La forja de talentos del IES La Rosaleda: cuatro malagueños entre los mejores estudiantes de FP en España
Los alumnos del grado medio de electromecánica arrasan en la competición nacional que mide la destreza de los alumnos que cursan una formación profesional
Si hay algo así como una forja de talentos para futuros mecánicos de maquinaria pesada y agrícola, la excursión lleva al IES La Rosaleda. Ahí ... estudian y se forman José Berlanga (20), Sergey Halashuck (20), José González (23) y José Muñoz (18).
Los cuatro se encuentran en una nave enorme. Hasta ahí se llega después de recorrer un pasillo largo que conecta a la parte de los talleres. Los protagonistas visten un mono de trabajo negro con detalles rojizos y calzan zapatos de seguridad. En las manos sostienen llaves de tuercas o llaves de impacto. Detrás de ellos se eleva un tractor amarillo, entrado ya en años. Peso estimado: varias toneladas.
Estos jóvenes son de municipios conocidos de la provincia, como Sergey, que es de Torremolinos, o pedanías menos sonadas, como José Berlanga, que es de Sierra de Gibralgalía. Aquí el censo no llega a los 400 vecinos y el entorno encaja con la definición de rural. Cuando se le pregunta por cuándo se subió la primera vez a un tractor, José piensa un segundo y luego tira una mueca: «Con tres años, diría». Lo más seguro es que haya sido antes.
Estos cuatro jóvenes tienen algo en común. Vienen de arrasar en la competición MotorTec Madrid, celebrada en Ifema. Si el velocista tiene los campeonatos nacionales, este encuentro mide a los mejores estudiantes de FP de todo el país en su conocimiento y destreza para tratar con vehículos y maquinaria industrial y agrícola.
Entre todos los participantes, la delegación del IES La Rosaleda ha conseguido colocar a estos cuatro jóvenes entre los diez primeros. Aquí no acaban los blasones. El jovencísimo José Muñoz salió vencedor general, haciéndose con el primer puesto. Sergey Halashchuck quedó segundo.
Al contrario que el resto de sus compañeros, Sergey no tuvo ningún contacto previo ni con el campo ni con maquinaria agrícola de ningún tipo. Creció en un entorno urbano y es la prueba de que el ímpetu por aprender, si se canaliza bien, es sinónimo de éxito. «Estuve un año en bachillerato y vi que eso no era lo mío», reconoce. El camino que se le ha abierto ahora en el plano laboral desmitifica también el credo de que todo pasa por unos estudios superiores.
Mentores
De llevar a estos jóvenes por buen camino se encargan docentes como Miguel Galera o Marcos Rodríguez. Ambos han acompañado a estos jóvenes en su viaje a Madrid. También son los impulsores de este ciclo de grado medio. La denominación académica es la siguiente: Electromecánica de Maquinaria. La que acaba este este curso, sería la segunda promoción en finalizar esta FP. «Es una alternativa a la automoción clásica. Sabíamos que hay una gran demanda en el mercado y luchamos para que se incluyera en la oferta», recuerda Marcos.
Los resultados le han dado la razón. Los que salen lo hacen con una oferta de empleo en firme. La mayoría se incorpora de manera directa en las empresas en las que han realizado sus prácticas. Sergey, por ejemplo, está en estos momentos con Caterpillar. Su compañera José Muñoz está en New Holland, una de las grandes marcas para tractores y maquinaria agraria de todo tipo. José González hace sus prácticas en Grúas Álvarez, una de las empresas malagueñas de mayor solvencia. José Berlanga está en Komatsu, multinacional nipona y referencia en el sector de la maquinaria pesada.
La historia de estos cuatro malagueños también es la de la utilidad del modelo de la formación dual. Inspirado en el modelo alemán, los estudiantes compaginan la teoría en los centros con las prácticas en las empresas. El resultado final es una mano de obra cualificada que encuentra encaje en el mercado laboral. «La demanda por parte de las empresas es muy grande. Nos contactan con frecuencia para ver si tenemos alumnos», detalla Miguel Galera. De esta manera, la FP también evita frustraciones y pérdidas de tiempo a aquellos jóvenes que tienen una vocación más de oficio que de estudiar una carrera.

No todo es positivo. En la falsa idea que acompaña a algunos alumnos de que en la FP no hay que estudiar está también el fracaso. «Empezamos los cursos y la mitad no lo acaba», dice. «Aquí hay que estudiar igual que en el instituto, aunque intentamos reducirlo lo máximo posible y que tenga más peso la práctica», añade.
Este no es el caso de estos cuatro jóvenes. Todos se matricularon en el grado y ahora asienten cuando José Muñoz lanza la siguiente frase: «Es lo mejor que he hecho». Trabajar con maquinaria pesada no es fácil. Cada día es un aprendizaje. Con cada diagnóstico se gana en experiencia. La paleta de errores que hay detrás de una avería en una maquinaria pesada es cuasi infinita. Ellos ven esto como un reto y no como un obstáculo. Es difícil que alguien pueda detener ya el éxito laboral de estos malagueños.
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