José Poyatos «En Málaga siempre hemos gastado más de lo que hemos ganado»
Propulsor de la afamada saga de podógolos en Málaga, es un hombre hecho a sí mismo con muchos veranos que contar
EMILIO MORALES
MÁLAGA
Jueves, 6 de agosto 2020
Son tiempos de Covid y algunas entrevistas son inusuales. Reconozco que por la calidad y simpatía del entrevistado me hubiese gustado charlar largo y tendido ... en el porche que se atisbaba en la videollamada que hicimos desde las playas de Pedregalejo. Y es que José Poyatos, propulsor de la afamada saga de podógolos en la ciudad, es un hombre hecho a sí mismo que tiene muchas cosas que contar. Y entre ellas, sus veranos.
Antes de la llamada, fue su nieto Carlos quien puso a este periódico en antecedentes de su abuelo, al que se le ve una gran devoción. Tras unos espetos, comienza una videollamada que dio mucho que hablar. Se nota que Poyatos domina a la perfección la tecnología, y con gran presencia comenzamos.
Me deja tutearle, y ante la primera pregunta veraniega, retorna a sus veinte años: «Entre otras cosas, me gusta mucho la pesca, como la caza, y siempre recuerdo varios veranos en el que el grupo de amigos íbamos a pescar, cada uno con su función, y luego nos preparábamos grandes festines. En ciertas épocas no había mucho dinero, pero eran aun así buenos veranos», apunta, mientras bromea en ocasiones con su nieto -se nota una gran complicidad entre ambos-.
Otro de sus recuerdos son los partidos de fútbol en la calle con sus amigos: «Jugábamos en calle Salitre al fútbol durante horas, hasta que pasaba un carro. Era algo impensable intuir que ahora esa calle sería como ahora», explica.
Todos los que conocen a Poyatos hablan de su elegancia y picaresca, y él asume que siempre le ha gustado ir acorde a las situaciones: «Soy coqueto, lo reconozco. Me ha gustado ir bien vestido siempre, con traje y corbata, incluso cuando solo tenía un traje y era para los domingos. La imagen es muy importante. Pongo un ejemplo, un peón con un mono de trabajo y unos zapatos limpios puede ser un hombre muy elegante».
La charla avanza y he de reconocer que tenía ganas de encauzarla por temas divertidos: «Siempre me ha gustado disfrutar. De hecho, habitualmente digo que en Málaga siempre se ha gastado más de lo que se ha ganado. Eso sí, la seriedad a la hora de trabajar es importantísima. Da lo mismo a lo que dediques tu tiempo de ocio y a la hora que te vayas a la cama, tienes que ser respetuoso y serio con tus pacientes o clientes. Creo que siempre me ha caracterizado esa premisa, la del respeto por el trabajo y, entre otras cosas, por mí mismo».
Le pregunto por su edad, y lo máximo que puedo sacar es una confesión a medias. Le pregunto si nació en el año 38 y su respuesta deja la puerta abierta: «Sí, por ahí».
Es un hombre que, pese a su edad -todo apunta a los 82 años- tiene un claro espíritu joven, que comparte con su nieto. Los veranos de ahora han cambiando mucho para él, que prefiere el campo a la playa. Su relación con la caza le hace estar muy conectado con el medio, y en su entusiasmo al hablar es tangible que vive feliz en su enclave estival.
Otra de sus debilidades sociales es El Rocío. Es su nieto Carlos en el que me insta a preguntarle por el camino, y rápidamente cambia el semblante, esboza una sonrisa y cuenta una anécdota: «Desde siempre me ha encantado ir a El Rocío. El ambiente, la forma de comportarse, me encanta. Como pequeña curiosidad, una vez conocí a la esposa de un zar, con la que me llevé genial durante muchos años».
José Poyatos es el claro ejemplo de hombre de éxito en sendos campos de la vida, ya que ha llevado la podología muy cerca, incluso ahora cuando ya no ejerce: «Este campo ha cambiado mucho a mejor, y ahora se valora cantidad un oficio que para mí es fundamental. No lo olvidemos, andamos con los pies». Ahora, la clínica, que lleva el hijo de éste con la ayuda de sus hijos es un lugar de referencia con 50 años de experiencia.
Confiesa que ha sido lector de prensa durante toda su vida, y le resulta curioso que estos testimonios salgan hoy en papel. Quizá esa sea una de sus grandezas -y de la de muchos entrevistados en esta sección-. Son personas que se han ganado la buena fama a base de trabajo, y ahora disfrutan de lo conseguido sin alardeos.
No obstante, para todas aquellas generaciones que venimos por debajo, los mayores son un espejo donde relfejarnos, y no olvidar que ellos también tuvieron tiempo para disfrutar. Fue verano en sus mejillas y se bañaron en las playas buscando remojo y diversión. Málaga era diferente, sí, al igual que los tiempos, pero el verano saca las mejores intenciones de todos. José Poyatos disfrutó aquellos tiempos, que hoy cuenta ante la fija sonrisa de su nieto Carlos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión