Medallas para el «arte» y la «bondad» de Chiquito de la Calzada y Antonio de Canillas
Los artistas reciben a título póstumo la máxima distinción de la ciudad en un acto cargado de solemnidad y de emoción
Ambos eran «grandes artistas» hechos a sí mismos, llevaban la ciudad «en lo más profundo de su corazón» y representaron una revolución en las ... disciplinas en las que triunfaron, el humor y el cante. Pero, ante todo, eran «hombres buenos». Esos méritos profesionales y humanos, que generaron a lo largo de los años ese sentimiento de cariño de vuelta por parte de los malagueños, marcaron las biografías de Gregorio Sánchez –conocido por todos como Chiquito de la Calzada– y Antonio Jiménez –Antonio de Canillas–, que recibían este lunes a título póstumo la máxima distinción municipal con las Medallas de la Ciudad.
El acto, celebrado en el salón de plenos, discurrió con la solemnidad imprescindible de este tipo de reconocimientos, pero sobre todo con la emoción y la gratitud de familiares y amigos que llenaron la tribuna de invitados. También de los miembros de la corporación municipal, que acordaron por unanimidad conceder las distinciones «a dos malagueños universales y a dos personalidades extraordinarias», en palabras del alcalde, Francisco de la Torre, que tomó la palabra en la ceremonia junto con el resto de portavoces municipales para ensalzar las cualidades de Chiquito de la Calzada (fallecido el 11 de noviembre de 2017) y de Antonio de Canillas (el pasado 8 de abril).
La distinción salda «una deuda» de la ciudad con dos de sus hijos más ilustres, presentes de manera simbólica en la presidencia del salón de plenos en sendos retratos firmados por el pintor Antonio Montiel. «Un icono de la ciudad», «el Quijote del humor» o «el mejor terapeuta de la risa» fueron algunas de las cualidades que se destacaron de Chiquito, revolucionario del humor gracias a un lenguaje que por supuesto no faltó en los discursos y que ayer quedaba unido para siempre, por la gloria de su madre, a esa madre que representó Málaga en su vida. Recogía la medalla en nombre de la familia el presidente de la Peña Juan Breva, Gonzalo Rojo, quien agradeció el gesto y anunció que la distinción pasará a formar parte de los fondos del museo de la entidad.
Para el «legado vivo del flamenco» y el «saber enciclopédico» del cante, Antonio de Canillas, también hombre «afable y generoso», la segunda de las medallas, que recibían sus hijos Manuel y María del Carmen y que agradecía su nieta, Lourdes: «Aunque él no esté aquí, su voz se sigue escuchando porque es eterna. Como mi abuelo decía, los flamencos no se retiran, se los lleva Dios». Y cerraba con una ovación que se aplaudió en recuerdo de los dos artistas: «Olé, olé y olé».
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