La guerrilla de las redes sociales

Ustedes pensarán: ¿Este es el asunto? ¿tan importante es la cuestión? Para los que desconozcan el mundo de la comunicación actual, deben saber que hay un 'target' de población que accede a la actualidad habitualmente a través de las redes sociales, de ahí que los medios hagan hincapié en su difusión a través de las mismas, motivo por el que las instituciones han creado sus propios canales para llegar a estos sectores.

Pues bien, las audiencias se miden, las fotos se tasan, y todo lo que sea aparecer suma. Así de sencillo. De hecho, hay un apartado esencial en toda encuesta demoscópica y es el grado de conocimiento de los candidatos a postularse a las elecciones. Sirva como muestra un botón: todavía, con un alcalde como el de Málaga, que está a punto de cumplir 22 años con la vara de mando, todavía hay señores y señoras que no saben quién es, concretamente un 2%. Llegar a todos los rincones de la población es una tarea que todos los políticos se toman con mucho interés: si los ciudadanos no conocen a un candidato sólo está en juego la marca y puestos a competir en unas elecciones se trata de sumar.

Pues bien, el tema las redes sociales en el Ayuntamiento y las quejas tanto del PSOE como de Cs no es nuevo. Los criterios para nombrar a los asistentes a cualquier encuentro son los siguientes, según el área de Comunicación: al alcalde siempre se le menciona, es la primera autoridad de la ciudad; y en el caso del potaje perchelero de la discordia, también aparecía en el texto la concejala de Fiestas, Teresa Porras, porque es la responsable de Fiestas, y la edil del Centro, Gema del Corral porque la fiesta era en su distrito.

Pues bien, ayer el área de Comunicación, adscrita a Alcaldía, removió las redes sociales para encontrar situaciones de agravio al alcalde de Málaga, que ya conocían de antemano y las pusieron sobre la mesa.

La primera es de hace bien poco. Es un mensaje en Twitter de la Delegación del Gobierno en Andalucía referente a la primera piedra de 253 viviendas en alquiler en el sector Universidad. En la imagen, aparecen el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández; el delegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas; la consejera de Fomento de la Junta, Marifrán Carazo y el alcalde de Málaga. En el texto no se menciona a Carazo ni a De la Torre; y cuando se abre la pestaña de etiquetas, tampoco están etiquetados. Primer agravio que Comunicación hace valer. Del mismo día, mensajes en el perfil de Twitter del alcalde así como del Ayuntamiento se menciona al alcalde y se etiqueta a los demás.

El segundo, un tuit del Ministerio de Economía. El evento, la inauguración del Centro Europeo de Excelencia de I+D Eureka, de Vodafone, el 31 de enero. En el mensaje se indica que la vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño había asistido. Ninguna mención, ni siquiera vía etiquetas, al presidente de la Junta, Juanma Moreno, o al alcalde, que también estaban en la imagen y en el acto.

El uso de las redes sociales institucionales de forma partidista es harina de otro costal y también hay ejemplos de primer orden, aunque esto daría para otro artículo.

No se trata de una cuestión baladí, máxime cuando todas las vías de comunicación son usadas por instituciones y partidos para llegar a sus simpatizantes, y no lo olviden, sus futuros electores. Dado que las redes han pasado a ser una forma de comunicación institucional, los criterios para su uso deberían unificarse, pero no única y exclusivamente en el Ayuntamiento de Málaga, sino a través de un organismo como podría ser Federación Española de Provincias y Municipios (FEMP). Un criterio sólido, dialogado y con consenso que satisfaga a todos los actores, instituciones o cargos políticos con representación institucional y cómo debe tratárseles en estos perfiles. En definitiva, cómo debe ser la cortesía institucional básica. Como los criterios pueden ser muchos y variados, unificarlos sería de gran ayuda.