La ciudad rodante Martín Carpena
La explanada del Palacio de los Deportes se llena de familias que residen en autocaravanas, dejando pequeño el espacio habilitado por el Ayuntamiento. «Se está de lujo en Málaga»
El pelo húmedo la delata. Teresa Reina está recién salida de la ducha de su furgoneta 'camper', pero se acerca encantada y con una sonrisa ... que rebosa tras la mascarilla. «Se está de lujo en Málaga. Me encantan la ciudad, el clima, su gente y el 'pescaíto'». Mientras esta barcelonesa de adopción con raíces antequeranas se dispone a aprovechar el sol radiante de la mañana, su vecino de parcela, Juan Navarro, baja del remolque de la autocaravana su coche, uno de esos pequeños, para dar un paseo y hacer unos recados. «Llevamos aquí un par de meses, es el mejor sitio para pasar el invierno», comenta.
Y, a pocos metros, Patrick acaba de aparcar tras llenar el depósito de agua potable para echar un rato de tertulia con varios amigos. «Ya somos casi familia», apunta. Dos de ellos son belgas, como este jubilado, mientras Agnes viene de Francia «una vez más» a pasar una temporada en la «magnífica Costa del Sol». Distinta precedencia, pero desde hace unas semanas todos son residentes en la ciudad rodante Martín Carpena, porque la explanada ubicada junto al Palacio de los Deportes de Málaga se ha convertido en eso, en una gran comunidad de nómadas que un buen día cambiaron sus pisos por estas viviendas «que te permiten despertar cada día donde tú quieras», como resalta Teresa. Y donde ella quiere amanecer, de momento sin fecha de caducidad, es en Málaga.
Y no es precisamente la única. Aunque el espacio que a mediados del año pasado habilitó el Ayuntamiento para sacar estos vehículos de la playa de Sacaba fue delimitado en forma de 'L' para un centenar de aparcamientos para autocaravanas, en estos días se han juntado cerca de 200, copando la práctica totalidad de este 'parking' en superficie y, obviamente, complicando el estacionamiento a los aficionados del Unicaja los días de partido.
Aunque la premisa del Consistorio es que cada familia no pernocte más de dos o tres días para evitar acampadas, lo cierto es que la mayoría prolonga su estancia. «En las últimas semanas la zona está petada todos los días», afirma Juan, un catalán que lleva tres autocaravanas en 15 años y que desde hace un lustro se dedica a viajar todo el año por Europa - «ahora menos, por el Covid»- salvo en invierno, que lo pasa en Andalucía.
Quienes no se mueven de Málaga son Carlos García y su mujer. Ambos son malagueños y hace cuatro años dieron un giro a su vida. Al principio fue más por necesidad que por placer, pero ahora no cambian por nada esto de vivir con la casa a cuestas. «Compramos por dos mil euros la caravana porque era lo más factible para no quedarnos tirados en la calle, y aquí seguimos». Durante mucho tiempo se instalaron en Sacaba. Ahora, junto al Carpena. «Aquí se está mucho mejor. Lo que pasa es que ahora hay muchísima gente». Tienen la pega del ruido procedente de la autovía, pero a cambio disfrutan de buenas conexiones por carretera. Y también tienen a mano la parada de autobús y la estación del metro, además de grandes superficies comerciales para llenar la nevera.
«Somos como un pueblo», apunta Guillermo Ruiz, un canario que «por circunstancias de la vida» acabó en una autocaravana. «Son etapas, y cada vez hay más gente que vive así, desde jubilados hasta viajeros, y también muchos solteros y divorciados que no se pueden permitir un alquiler». Sobre la presencia de tantos vehículos, asegura que al estar apartados no molestan y que incluso han contribuido a que «ya no haya ni botellón ni carreras de coches en la explanada».
«Además, también generamos gastos y damos vida a los comercios y demás negocios de la zona. Algunos, incluso hemos comprado las placas solares en el Bricomart o cambiado las ruedas en talleres de por aquí», añade Guillermo, quien aprovecha para reclamar al Ayuntamiento que instale contenedores y mejore las conexiones de agua. En ese momento se acerca un vehículo de la Policía Local para hacer la ronda. Y también una furgoneta de Amazon de la que se baja un empleado de reparto preguntando por Pedro. «Por allí anda».
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