Una fortaleza inexpugnable
Alcazaba, Patio de los Surtidores
A pesar de la neblina viscosa que cubre la ciudad en el momento de realizar el dibujo que encabeza estas líneas, la visita a la ... Alcazaba resulta muy placentera. Es 19 de agosto y la multitud de visitantes que recorren sus patios y jardines sucumbe a los encantos que el refinamiento oriental despliega ante sus sentidos: el rumor del agua que recorre las acequias y la exuberante vegetación que cubre las pérgolas en la actualidad enmascaran, eso sí, la verdadera naturaleza de esta construcción; se trata de una fortaleza inexpugnable, de cuya zigzagueante sofisticación defensiva escribió Leopoldo Torres Balbás –arquitecto restaurador del complejo en los años 30– lo siguiente: «Tal vez sólo en los castillos levantados por los cruzados en Siria se encuentre parecida complejidad y acumulación de defensas, que no evitaron la caída de la ciudad en 1487». Un 19 de agosto, para ser más precisos.
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