Entre «mercadillo» y la condena por la agresión a Martín Rojo en la manifestación

El alcalde explicaba a esta sección que «no fue una situación cómoda» y que lo único que pretendía, cuando unas pocas le increpaban, era ir a saludar a las mujeres que estaban al principio de la manifestación, en la pancarta, «como hago todos los años», y añadía que «pocos ayuntamientos (como Málaga) han sido más sensibles, más eficaces y más proactivos contra la violencia de género». Tras la persecución que sufrió, De la Torre se acabó marchando por el túnel de la Alcazaba hacia el Ayuntamiento;«también tenía otros asuntos que atender». Y así hicieron otras mujeres miembros del PP, como explicaba Martín Rojo, visiblemente afectada. Tras tener el parte de lesiones, denunció la agresión ayer por la tarde.

Parecía empezar bien la mañana. En su primera intervención, el edil socialista Salvador Trujillo quiso mostrar su solidaridad con la edil de Turismo, como contaba en la edición web de este periódico Francisco Jiménez. Tanto Eduardo Zorrilla (IU-Málaga para la Gente) como Alejandro Carballo (Ciudadanos) se sumaban a la condena, pero la chispa saltaba cuando Ysabel Torralbo (Málaga Ahora) se limitaba a esperar «lo que los juzgados decidan». Detrás venía el «vamos a dejar el mercadillo», que espetaba Torralbo cuando las ediles populares le increpaban, «el mercadillo, el tuyo», que le contestaba la popular Elisa Pérez de Siles; «como el de tu madre, ¿no?», le decía la primera. «Ordinaria», le llamaba Pérez de Siles. «Ordinaria, tú», le contestaba la edil de Málaga Ahora. En fin, un diálogo de lo más edificante, propio del mercadillo al que hacía alusión Torralbo casi al principio de la trifulca.

Detrás fue la «poca vergüenza» y «la falta de educación» como se decían de una a otra bancada hasta que el concejal de Economía, Carlos Conde, quiso zanjar el asunto interviniendo para dar su versión de los hechos. «Lo que se está poniendo sobre la mesa es que nuestra compañera fue objeto de una agresión. Evidentemente, esa persona no representa a la colectividad, pero había un grupo de personas que no solo nos abuchearon, también hubo insultos y un trato vejatorio que no debe caber en ninguna manifestación, y menos aún en un acto contra la violencia de género». Posteriormente, Martín Rojo intervino para asegurar, en referencia a Torralbo, que «si hay una mujer que defiende golpear a otra mujer, no es digna de estar representando a los malagueños». Por su parte, Pérez de Siles apuntaba: «Muchos de los que están contigo salen en el vídeo».

El asunto tenía continuación en una segunda parte durante la comisión de Derechos Sociales. Entre medias, el alcalde subía el siguiente tuit:«Lo ocurrido ayer (por anteayer) en la manifestación convocada por @MViolencia0 es preocupante, impropio de nuestra madura democracia. Por fortuna, pese al ruido, se trata de actitudes minoritarias. Mi cariño y apoyo hacia @marmartinrojo. Seguiremos acudiendo adonde creamos que debemos estar. FTP».

El edil popular de Derechos Sociales, Raúl Jiménez, aprovechaba la comisión y las iniciativas en contra de la violencia de género para incluir una autoenmienda en la del grupo popular. Jiménez se refería a que «algunos sufrieron agresiones verbales y físicas; por lo que con este punto queremos condenar los actos de violencia vividos por los concejales de este Ayuntamiento».

Todos los grupos políticos votaron a favor de la autoenmienda y de la condena a la agresión a la edil popular; y casi todos, a excepción de Málaga Ahora, criticaron verbalmente los hechos. La puntilla la daban el edil de Ciudadanos, Alejandro Carballo, cuando mostraba, además, su repulsa «a cualquier comentario que no sea capaz de condenar esta agresión; con esto no se debe hacer política» en clara alusión a Torralbo, aunque no la mencionara;o cuando el edil de Derechos Sociales le demandaba a la concejal de Málaga Ahora, Isabel Jiménez, que mostrara su condena a viva voz y obtenía la callada por respuesta.

Tuit publicado por el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Málaga, Juan Cassá, con parte de la bronca.