La nueva Rosaleda, punto a favor para llevar el metro a Ciudad Jardín

Las tres opciones que se barajan son: seguir avanzando más al norte, hacia Palma-Palmilla y Ciudad Jardín; retomar la primitiva línea 3, hacia El Palo. O generar un ramal a continuación de la línea 1, hasta el Parque Tecnológico y Campanillas. Oficialmente, todas las opciones están abiertas, y cada una de ellas ofrece pros y contras que el estudio tendrá que concretar, para llegar a una conclusión sobre el potencial de captación de pasajeros, en relación a la inversión necesaria.

Pero no se puede obviar que recientemente se ha producido un anuncio que va a pesar, y mucho, sobre los análisis técnicos, económicos y sociales que se van a hacer. Se trata del proyecto de la nueva Rosaleda. El estadio de fútbol ya ha sido designado como sede para el Mundial 2030, pero en los años previos, entre 2025 y 2028, prevé afrontar una reforma de enorme calado, para llevar su capacidad hasta los 45.000 espectadores. Y no sólo eso, sino que, si finalmente se opta por la opción más ambiciosa, denominada 'Arena', el recinto permitirá muchos otros usos lúdicos y culturales además de los puramente futbolísticos y deportivos, tales como grandes conciertos, eventos, convenciones, etc.

Para ello, se prevén medidas, además de la ampliación propiamente dicha, como el techado del estadio con una cubierta retráctil y el montaje de un sistema de césped deslizante, entre otras prestaciones avanzadas. Este modelo implica elevar el coste de la inversión significativamente, por encima de los 200 millones; pero, a cambio –y aquí es donde viene su conexión con la extensión del suburbano– será muy interesante para operadores privados, con zonas anexas de ocio, comerciales y hoteleras. De este modo, se podría utilizar casi los 365 días del año (como ya ocurre, por ejemplo, con el Bernabéu en Madrid).

En este punto es donde el proyecto de la nueva Rosaleda conecta con las obras de prolongación del suburbano, entre El Corte Inglés y el Arroyo de los Ángeles. El trazado, que ya está en ejecución, tiene 1,8 kilómetros y está dividido en tres tramos. La última parada, denominada Hospital Civil, dista entre 1,1 y 1,2 kilómetros de la puerta del estadio, según la ruta que técnicamente sea más factible. A pie se tardarían entre 15 y 20 minutos, una distancia que la mayoría de viajeros no estarán dispuestos a hacer.

A falta de lo que determinen los estudios técnicos con más conveniente, las posibles rutas serían: por las avenidas Simón Bolívar y Luis Buñuel; o bien por Arroyo de los Ángeles y Doctor Marañón. Desde el estadio se podría continuar fácilmente hacia La Palma-Palmilla y Ciudad Jardín.

En cualquier caso, el proyecto de la nueva Rosaleda va a suponer un elemento de mucho peso, a la hora de valorar una posible extensión de la red de este medio de transporte hacia nuevas zonas de la capital malagueña. Un elemento, en todo caso, que se añadirá a otros, como la población servida: 31.000 residentes en el distrito La Palma y 37.000 en Ciudad Jardín, con una fuerte aglomeración urbana. Y la facilidad de ejecución, al disponer de avenidas anchas para llevarlo.

Se sumarán así a los más de 60.000 habitantes del distrito Bailén-Miraflores, donde ya se está trabajando para dar forma a los túneles. No en vano, los responsables de la sociedad concesionaria que gestiona esta infraestructura, Metro de Málaga, nunca han ocultado que esta es su opción preferida para seguir avanzando y la que captaría a más viajeros y de forma más estable, frente a las otras dos.

Consultados sobre esta cuestión, expertos en movilidad y transporte respaldan que el nuevo estadio de La Rosaleda pueda contar con un acceso al suburbano. Para Vicente Jordá, ingeniero y miembro de la Plataforma Infraestructuras Málaga, «dar la vuelta tiene sentido; es absolutamente necesario que el estadio tenga una parada de transporte de alta capacidad a menos de 500 metros (cinco minutos a pie). Y si puede ser en la puerta, mejor, porque puede pasar de camino hacia Ciudad Jardín».

Al tiempo, advierte de la oportunidad para soterrar el tráfico longitudinal al estadio para pacificar ese entorno, y generar grandes espacios peatonales aprovechando el túnel del metro. En cualquier caso, Vicente Jordá también pide hacer una reflexión sobre este nuevo estadio, que «va a nacer pequeño. Habría que plantearse otra opción porque un estadio de 45.000 espectadores, cuando ya tiene casi 26.000 abonados... Si queremos un gran estadio tipo Bernabéu habría que hacer números».

Para Lluis Sanvicens, consultor especialista en movilidad, llegar con el suburbano hasta el estadio «se merece al menos un estudio técnico; ya está en marcha la ampliación hasta el hospital Civil, y este será un centro de atracción con una demanda distribuida en múltiples usos». A su juicio, esta extensión tendrá sentido sobre todo si se crea una zona de restauración y comercial, con lo que se superarán las demandas puntuales que hay ahora, de un día a la semana.

En todo caso, esta decisión todavía requiere la elaboración del estudio de las tres alternativas, con una duración prevista de dos años. A lo que habrá que añadir el proyecto y la ejecución. Por tanto, no es previsible que pueda estar listo para el Mundial de 2030, aunque sí lo estará la parada del hospital Civil... A 15 minutos de paseo.