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Han sido tantos los años de retrasos y los anuncios incumplidos por parte del Ayuntamiento, que a los vecinos de la zona del camino de ... San Rafael casi les parece una aparición que por fin haya surgido un parque en lo que fue cementerio. «Todavía no nos lo creemos, no han podido tardar más», señala Irene Gallego mientras pasea su perro por la zona de juegos infantiles que está abierta desde 2015. La decisión del equipo de gobierno de acometer esta zona verde por fases, que finalmente no se han solapado, ha jugado en contra de un proyecto que ha tardado casi una década en hacerse realidad.
A un mes de las elecciones municipales del próximo 28 de mayo, los trabajos de la cuarta fase del parque de San Rafael encaran sus últimos compases, también con demora, ya que el pasado mes de enero el alcalde, Francisco de la Torre, aseguró que quedaban «pocas semanas» para verlos finalizados. Fue durante durante un acto de homenaje a las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista cuyos restos reposan bajo la pirámide que preside la fachada sur del parque desde 2014.
Ese año, el Ayuntamiento adjudicó a la constructora Verosa la primera fase de los trabajos sobre lo que fue camposanto, por un importe de 579.860 euros. Consistieron en demoliciones, movimientos de tierra y un nuevo cerramiento para la parcela.
Dos años más tarde, en 2016, la Gerencia Municipal de Urbanismo contrató a Sando, por 725.419 euros, para realizar caminos, infraestructuras de alumbrado y riego, obras de pavimentación, nuevas portadas, una balsa central a modo de lago y un espacio de skatepark (patinaje). Sin embargo, la ausencia de mantenimiento provocó un notable deterioro en aquellas actuaciones. La vegetación incontrolada borró los caminos y el perfil de la laguna artificial, y el abandono dañó las canalizaciones para las farolas y para el riego de unas plantas y arbustos que no existían.
La tercera fase de este interminable proyecto de parque, que contó con ayuda económica de la Diputación Provincial, fue contratada por Urbanismo de nuevo con Verosa, en 2018, por 674.917 euros, y consistía en la realización de una plaza junto a la pirámide, la instalación de alumbrado y de una pérgola para generar sombra, la plantación de 104 árboles de sombra y ocho palmeras, y la creación de un jardín mediterráneo con fuentes. Sin embargo, de nuevo la falta de mantenimiento y la desidia municipal hizo que el resultado de aquella inversión quedara ocultado por matojos y basuras.
Días después de que SUR mostrara el lamentable estado en el que se encontraban los suelos para el parque en septiembre de 2020, el Ayuntamiento inició labores de desbroce de los terrenos. Un año más tarde, en julio de 2021, comenzó la obra de la cuarta y definitiva fase del parque, contratada por Urbanismo con la unión temporal de las empresas Verosa y Acer por valor de 2.078.000 euros, y con un plazo de ejecución de seis meses.
Nada más lejos de la realidad, esos seis meses van ya por casi dos años de trabajos que por fin parece que encaran sus últimas semanas. Según ha podido conocer este periódico, está previsto que finalicen para mediados del mes que viene, cuando quedarán pocos días para la cita con las urnas.
Por medio se cruzó una modificación del contrato de la cuarta fase de las obras en verano del año pasado, con un sobrecoste de 304.981 euros. Esta subida del presupuesto estuvo motivada por el atoro de un pozo en el que se descubrió un vertido de piedras, por lo que hubo que limpiarlo y volver a perforarlo para que sirviera para el riego y para llenar la balsa artificial realizada. Además, tuvieron que eliminarse más de 80 troncos de ciprés del antiguo cementerio que estaban en mal estado.
Para más inri, la culminación de la transformación de estos suelos con la construcción de un centro de interpretación de la memoria histórica ha quedado en suspenso después de que el concurso convocado por Urbanismo para contratar las obras de ese equipamiento, por 800.471 euros y un plazo de ejecución de seis meses, quedara desierto. Ni una sola empresa se interesó por ejecutar ese edificio, que iba a quedar integrado en el parque con una cubierta vegetal curva.
Las normas electorales impiden al alcalde realizar un acto de inauguración del recinto en las próximas semanas, pero al menos los residentes del entorno del camino de San Rafael podrán empezar a disfrutar de una zona verde que se ha completado con praderas de césped; la citada laguna artificial, rodeada por piedras de gran tamaño y con una terraza a modo de mirador; una zona de gradas para sentarse; y la plantación de diversas especies vegetales para las que ya funciona el sistema de riego. El cementerio de San Rafael parece finalmente un parque. Los vecinos esperan que la falta de mantenimiento no vuelva a enterrarlo.
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