El avispón oriental ya está en el Centro de Málaga

Se trata de 'vespa orientalis', avispa o avispón oriental, que ya ha sido visto (incluso ha causado problemas) en la Costa del Sol, en zonas de Marbella; y en la barriada de El Palo, pero que es la primera vez que se identifica científicamente en el Centro de la capital malagueña.

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Se trata de una especie exótica, oriunda del Mediterráneo oriental (Turquía, Siria, Líbano, Israel, etc), así como del norte de África, si bien está instalada en la provincia desde hace al menos dos años. «Esta ya se habia visto antes en Málaga», corrobora el investigador, que indica como hipótesis de su llegada que algún ejemplar viniera junto con algún envío de plantas de vivero procedente de un país donde sea endémica. Se distinguen de los avispones autóctonos y de otros exóticos que están llegando porque tiene la frente amarilla y una mancha del mismo color casi al final del abdomen.

Ante todo, Raimundo Real advierte a quienes las vean que no las molesten porque pueden ser peligrosas, por varias razones. La primera es que su picadura es venenosa, y un sólo ejemplar puede hacerlo varias veces. Pero lo peor es que se defienden en grupo, por lo que la descarga de toxinas puede llegar a producir un shock anafiláctico, como le ocurrió a una vecina de Marbella en verano del año pasado. La picadura de un avispón oriental es muy dolorosa, aunque no necesita de un tratamiento en especial; eso sí, se debe acudir a urgencias cuando se estime que puede ser alérgico a su veneno o en el caso de varias picaduras que podrían desembocar en un shock anafiláctico.

Además, esta especie hace nidos cerca o dentro de las casas, que son colectivos y dan cabida a decenas de individuos. «Son insectos sociales, tienen una reina con su corte que pone cientos de huevos». Con todo, estos grupos son más pequeños que la llamada avispa asiática (Vespa velutina) y su peligrosidad es también menor. De la temida velutina todavía no hay testimonios en Málaga, aunque sí en el norte de España.

«Si se ven nidos no hay que molestarlas nunca, sino reportarlos a la policía para que avisen a los servicios especializados para su retirada. Cualquiera no puede quitarlos porque su aguijón atraviesa las protecciones normales de un traje de apicultor, y atacarán en grupo para defender a su colonia» Además de todo lo anterior, causan daños al ecosistema porque también atacan las colmenas de las abejas melíferas; así que se deben tomar medidas para controlar estas poblaciones que están en plena expansión.