Construir o destruir

Hay pocas capitales en Europa que, después de todos los cambios que hoy son visibles, tenga una cartera tan importante de proyectos. El principal de todos ellos es la actuación del cauce del Guadalmedina, cuya ejecución –aún lejos por la falta de colaboración institucional entre el Estado, la Junta y el Ayuntamiento– significaría la gran transformación de la ciudad en esta primera mitad de siglo, con el complemento de la peatonalización de la Alameda Principal.

Analizar planes como el paseo marítimo de la zona Este, la regeneración de los Baños del Carmen, la torre del Puerto, el puerto deportivo de San Andrés o el Arraijanal permite calibrar la trascendencia del futuro próximo de la ciudad y las exigencias en cuanto a sostenibilidad, movilidad y planeamiento.

Y esta situación se puede afrontar desde la colaboración y lealtad institucional y desde el compromiso con Málaga y su futuro o desde la confrontación o el sectarismo. Málaga requiere altura de miras en todos los sentidos y la disposición a trabajar en momentos decisivos como un frente común para aunar voluntades e inversiones.

Hay quienes optamos por una decidida y firme posición constructiva y colaborativa frente a los que, con el no porque no por bandera, prefieren destruir, frenar y socavar cualquier iniciativa en la que no sean protagonistas.

Hoy, más que nunca, Málaga necesita trabajar por Málaga, desde la convicción de construir un futuro mejor para todos. Y en ese camino siempre encontrarán a SUR.