletas de fabricación de 'garum' que pertenecieron a una amplia factoría romana que se extendió sobre todo este ámbito cuando el teatro cayó en desuso. Además de los restos de producción del 'garum' –el aderezo a base de pescado que convirtió a la Malaca romana en una ciudad próspera–, fueron descubiertos tramos de pavimentos que pertenecieron a las termas republicanas anteriores a la construcción del Teatro Romano, fechado en el siglo I y abandonado en torno al siglo III.
En 2020, la Consejería de Cultura contrató a la empresa almeriense Unión para la Mejora de la Construcción para la redacción de un proyecto que hiciera posible la visita a esos restos y consolidara el terreno de la zona del teatro más próxima a los jardines junto a la entrada a la Alcazaba, con el fin de evitar derrumbes en los cortes verticales que se llevaron a cabo en distintas excavaciones arqueológicas.
Cinco cambios del proyecto por los reparos de los técnicos
Una primera versión de ese proyecto fue entregada por esta empresa en diciembre de 2020 a la delegación de la Consejería de Cultura. Sin embargo, los reparos de los técnicos de este departamento regional al trabajo que la propia Junta había encargado hicieron que su aprobación no fuera posible hasta el mes de julio del año pasado, cuando recibió la luz verde de la Comisión de Patrimonio Histórico. Durante 2021 y buena parte de 2022, los técnicos de Cultura emitieron sucesivos reparos que llevaron a modificar el diseño de la actuación planteada inicialmente hasta en cinco ocasiones hasta obtener la versión definitiva.
La propuesta que recibió la luz verde hace casi un año suprimió algunas de las actuaciones que se plantearon en un primer momento y que, según los técnicos de Cultura, podrían causar un impacto excesivo sobre el monumento. Así, una plataforma a modo de mirador con una zona de descanso, que en principio se diseñó con una superficie de 61,4 metros cuadrados, quedó reducida en un 33% para minimizar su extensión.
De igual modo, la última versión del proyecto, después de que los técnicos de una oficina de supervisión de la propia Consejería de Cultura llegaran a elaborar un informe con más de 80 observaciones, reducía la consolidación de un talud de la zona del jardín, desistiendo de una estructura metálica y proponiendo una limpieza del terreno y una consolidación superficial. Además, no se incluía la actuación en un murete de la calle Alcazabilla. Estos cambios fueron validados por la Junta porque restaban complejidad a la intervención y reducían su presupuesto, según se especifica en el expediente de aprobación del proyecto en julio del año pasado.
El visto bueno de la Comisión de Patrimonio Histórico de hace casi un año fue aprobado con la condición de que se llevara a cabo una vigilancia arqueológica «de forma simultánea a la ejecución de la obra», que debía ser tramitada previamente. Según ha explicado a SUR la delegada territorial de Cultura, Gemma del Corral, las obras para este proyecto no han sido sacadas a concurso todavía para su contratación porque aún no se han completado los trámites para contar con esa vigilancia arqueológica, para lo que la delegación está en contacto con los servicios centrales de la consejería en Sevilla.
Así, a tenor de lo que suelen durar los trámites de las contrataciones públicas, lo más probable es que tampoco arranquen este año los trabajos de este proyecto para mejorar la conservación y la organización de las visitas de uno de los principales monumentos de la ciudad, no solo en lo relativo a la zona de encuentro con la calle Alcazabilla, sino también respecto a los tesoros arqueológicos que esconde el subsuelo de esta vía peatonal del Centro Histórico.
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