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Ignacio López y Jorge Gallardo, el lunes, en Cártama. SUR
La política malagueña se resitúa en el nuevo escenario

La política malagueña se resitúa en el nuevo escenario

El reservado ·

La llegada de Pedro Sánchez al Gobierno, un chute de moral para el PSOE provincial. Feijóo, el preferido del PP malagueño. Ciudadanos espera las directrices de Albert Rivera, que vendrá esta semana a Málaga. La alianza del ala más izquierdista

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Domingo, 10 de junio 2018, 00:26

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La política española, y por ende la malagueña, se encuentra aún inmersa en el proceso de adaptación a los nuevos tiempos que se han abierto tras el triunfo de la moción de censura que llevó al socialista Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno, desalojando de La Moncloa al popular Mariano Rajoy que, esta misma semana, ha anunciado que deja la presidencia del PP. Un escenario totalmente distinto al de hace apenas quince días que ha supuesto un terremoto en el tablero político y que ha llevado a los partidos en la provincia a redefinir sus estrategias y sus discursos en puertas de un intenso ciclo electoral: autonómicas andaluzas en marzo de 2019, europeas y municipales en mayo del próximo año y generales, si no hay adelanto, en junio de 2020.

La llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa ha sido un chute de moral para las alicaídas bases del socialismo malagueño, que en los últimos meses observaba el estancamiento del partido en las encuestas y la falta de protagonismo político. Por ello, entre los afiliados y los cuadros de la formación del puño y la rosa se confía en que desde el Gobierno –cuya composición, sin malagueños, ha sido bien acogida en la provincia– el PSOE pueda remontar el vuelo y tenga un efecto positivo en los resultados de las próximas citas con las urnas.

El PSOE provincial cierra filas con el nuevo presidente del Gobierno. Pero cabe recordar, en un ejercicio de memoria histórica, que la relación del aparato del PSOE con Pedro Sánchez ha sido cambiante. En 2014 era la apuesta del aparato del partido en la provincia en las primarias frente a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias; tal es así que la malagueña Estefanía Martín Palop fue una de las encargadas de llevar sus avales a la sede de Ferraz en Madrid. El distanciamiento se fue acrecentando a medida que aumentaban las diferencias de Sánchez con Susana Díaz. Sólo un reducido grupo de fieles de las bases, entre los que se encuentran Ignacio López, Javier García León, Rafael Fuentes o Jorge Gallardo, permanecieron a su lado a lo largo de la travesía del desierto.

Ahora, cuando se está configurando las estructuras de los distintos ministerios y de diferentes puestos de confianza en la Administración del Estado, se confía en que haya algún guiño a los fieles malagueños. El nombre de Ignacio López, miembro de la ejecutiva federal del PSOE que encabeza Sánchez, suena como uno de los que podría ocupar algún cargo.

Quinielas

En el caso del futuro subdelegado del Gobierno en Málaga -el cargo más político de los casi cuarenta que son susceptibles de poder cambiarse en la provincia con la llegada del Ejecutivo–, en el PSOE se buscan perfiles y ya hay quinielas. En estos días, suenan los nombres de quien fuera portavoz en el Ayuntamiento de la capital María Gámez, la exdelegada de Innovación de la Junta Marta Rueda, la que fuera secretaria general del PSOE en la provincia, Marisa Bustinduy, o el profesor universitario Fernando Arcas. Todos ellos son funcionarios del grupo más alto, requisito imprescindible. Un caso particular es el de Rafael Fuentes, reconocido sanchista y cuyo nombre también está en las conversaciones de café, que es doctor en Ciencias Económicas y empleado público del grupo A desde 1991, no cumpliría el requisito de ser funcionario, aunque algunas fuentes apuntan que, en una interpretación amplia de la normativa podría ocupar el cargo.

De los nuevos ministros, el diputado Miguel Ángel Heredia mantiene muy buena relación con el titular de Fomento, el valenciano José Luis Ábalos. Un vínculo que podría aprovechar el malagueño para agilizar los proyectos pendientes en la provincia y que con tanto ahínco ha reclamado el PSOE malagueño a los gobiernos del PP.

Unos populares que en el caso de Málaga están asumiendo un nuevo escenario: la pérdida del Gobierno y la marcha de Rajoy. La sensación generalizada, más allá de lamentar la pérdida del poder, es que este hecho como la anunciada retirada de Mariano Rajoy es una «ventana de oportunidad» para, de un lado, propiciar un relevo generacional del partido –que según algunas fuentes también debe llegar a las listas electorales de la provincia para el Congreso y el Senado– y preparar con mayores garantías las próximas citas electorales. Unos comicios donde los populares confían en verse beneficiados por el hecho de representar el papel de víctimas tras la operación de derrocamiento de Rajoy como jefe del Ejecutivo y abanderar el voto útil del centro-derecha frente a la izquierda como estrategia para desgastar a su rival en el mismo patio ideológico, Ciudadanos.

A la espera de que este lunes, el comité ejecutivo nacional convoque el congreso extraordinario a celebrar en julio del que saldrá el nuevo líder del partido de centro-derecha y de que los aspirantes a suceder a Rajoy anuncien su candidatura, en la formación presidida por Elías Bendodo están expectantes y nadie verbaliza públicamente sus preferencias para evitar alinearse con un futuro perdedor. Eso sí, en charlas de café y en comentarios de pasillo, el preferido por los populares malagueños es el gallego Alberto Núñez Feijóo.

En los últimos meses, y al calor de las encuestas, Ciudadanos confiaba en su marca como reclamo para seguir sumando apoyos. Ahora, en este nuevo panorama política, el partido naranja en la provincia espera las directrices que marque su líder nacional, Albert Rivera, quien el próximo sábado presentará en la plaza de la Constitución de la capital, el movimiento España Ciudadana.

Mientras tanto, Podemos e IU ya han formalizado su 'noviazgo' político al que esperan que se sumen en las próximas semanas representantes de otros partidos, sindicatos, organizaciones sociales y activistas de izquierda. Una confluencia que ha sido bien recibida en líneas generales, aunque en la formación morada hay algunas voces discrepantes, que, por el momento, están en silencio y aguardan expectantes.

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