«He llevado peor el cierre del Pimpi Florida que el confinamiento»
La popular marisquería de El Palo reabre sus puertas tras 20 meses cerrada por las restricciones del Covid
La fecha llevaba semanas marcada en rojo en el calendario. Tanto que desde una hora antes de la apertura, decenas de personas ya se arremolinaban ... en la puerta del establecimiento. Tras 20 meses en pausa por culpa del Covid, Pimpi Florida, la popular marisquería de El Palo, ha vuelto este miércoles a darle al 'play' para entusiasmo de su legión de fans. «Lo peor que hemos llevado de la pandemia ha sido el cierre de El Pimpi», resumía de forma gráfica una joven.
Como si no hubiera pasado el tiempo, Pablo López y su equipo reabrieron el negocio ubicado junto as la Cuatro Esquinas con un público entregado. Lo hicieron poniendo a todo volumen la Zarzamora, de Lola Flores, en homenaje a Jesús, el fundador del negocio y padre de Pablo, tristemente fallecido en 2014. «Cuando hemos levantado la persiana tenía todos los pelos de punta; ha sido mucho tiempo esperando este momento», confesaba.
La noche debía arrancar a las 20.30 horas, pero nadie pudo esperar hasta esa hora. «Hemos visto que la gente ya estaba en la puerta y no le hemos podido hacer esperar». La primera jornada estuvo reservada para los amigos más fieles. El primero en colocarse en la cola de entrada fue el chef Elías Tang, que no dudó en cerrar su propio restaurante para acudir al estreno. «Todos los días le preguntaba a Pablo cuándo pensaba abrir, y en cuanto me lo dijo decidimos cerrar y venir todo el equipo», explicaba. «Puede que haya sido el negocio que peor lo ha pasado durante la pandemia», añadió.
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Pimpi Florida es un negocio singular. Se asienta sobre un local de apenas 30 metros cuadrados en forma de pasillo. No tiene terraza ni mesas en el interior del local y todo el mundo se arremolina irremediablemente en la barra. Estas circunstancias, que para cualquier negocio sería un handicap insalvable, es su carta de presentación, hasta el punto de haberse convertido en uno de los locales más populares de la ciudad gracias a su buen ambiente, el trato cercano de sus responsables y la buena comida. Dentro de este micromundo, los diferentes grupos interactúan entre ellos y, cada cierto tiempo, unen sus voces para cantar por Antonio Molina o Georgie Dann, al que se le cantó con especial fuerza a modo de homenaje tras su fallecimiento. En otras ocasiones también entonan 'El novio de la muerte' o cantan a coro con una alcachofa junto a Pepa, una afamada vendedora callejera.
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Entre los grupos que tomaron el local durante la reapertura destacó el encabezado por Ana López, una joven que tuvo el honor de ser la primera manteada mientras sonaba el himno de la Legión. «Antes veníamos todos los jueves, éramos las embajadoras de El Pimpi, y el cierre por el Covid supuso todo un drama para nosotras», confesaba.
En este pequeño negocio también ha habido sitio para el amor. José Carlos Torrent es natural de Jerez y se ha anclado a la provincia gracias a la historia que surgió entre sus cuatro paredes. Recuerda que lo invitaron unos amigos y que allí conoció a Susana, una joven con la que ahora está casado y tiene tres hijos. «Es un sitio especial, mis amigos me decían que si salía del Pimpi con ella ya nada nos separaría». Y así ha sido. Porque, como decía Jesús, el 'alma mater' y se recuerda en sus paredes, 'un día sin reír, es un día perdido'.
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