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Jorge Guerrero, hermano del 'niño pintor', y Gema, la amiga que ha recibido el dibujo, justo antes de entregarlo a la Policía Nacional. Migue Fernández
La principal pista que se investigó del niño pintor aparece ahora en el buzón de una compañera de clase

La principal pista que se investigó del niño pintor aparece ahora en el buzón de una compañera de clase

Una amiga de David Guerrero encuentra en su buzón, 33 años después, el dibujo que él le regaló días antes de su desaparición

Miércoles, 16 de octubre 2019, 02:05

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Al llegar a casa, Gema sacó la montaña de publicidad que atestaba su buzón. Se colocó junto a la papelera del portal y, casi de modo automático, se puso a tirar folletos. Pero entre los pasquines se topó con un papel que, dice, le heló la sangre. Era el dibujo que David Guerrero Guevara, más conocido como el 'niño pintor', le regaló hace 33 años.

Aquella hoja de cuaderno escolar, la misma que ahora estaba en sus manos, se convirtió en su día en la principal pista, si no la única, en la investigación abierta por la enigmática desaparición de David, que sigue catalogada a día de hoy por Interpol como uno de los casos más desconcertantes. El menor está en paradero desconocido desde el 6 de abril de 1987, cuando contaba 13 años.

El dibujo, hecho a lápiz y que encajaría con una caricatura, lo relacionó la policía con una foto de un ciudadano suizo que se hospedó en un hotel de Málaga. Una camarera de pisos declaró haber encontrado en su habitación una servilleta donde se leía: «David Guerrero. Huelin». Pero no reveló dicho hallazgo hasta tres años después. Y, para entonces, el turista helvético ya había fallecido.

A ojos del profano, la caricatura que dibujó David y que le regaló a Gema los días previos al 6 de abril de 1987 guarda una enorme similitud con una fotografía concreta del ciudadano suizo: la perspectiva e inclinación del rostro, las arrugas, la calvicie, la nariz aguileña... Solo cambia el gesto: en la foto, el hombre sale sonriendo. El del dibujo, en cambio, aparece con gesto desabrido, malhumorado.

«Yo me sentaba con él en las actividades extraescolares de dibujo», recuerda Gema, 33 años después, a quien el caso del 'niño pintor', de algún modo, y como a todos los jóvenes de su generación, le marcó su adolescencia, más aún con lo cerca que estaba de él. «Procuraba estar siempre bien pegadita a él en clase, era alucinante verlo dibujar. Pero no solo por lo que dibujaba, sino también por la facilidad con la que lo hacía».

Imagen publicada por el programa 'Equipo de Investigación', de La Sexta, con el dibujo y una foto del ciudadano suizo.
Imagen publicada por el programa 'Equipo de Investigación', de La Sexta, con el dibujo y una foto del ciudadano suizo. SUR

Todos los compañeros de clase querían tener alguna obra firmada por David, que en esas fechas, y pese a su precocidad, empezaba a despuntar [La tarde de su desaparición acudía a una cita con un periodista con motivo de la exposición de su primera obra, el Cristo de la Buena Muerte, en una galería de la calle Duquesa de Parcent, pero la entrevista no llegó a producirse]. «Andábamos todos atosigándolo para que nos pintara algo. No sé si aquel dibujo me lo hizo dos días antes [de la desaparición] o tres. Pero fue días antes», explica Gema.

Recuerda también que no le gustó. «Se la lié. Le dije: 'Vaya cosa horrorosa que me has hecho'. Le pregunté quién era la persona del dibujo, pero no me respondió. Solo me contestó 'algún día te dibujaré a ti', que era lo que todos le pedíamos. Él hacía caricaturas de profesores y de otras personas. Yo entiendo que podía conocerlo [al hombre], pero también pudo habérselo inventado. David tenía suficiente imaginación para eso».

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Tras su desaparición, la policía interrogó a compañeros de clase de David por si alguno de ellos poseía alguna pista sobre su paradero. «Nos preguntaron si teníamos algún dibujo de él y yo dije que sí, aquella caricatura». Gema la había puesto con una chincheta en una pared de su habitación. Aquel día se la entregó a los investigadores. Y no había vuelto a verla desde entonces. Hasta hace un par de semanas, 33 años después.

«Lo encontré entre los folletos de publicidad, sin sobre ni nada. Tiene el agujero de la chincheta y el número 87 detrás (el año en que David se lo regaló). No es mi modo de escribir ahora, pero reconozco la forma en que yo hacía los números entonces. Sé que es el auténtico», expresa la compañera de pupitre del niño pintor en las clases extraescolares de dibujo.

Dice que se quedó «helada» al verlo y que rápidamente se puso a buscar la cámara oculta en el rellano: «Miré a un lado, al otro... incluso dentro del buzón. La verdad es que me emocioné, sentí un escalofrío muy grande». Nada más subir a casa, lo comentó con su hijo adolescente, que conoce la historia, quien le advirtió: «Mamá, suéltalo inmediatamente que puede contener huellas».

Gema avisó inmediatamente del hallazgo a Jorge Guerrero, el hermano mayor de David (tenía 15 años cuando sucedieron los hechos), a quien ella había conocido meses atrás por una investigación retrospectiva que está realizando junto a su hermano Raúl (el pequeño, que entonces contaba 10 años) y al periodista Daniel Carretero, en la que han logrado reconstruir el trayecto que hizo David el día de su desaparición. 

De hecho, otra de las pistas que han seguido también llegó de forma anónima, en este caso, al domicilio familiar. Hace unos meses, la madre de David recibió una carta que apuntaba a un tal Gervasio, una persona vinculada a la peña El Cenachero, adonde David debía acudir aquella tarde del 6 de abril para sus clases de pintura (diferentes a las extraescolares, con un pintor profesional). La familia hizo un llamamiento público a través de las páginas de SUR, y después en otros medios de comunicación, para tratar de identificarlo y localizarlo. Por ahora, sin éxito.

«Cuando vi su whatsapp, la llamé para saber qué había pasado exactamente. Ella me preguntó qué hacía con el dibujo», afirma Jorge, quien asegura que esa caricatura, la obra original de su hermano, jamás había pasado antes por sus manos ni por las de su familia. «Habíamos visto la copia del sumario, pero nunca el original. Imaginábamos que lo tendrían en la comisaría o en el juzgado».

Tanto Jorge como su hermano Raúl restan valor a la pista del suizo, del que tampoco se encontró prueba alguna que lo incriminara en la desaparición del niño. La policía pidió entonces una comisión rogatoria para entrevistarse con la familia de ésta. Su viuda accedió voluntariamente a que los investigadores examinaran el laboratorio fotográfico del helvético, que acostumbraba a retratar a personas con las que se cruzaba en la calle. Había instantáneas de Málaga, donde efectivamente había estado. Pero ni una imagen de David.

Además, tampoco creen que el ciudadano suizo se parezca realmente al hombre de la caricatura. «Según mi hermano Raúl, que también es pintor y por tanto tiene una opinión cualificada, hay ciertos detalles que pueden ser parecidos entre la foto y el dibujo, pero que para él, que sabe realmente cómo pintaba David, no son la misma persona. Lo descarta al 100%», aclara Jorge.

A la vista de la prolífica obra pictórica que dejó, y que incluso ha llegado a ser expuesta hace ahora un año en la Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Málaga, tampoco resulta extraño que hiciera esa clase de dibujos. «David solía pintar personajes de aspecto patibulario; es un elemento común de su obra», recuerda Daniel Carretero.

Más allá de su peso o no en la investigación, la pregunta que se formula la familia es quién y por qué. «¿Quién ha dejado esa caricatura en el buzón de Gema? ¿Con qué intención?», pregunta con insistencia Jorge. Gema ni siquiera está empadronada en ese domicilio (sigue estándolo en el de sus padres), aunque esa dirección sí obra en bases de datos oficiales. «Me fastidia esto de la caricatura –sigue el hermano– porque solo sirve para desenfocar el caso. Me da por pensar que hay una mano negra detrás que quiere desviar la atención».

El pasado día 4, Gema acudió a la Comisaría Provincial acompañada por Jorge para entregar la caricatura en el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, que ha llevado todos estos años el caso del 'niño pintor', y que ahora investigará cómo ha llegado hasta su buzón el dibujo original.

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