«El hombre siente más vergüenza para pedir ayuda y recurre a medios más letales para suicidarse»
«Hay que hablar de este grave problema sin tapujos y sin estigmas, porque solo lo que es visible se puede prevenir», dice esta psiquiatra
La psiquiatra Maribel Gómez del Cid, responsable del programa código suicidio del Hospital Regional de Málaga, dice en esta entrevista que hay que hablar sin ... tapujos de este grave problema, que afecta a toda la sociedad. Con motivo de la celebración hoy sábado del Día Mundial de Prevención del Suicidio, esta especialista en psiquiatría asegura que siempre se puede hacer algo para evitar que una persona se quite la vida.
–¿Cómo está funcionando el programa código suicidio del Hospital Regional de Málaga?
–La implantación del programa fue el pasado 18 de abril. Desde esa fecha tenemos registrados 181 casos de personas que han llegado a las urgencias del hospital con conductas relacionadas con el riesgo de suicidio. Hay un ligero predominio de mujeres: 64 por ciento y una edad media de 37 años. De esos 181 casos, 138 tuvieron el suficiente riesgo para pasar a lo que llamamos código suicidio, lo que supone un 77,20 por ciento. La mayoría de esas 138 personas entró en el programa y aceptó el seguimiento. Solo tuvimos un dos por ciento de rechazo, pero nos queda la tranquilidad de que eran casos no graves que no requerían ingreso. El seguimiento del código suicidio es voluntario y la persona tiene que estar de acuerdo.
–Una vez que los pacientes aceptan entrar en el programa y se les hace un seguimiento, ¿se aprecia una mejoría en sus pensamientos negativos? ¿Algunos han sufrido recaídas?
–Hemos registrado siete casos de personas que han recaído, pero han vuelto a generar otro código suicidio. Eso nos da la garantía de que están de nuevo seguras. Una vez que se ha hecho el seguimiento de llamada telefónica, el 77 por ciento de pacientes ha acudido a la primera consulta del equipo de salud mental y el 88 por ciento ha ido a la segunda consulta . Hay que recordar que antes de crear el código suicidio sabíamos que hasta un 70 por ciento de pacientes que acudían a las urgencias con riesgo de suicidio, tanto de ideación como de conducta, y se le recomendaba ir a su centro sanitario, no iba, una cifra muy alta. Hemos conseguido darle la vuelta, porque ahora un 77 por ciento acude a la primera consulta y un 88 va a la segunda. Estamos hablando de un problema muy complejo como es el suicidio, que tiene un gran impacto en la salud y en la sociedad en general, porque produce muertes.
«El suicidio es un problema muy complejo y no solo de salud mental; es un problema de toda la sociedad»
–O sea, que gracias la implantación del código suicidio se están salvando vidas.
–Por supuesto. Sin lugar a dudas. La respuesta es un sí rotundo. Haciendo cálculos, imagínese que de las personas que hemos atendido siete han recaído, pero por lo menos han cogido la cultura de si lo intento otra vez y me siento mal, vuelvo a ir a las urgencias y pido ayuda otra vez.
–Málaga, junto a Galicia y Asturias, tenía una de las tasas de suicidio más altas de España. ¿Ha mejorado la situación?
–No tenemos datos para contestar a eso. Sí sabemos, por estudios previos hechos en nuestra unidad de gestión de salud mental, que Málaga es una de las zonas con una tasa más alta de suicidios de Andalucía. Los registros de mortalidad se hacen cada dos años. Yo me quedo con el dato de que si Málaga es una población de riesgo, con la puesta en marcha del código suicidio estamos salvando vidas.
–Cada día se producen de 10 a 11 suicidios en España y unas 70.000 tentativas al año. Son datos que evidencian que estamos ante un problema muy serio.
