La estación intermodal del Plan Litoral, pieza clave para la Expo 2027 en Málaga

Así lo ha expuesto hoy Pablo Otaola, coordinador general de Infraestructuras y Proyectos del Ayuntamiento de Málaga, durante su participación en el programa La Alameda, que presenta el director de SUR, Manolo Castillo. El ingeniero de Caminos, que ya coordinó una intervención similar a la que se pretende hacer en la capital costasoleña en Bilbao, fijó un plazo de tres años de obras para acometer el soterramiento de los 2,8 kilómetros previstos, los dos intercambiadores y los aparcamientos. «Se puede hacer y en Madrid se ha hecho (en referencia al soterramiento de la M-30), aunque en Málaga tenemos la espada de Damocles de los retrasos del metro».

En todo caso, como prioridad fijó que se debería llegar al inicio de la Expo de 2027 «con ese intercambiador listo, y la ciudad ordenada para seguir después». Para ello, los trabajos sobre el terreno tendrían que comenzar, como muy tarde, tres años antes de la cita. Este nodo permitiría conectar con el AVE, el Cercanías y el metro, a apenas unos pasillos de distancia.

Noticia Relacionada

La nueva polémica entre Sevilla y Málaga, a debate en 'La Alameda'

A preguntas de los periodistas de SUR Javier Recio, Ana Barreales y Jesús Hinojosa, Otaola definió que el objetivo del Plan Litoral es la mejora del transporte mediante autobuses interurbanos con los municipios de la provincia. «La estación de Muelle Heredia está llamada a desaparecer por la construcción de los edificios para oficinas, y tendrá que ir soterrada en la Marina, después de trasladar el 'parking'». Esta actuación irá unida al soterramiento del tráfico desde Heredia hasta el hotel Miramar, en el paseo marítimo de Picasso. «La apuesta por el transporte público en autobús es muy importante, para la conexión con los pueblos, incluso los más pequeños, para llevarlos a la Marina, porque las encuestas nos dicen que todo el mundo quiere llegar hasta el Centro».

El principal escollo es el económico: el conjunto tiene un coste estimado de 400 millones, por lo que necesita de la colaboración público privada. «Los aparcamientos e intercambiadores generan ingresos para la iniciativa privada; tenemos el apoyo de la Junta para entrar en los fondos Feder y el Ayuntamiento también tiene que poner dinero, pero ya hay empresas interesadas en participar».

Frente a las críticas de la oposición, para quienes se pretende hacer un proyecto faraónico, asegura que el análisis respalda unos beneficios muy superiores al coste, entendidos en materia de tiempo, siniestralidad, contaminación, etc. «Ahora mismo hay diez carriles de coches, contando el Parque y el paseo de los Curas, y se reducirán a seis, con dos carriles bus, pero con mucha más fluidez, sin semáforos y sin paradas». Otaola restó importancia a la falta de consenso político, en la medida en que otras ciudades con proyectos similares (caso de Madrid y Logroño) tampoco lo tuvieron y terminaron saliendo adelante. «Hay que empezar ya», afirma, si bien esto no supone que se tenga que acometer todo de una vez. Al contrario, el ingeniero aboga por hacerlo por fases, aunque «con planificación y una visión final».

Sobre el resultado que los ciudadanos verán en la superficie, una vez que desaparezca el tráfico, Otaola lo fía al concurso internacional de ideas que el Ayuntamiento ha convocado, y del que ya está a punto para designar al ganador, aunque adelanta: «Será un súperparque, dos veces el de Huelin, supondrá un antes y un después en Málaga, como lo ha sido la calle 30 en Madrid».