Solidaridad en Nochebuena: los Ángeles Malagueños de la Noche reparten 2.000 menús para familias vulnerables

Delantales, sonrisas y muchas ganas de ayudar se reflejan en los más de cuarenta voluntarios, que apenas tienen tiempo para detenerse a hablar. Repartir, organizar y asegurarse de que en los menús no falte detalle es su misión durante las primeras horas de la mañana. Los alimentos, distribuidos cuidadosamente, llegan a cada una de las personas necesitadas. El menú incluye tortilla, medio pollo asado con guarnición y dulces típicos de estas fechas, como mantecados y turrón. Todo ello mientras la música resuena con fuerza desde los altavoces, amenizando la espera de la extensa cola que abarca casi toda la explanada.

«Nosotros atendemos a todas las personas que están completamente fuera de la sociedad. Gente que no tiene carnet de identidad, duerme en la calle…», recalca Adolfo Aldana Muñoz, secretario de los Ángeles Malagueños de la Noche. Estas personas reciben alimentos con el objetivo de devolverles «un poco de normalidad» en esta noche especial. Sin embargo, Aldana reconoce que es «imposible» aliviar por completo la dureza de la Nochebuena para cientos de personas que acuden al comedor. Este año se prevé alcanzar los 2.000 usuarios, superando los 1.500 del año pasado. «Todo ha sido donado por empresas, asociaciones, fundaciones y particulares. Algo que agradecemos de corazón», señala.

Al entrar a la cocina, una mezcla de ilusión y alegría invade a cualquiera que acceda. En la mesa de trabajo, unas veinte personas con gorros de Navidad empaquetan pollos y tortillas en bolsas, mientras cantan villancicos al mismo ritmo. Entre ellos aparece Montse, con su gorro de Papá Noel, transportando alimentos hasta la barra donde se reparten a los usuarios. «Es una experiencia única. Como Ángeles Malagueños de la Noche debemos dar luz a quienes no tienen la suerte de la gran mayoría», explica.

Preena Godhwani y Arti Kirpalani, además de voluntarias, son amigas desde hace años. Arti participa cada mañana de Nochebuena desde 2019, mientras que Preena, tras tres años de pausa, ha vuelto este año arrastrada por su amiga. «Me llena de felicidad ver una sonrisa en la gente que no tiene para pasar el día a día», comenta Godhwani. Kirpalani, por su parte, añade: «Estamos en una maratón constante en nuestra vida, y hacer este tipo de cosas te hace volver a poner los pies en la tierra».

En las trincheras del comedor se encuentra Manuel Chávez, un veterano voluntario con 14 años de experiencia. Actualmente, trabaja como cocinero y se encarga de alimentar durante todo el año a estas personas. La satisfacción de entregar una bolsa de comida es su mayor recompensa. «Además de la comida del mediodía, les damos estos menús para que puedan tener algo de alegría en una noche tan especial como esta», explica. Lo que más sorprende a Chávez es la cantidad de nuevos voluntarios que se suman y permanecen en la asociación: «Es impresionante la cantidad de gente dispuesta a aportar su granito de arena».

Además de las donaciones monetarias de la población malagueña, que han permitido comprar estos alimentos a gran escala, la asociación ha recibido durante toda la mañana del 24 de diciembre varias aportaciones particulares. Chocolates, turrones y un par de patas de jamón han llegado a las puertas del edificio situado en Santo Domingo. Paqui Díaz, coordinadora del voluntariado, destaca la importancia de estos gestos. «Los usuarios comen de lo que entra. Este tipo de actos son importantísimos», detalla. «Este año hemos tenido la suerte de prepararlo con antelación, lo que nos ha permitido estar un poco más relajados. Contactamos con los voluntarios previamente para distribuir mejor las tareas», explica Díaz mientras carga un jamón donado por una familia.

El reparto de los menús se realiza de forma organizada y eficiente. Cada usuario recibe un ticket previamente, lo que permite un control riguroso a través de una lista, asegurando que todos puedan acceder a su cena de Nochebuena sin aglomeraciones ni inconvenientes. Además, conscientes de las diferentes necesidades y creencias, los voluntarios ofrecen alternativas para quienes no consumen cerdo, garantizando que nadie quede excluido de esta celebración solidaria.

Como detalle final, junto a la comida, cada persona recibe un pequeño regalo: unos muñecos navideños de papel elaborados con cariño por los estudiantes del IES Puerta de la Axarquía. Este gesto, sencillo pero lleno de significado, refleja la implicación de toda la comunidad en esta causa, aportando un toque de calidez y espíritu navideño que va más allá de lo material. En cada bolsa entregada, no solo hay alimentos, sino también una muestra de empatía y solidaridad que ilumina la Navidad de quienes más lo necesitan y de eso, los Ángeles Malagueños de la Noche, saben bastante.