Lola Ortiz: «Madrid no se entiende hoy sin el soterramiento de la M-30»

Para Lola Ortiz, directora general de Planificación e Infraestructuras de la Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, la capital española «no se entiende hoy sin la calle 30», la gran zona de esparcimiento que fue fruto del polémico soterramiento de la concurrida circunvalación M-30. Ortiz puso de relieve que esta infraestructura se llevó a cabo en cuatro años y supuso «una gran transformación de la ciudad, con una reducción de la contaminación, que elimina el efecto barrera de las infraestructuras, ahora vienen delegaciones internacionales a visitarlo».

Lo más importante que trajo consigo fue la recuperación del espacio público que ha supuesto: «Ahora tenemos sobreocupación de la zona por la gente paseando y en bici, que disfruta de este gran parque de Madrid Río y que exige que se siga trabajando en este sentido en Madrid».

Tanto es así que ya está en marcha el soterramiento de parte de la carretera A-5, que se pretende convertir en el paseo verde del suroeste, un proyecto que va a generar un gran impacto en una zona con viviendas muy próximas a la carretera, y de mejora de conectividad hacia la Casa de Campo, con zonas verdes, espacios peatonales y carriles bici, «pensado para la sostenibilidad, con placas solares y geotermia para recuperar la energía en el túnel para los edificios colindantes». Se trata, en definitiva de la extensión del efecto de Madrid Río para reducir la contaminación y el ruido. «Pasamos a tener un 80% del espacio para el peatón, cuando antes era para el vehículo privado».

«La ciudad es para vivirla, a pesar de las molestias durante las obras se gana en calidad». Para ello, es clave un transporte público de calidad, para que el ciudadano lo elija, y potenciar los modos de movilidad sostenible.

Otras ciudades españolas han acometido proyectos de éxito similares al que aspira Málaga. Carlos García es el director general de Esteyco, consultora de ingeniera civil y arquitectura que ha diseñado el túnel de Glòries, el complejo paso subterráneo que ha soterrado la Gran Via en uno de los accesos a de la ciudad, y que permite liberar el espacio en superficie para terminar la plaza de les Glòries.

A su juicio, la clave de que este tipo de grandes infraestructuras prosperen es que haya una planificación de consenso. «Alguien tenía un plan, y cuando llego la oportunidad y el dinero se pudo ordenar el espacio y crear los equipamientos fundamentales, tres gobiernos distintos lo han respetado». A lo que añade: «Todo se puede hacer, la ingeniería da soluciones, pero hay que tener claro lo que quieres hacer; este proyecto se ha mantenido a pesar de las dificultades y en medio de la ciudad porque había un plan; los proyectos merecen la pena si se planifican y se hacen con una hoja de ruta».

La iniciativa más próxima a la que se pretende acometer en Málaga es la que se llevó a cabo en Vigo, con el soterramiento del tráfico en el eje litoral de la Zona Franca. David Regades, delegado del Consorcio de este espacio, explica que antes de la obra, la urbe gallega «daba la espalda al mar, con un espacio ocupado por los vehículos, con más de 30.000 coches circulando cada día en superficie».

Tras la actuación, que incluyó el complejo túnel bajo la ría, se aumentó en un 80% las zonas verdes: «Ahora la franja litoral es un paseo peatonal y ciclista, y destinado para grandes eventos, en un espacio recuperado para la ciudad». Además, se ha generado la plaza da Estrela, como un gran espacio de encuentro ciudadano, y 2.000 plazas de aparcamiento en cuatro 'parkings' subterráneos, que evitan que los coches entren en el centro de Vigo. También se construyó un centro comercial que es un polo de atracción de los ciudadanos.

«El gran reto era construir el túnel junto al mar (como se prevé hacer en la capital costasoleña), pero vimos que es posible y que permite regenerar el espacio urbano; ha supuesto la reconciliación de una ciudad que daba la espalda al mar».

Iñaki Ábalos es el responsable del estudio Abalos+Sentkiewicz, el equipo de arquitectos responsable del soterramiento de las vías y la estación intermodal de Logroño, que se ha convertido en una referencia del urbanismo en la capital riojana. Así, se ha logrado crear un parque lineal, con colinas verdes bajo las que se ubican las estaciones de tren y de autobuses, que quedan unidos mediante una cúpula.

«El trazado ferroviario era una barrera, una muralla, que dividía profundamente, de ahí que el soterramiento parcial nos permite crear centro en el sur de la ciudad, que permite su crecimiento». De esta forma, según Ábalos, se ha logrado generar un gran espacio público ajardinado donde antes sólo había vías de tren y carreteras. Para el urbanista, además de superar los conflictos políticos, para el éxito de estas iniciativas hay que garantizar fondos para el mantenimiento de las zonas verdes.