La histórica mercería Varo del centro de Málaga renace como taberna

La taberna se asienta en los bajos de la casa familiar, un edificio que fue adquirido en el año 1908 por la bisabuela del actual propietario, Eduardo Varo. José Varo y Concepción Fernández, los padres de Eduardo, abrieron la mercería en el año 1960 y la regentaron hasta que llegó el momento de su jubilación en el año 2010. Desde entonces el local permanecía cerrado y sin ningún tipo de uso más allá que como trastero de la propia familia.

Para la apertura del nuevo establecimiento también han ocupado el local de la también histórica librería papelería Velfer, propiedad de su tío y cerrada definitivamente en el año 2008. De hecho, en una parte del salón conservan una de las librerías del local original.

Haciendo un guiño a la historia, todo el mobiliario y decoración del local forman parte de la vida familiar. Los muebles pertenecen a la mercería y han sido restaurados por Eduardo hijo, que es quien se sitúa detrás de la barra. Entre otras reliquias, en la taberna aún están el primer cuadro de luces, un teléfono de toda la vida e incluso el suelo original, «que no se lo cobraron a mi padre de lo feo que era».

En cuanto a su concepto gastronómico, Varo presume de ofrecer una carta confeccionada al completo con productos de Málaga. En el interior del local hay mesas bajas pensadas tanto para un tapeo como para una comida más formal. «Teníamos la obsesión de crear una carta saludable en donde no hubiera nada frito», expresa Eduardo. En la carta destacan el vermut y los vinos de Ronda, Moclinejo o la Axarquía, los embutidos de la Serranía y los quesos de la comarca de Antequera o el Valle del Guadalhorce.

Eduardo asegura llevar madurando la apertura del nuevo negocio desde hace un par de años, aunque no la ha realizado hasta ahora, cuando se ha prejubilado como empleado de banca. «Mi hijo y yo empezamos a darle forma hace dos años y él se ha dedicado a darle forma a todo evitando que pierda su esencia original».

El nuevo establecimiento abrió hace justo un mes y sus propietarios se muestran satisfechos de la acogida inicial. «El local está llamando mucho la atención y los cliente se sorprenden por la cantidad de antigüedades que tenemos». Y eso -añade- que la calle no pasa por su mejor momento después del Covid.

Históricamente, la calle Andrés Pérez era una de las más comerciales de la ciudad. Durante la vida de la mercería «era como la segunda calle Larios». Era paso habitual de malagueños que iban desde los barrios hasta el Centro y contaba con tres zapaterías, una pastelería (Anglada), una sastrería (Siles), una tienda de encurtidos y hasta una sucursal del banco central de la época.

Posteriormente, a raíz de los cambios en el Centro y las diversas crisis económicas que vivió la ciudad, cayó prácticamente en el olvido y empezó a remontar hasta hace prácticamente una década por el empuje de los nuevos empresarios que se han ido instalando en la calle, entre ellos la tienda de antigüedades La Casa del Cardenal o Casa Mira.

Pero entonces llegó la pandemia y, posteriormente, las obras de Carretería, que ha provocado que muchos de los locales que habían abierto al rebufo de los anteriores tuvieran que echar el cierre y forzara el regreso a la casilla de salida. Por eso, la apertura de Varo se ha visto con muy buenos ojos en la calle y como una nueva oportunidad para relanzar el comercio en la zona.