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No se cumple la custodia: ¿qué hacemos con el niño?

No se cumple la custodia: ¿qué hacemos con el niño?

Los puntos de encuentro de Málaga celebran dos décadas convertidos en un servicio pionero de apoyo a los juzgados a la hora de normalizar la relación con los hijos

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Domingo, 17 de noviembre 2019

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España es un país donde 57 de cada 100 parejas terminan en ruptura, que está entre los cinco países de la Unión Europea con mayor tasa de divorcios y que registró ante los juzgados más de 111.000 demandas de disolución en 2018. Esta radiografía, diagnóstico de una sociedad en permanente cambio, ensancha sus contornos en los juzgados de familia, hoy desbordados por una litigiosidad cada vez mayor entre los cónyuges, sobre todo en los casos en los que existen hijos menores. El divorcio es una situación que pone a prueba a todos los miembros de una familia porque al fin del vínculo emocional entre la pareja hay que sumar el cambio en la manera de relacionarse con los hijos. Y no siempre es fácil.

Para avanzar en la solución de estos conflictos, los juzgados de familia cuentan, en el caso de Málaga, con una apreciable red de recursos entre los que destacan los Puntos de Encuentro Familiar (PEF), convertidos en una herramienta imprescindible a la hora de garantizar la relación del menor con sus padres. Incumplimientos en el régimen de visita, órdenes de alejamiento que no permiten el contacto entre los progenitores a la hora del intercambio o recuperación de determinados lazos familiares (por ejemplo en el caso de una demanda de paternidad) son sólo algunos de los casos-tipo que conviven en los puntos de encuentro que existen en la provincia: uno en Málaga y otro en Marbella, que sólo en el primer semestre de 2019 atendieron a 799 menores de edad.

Hasta que se implantaron, muchos intercambios se hacían en comisarías de policía

Esta cifra los convierte en dos de los más activos de Andalucía, pero existe otra más lejana en el tiempo que sitúa a Málaga capital en la vanguardia de este tipo de atenciones ya que se cumplen 20 años justos desde que un grupo de juristas impulsó este centro 'neutral' que proporciona las herramientas necesarias avanzar en esa normalización de las relaciones familiares. «Antes de que existieran había padres que perdían el contacto con sus hijos porque no había manera de ejecutar el régimen de visitas; y muchos de los intercambios de los menores se hacían en las comisarías de policía. Imagina lo que era eso para un niño», recuerda el magistrado de familia José Luis Utrera, titular del Juzgado de Primera Instancia número 5 de Málaga y uno de los artífices de que los puntos de encuentro llegaran a los juzgados de la capital. De hecho, Málaga fue la segunda ciudad española –por detrás de Valladolid– que puso en marcha este recurso, creado con el apoyo del Ayuntamiento de Málaga y ya desde el comienzo de la década de 2000 bajo la gestión de la Junta de Andalucía. Hoy en día, los puntos de encuentro son una realidad consolidada y con una gran demanda que se nutre no sólo de los juzgados de familia, sino también de los de Violencia contra la Mujer. De hecho, el grueso de los expedientes tramitados (el 70,2%) son derivados desde estos últimos.

Una ruptura o un corte de pelo

Que Málaga es una referencia en temas de familia lo confirma también Sonia Díaz, abogada y coordinadora de los dos puntos de encuentro que existen en la provincia. Ella, al igual que el magistrado Utrera, tuteló esos primeros pasos a través de la asociación Mujer Siglo XXII, y en estos veinte años en la primera línea de custodia ha visto «cómo se han ido diversificando las intervenciones en los puntos de encuentro». O lo que es lo mismo: «Intervenimos constantemente, desde una ruptura traumática hasta la discusión por el estudio para un examen, un corte de pelo o el cumpleaños de un amiguito».

Díaz, al frente de un equipo técnico de profesionales compuesto por psicólogos y trabajadores sociales, deja otra reflexión que da que pensar sobre los efectos que tienen las rupturas no sólo en los adultos, sino también en los niños: «Últimamente hay un repunte en los incumplimientos de los regímenes de visita (…). Los padres no quieren asumir la responsabilidad de acordar incluso pequeños cambios, todo lo quieren dejar en manos de un juez». Con todo lo que eso implica no sólo para los afectados directos, sino también para la justicia y sus tiempos.

La provincia cuenta con un centro en la capital y otro en Marbella, que atendieron en los seis primeros meses de 2019 a casi 800 menores

En este escenario, los puntos de encuentro familiar colaboran con el desarrollo del régimen de visitas hasta que éstas se normalicen y en tres modalidades: las visitas tuteladas (en el centro y bajo supervisión) para relaciones que aún no están normalizadas –por ejemplo en caso de problemas de consumo de estupefacientes en uno de los progenitores, de trastorno mental o de falta de vínculo–; las recogidas sin pernocta o las que sí la tienen. En Málaga, la mayoría son tuteladas y el ritmo, frenético: «El fin de semana es muy intenso, con unas 200 visitas», confirma Díaz antes de compartir un último mensaje: «Al final, los puntos de encuentro son algo artificial, pero ayudan a establecer vínculos para que se salga pronto de ahí». Para que lo normal, en definitiva, no sea lo extraordinario.

Imágenes de algunas estancias de los puntos de encuentro de Málaga
Imágenes de algunas estancias de los puntos de encuentro de Málaga

Para avanzar en la solución de estos conflictos, los juzgados de familia cuentan, en el caso de Málaga, con una apreciable red de recursos entre los que destacan los Puntos de Encuentro Familiar (PEF), convertidos en una herramienta imprescindible a la hora de garantizar la relación del menor con sus padres. Incumplimientos en el régimen de visita, órdenes de alejamiento que no permiten el contacto entre los progenitores a la hora del intercambio o recuperación de determinados lazos familiares (por ejemplo en el caso de una demanda de paternidad) son sólo algunos de los casos-tipo que conviven en los puntos de encuentro que existen en la provincia: uno en Málaga y otro en Marbella, que sólo en el primer semestre de 2019 atendieron a 799 menores de edad.

Esta cifra los convierte en dos de los más activos de Andalucía, pero existe otra más lejana en el tiempo que sitúa a Málaga capital en la vanguardia de este tipo de atenciones ya que se cumplen 20 años justos desde que un grupo de juristas impulsó este centro 'neutral' que proporciona las herramientas necesarias avanzar en esa normalización de las relaciones familiares. «Antes de que existieran había padres que perdían el contacto con sus hijos porque no había manera de ejecutar el régimen de visitas; y muchos de los intercambios de los menores se hacían en las

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