Málaga busca votos en Nueva York para su Expo 2027

Hasta ahí se han desplazado los representantes del proyecto, con el alcalde Francisco de la Torre a la cabeza, que da a la delegación la solemnidad de una ciudad con visión de futuro. Se trataba de una maratón diplomática para reunirse con 27 embajadores en un solo día, valga la numerología. Todo ello, mapa en mano, porque hay que saber mucha geografía para encontrar Tuvalu o Nauru sin chuleta. A los grandes países no hace falta buscarlos en Nueva York, tienen embajada en Madrid, pero con apenas 53.000 habitantes y uno de los PIB per cápita más bajos del Caribe, la isla de Saint Kitts y Nevis no se puede permitir muchas embajadas. Todos, sin embargo, están representados ante la ONU, y todos votarán en la misma capacidad a la hora de elegir en París a la ciudad que hará realidad su visión de la Expo 2027.

«Esto es como cambiar cromos», confiaba un alto diplomático de la ONU. «Sólo los países nórdicos son serios». Al resto hay que persuadirlos con intercambios diplomáticos o intereses geopolíticos. No obstante, lo primero es presentar un propuesta convincente que de rigor a la candidatura. El comité evaluador del Bureau Internacional de Exposiciones (BIE) ya determinó el mes pasado durante su visita a Málaga que la ciudad cumple con todas las cualidades para albergar la muestra y tiene el respaldo de la población y las autoridades. Pero como Málaga, también sus cuatro rivales: la isla de Phuket, en Tailandia, otro destino turístico que, sin embargo, carece de la infraestructura malagueña; la hermosa –y remota- ciudad argentina de San Carlos de Bariloche; la capital serbia de Belgrado; y el aburguesado suburbio estadounidense de Bloomington, a las afueras de Mineápolis (Minnesota), cuya propuesta de «Salud y Bienestar para todos» resulta irónica para Estados Unidos.

De ahí que el alcalde De la Torre no dude al contestar cuál es la fortaleza de la propuesta malagueña: «Su temática», dice rotundo. «La Era Urbana: Hacia la ciudad sostenible» encaja también con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda de la ONU para el 2030, lo que facilita su promoción entre los diplomáticos afincados en Nueva York. Unos 70, por seguir con la numerología clave, acudieron ayer al restaurante de Little Spain que el chef José Andrés ha convertido en embajada de la gastronomía española en la Gran Manzana.

Les recibió el alcalde malagueño al micrófono, pero también el veterano diplomático Miguel Ángel Moratinos, Alto Representante de la ONU para la Alianza de Civilizaciones, y el propio embajador español ante la organización, Agustín Santos Maraver, que junto con el ex embajador español en Irak, Juan José Escobar, malagueño de pro y embajador oficial del gobierno para esta candidatura, han puesto al servicio de Málaga todos sus contactos e influencias diplomáticas. Desde las pantallas, saludó a los presentes el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, prueba de que el país respalda por completo la candidatura.

De hecho, El Rey Felipe VI y el presidente del gobierno Pedro Sánchez serán su rostro en las futuras presentaciones de París, a las que se espera llevar a estrellas de la cultura como María Chambao o Antonio Banderas, malagueños de pro que pueden defender la candidatura de su ciudad con el corazón en la mano. Y si lo que hace falta es dar algún pelotazo, se considera a Rafael Nadal, que aunque sea mallorquín puede hacer frente al tenista Novak Djokovic que presentará Serbia.

Málaga añade como incentivo los más de 20 millones de pasajeros que recibe anualmente su aeropuerto internacional, más de 60.000 metros cuadrados de museos y centros culturales, la innovadora propuesta de un recinto circular de 25 hectáreas para acoger los pabellones, un clima donde brilla el sol 295 días al año y la probada experiencia de España en la organización de eventos internacionales, con Zaragoza, Sevilla y Barcelona como aval. «Málaga, ¿dónde mejor?», concluye el vídeo de presentación. Para la respuesta habrá que esperar a la votación secreta de junio de 2023.