–Así es. Además, hay que decir que por cada suicidio hay una media de 10 a 15 allegados afectados, que forman otra población de riesgo: la de los supervivientes. Toda la actuación que hagamos para prevenir suicidios, aparte de salvar la vida de esa persona, es un paso adelante importante. Las estadísticas indican que por cada suicidio consumado hay unos 20 intentos.
–Hasta hace poco se tapaban las muertes por suicidio y no se hablaba de ello. Era un tema tabú. Sin embargo, eso es un error y lo mejor es hablar de este asunto con claridad, ¿verdad?
–Efectivamente. Ese es el primer paso de la prevención. El suicidio hay que hacerlo visible y hay que hablar de ello, porque eso permite romper el tabú. No se puede mantener el mito de que por hablar de algo se invita a que se haga. Un segundo paso es eliminar el estigma. Es decir, no hay que sentirse avergonzado por tener pensamientos suicidas ni porque un hermano o un hijo haya hecho un intento. Ni hay que sentirse culpable porque la pareja diga que ha pensado en el suicidio. Al eliminar el estigma, ponerlo sobre la mesa y hablar de ello se da otro paso: siempre se puede hacer algo. De hecho, ese es el lema que se utiliza por segundo año consecutivo en el Día Mundial de Prevención del Suicidio. Se trata de crear esperanza a través de la acción. Y la acción la puede hacer una madre que ve a un hijo adolescente más triste y aislado y también una persona que nota que un amigo está cayendo en el mundo de la droga o que está hablando mucho de la muerte. Todo eso son acciones que previenen. Una charla coloquial puede salvar una vida. Hay que aprovechar el Día Mundial de Prevención del Suicidio como una oportunidad única para divulgar y hablar de este asunto sin tapujos y sin estigmas, porque solo lo que es visible se puede prevenir.
«Una charla coloquial puede salvar una vida: siempre se puede hacer algo para ayudar»
–¿A qué cree que se debe que el porcentaje de suicidios sea mayor en hombres, pero que haya más tentativas en mujeres?
–Esa diferencia no está siendo tan clara últimamente. La mujer suele acceder más frecuentemente a la intoxicación medicamentosa y eso permite que pueda pedir ayuda en urgencias y que se puedan poner procedimientos por parte de los sanitarios para hacer frente a esa intoxicación. El hombre recurre a medios más letales, como el ahorcamiento o el consumo de pesticidas. Otro tema muy importante de por qué hay más suicidios en los hombres se relaciona con el hecho de que la mujer es más proclive a pedir ayuda y más activa a la hora de hablar. Quizás en el hombre hay mayor estigma y más tabú por eso de que los hombres no lloran. Una de las causas principal del suicidio es la depresión y la mujer pide mucha ayuda cuando sufre una depresión, acude a su médico de cabecera o a su enfermero de referencia. En el hombre es frecuente que la depresión se enmascare con el consumo de alcohol. Además, tiene pensamientos más cerrados y siente más vergüenza a la hora de solicitar ayuda. Todo eso hace que recurra a medios más letales y definitivos.
–Un problema grave es el de las conductas suicidas en los adolescentes. ¿Por qué alguien que está empezando a vivir llega a esa situación?
–Los adolescentes son una población muy delicada y vulnerable junto con los ancianos. Por eso, es muy importante hacer mucha prevención y formación en los ámbitos educativos y de los medios de comunicación. El adolescente, en general, tiene una percepción de la muerte y del peligro menor que los adultos. Es fundamental que se sienta acompañado y que sepa que puede pedir ayuda. En el adolescente hay mucha tentativa, pero estudios hechos en la Universidad demuestran que no hay tantos suicidios consumados
–¿Qué causas hacen que una persona se quiera quitar la vida?
–El suicidio es un problema muy complejo y no solo de salud mental. Es un problema de toda la sociedad. Hay causas motivadas por una enfermedad mental: depresión, trastornos psicóticos o el consumo de tóxicos. Pero también están la desesperanza, la falta de herramientas para asumir y afrontar los problemas, sin olvidar el acoso escolar.
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