Madre Coraje denuncia una oleada de robos en sus contenedores de ropa

El gerente de Madre Coraje, Avelino Mañas, explica que, mientras una persona está pendiente por si llegan las autoridades, la otra se encarama al contenedor e introduce la parte superior del cuerpo en el interior. «Están equipados con un palo con un gancho al final para coger las bolsas con las prendas, incluso llevan una linterna incorporada para poder ver en la oscuridad del interior», señala.

Desde la organización benéfica insisten en que las personas que se dedican a estas acciones «no tienen pudor en sacar las bolsas del interior de los depósitos, rajarlas y quedarse con lo que les interesa», de hecho, critican que incluso la ropa de la que no se apropian estas personas la tiran en contenedores de basura orgánica y no la vuelven a dejar de donde la sacaron. En concreto, el principal objetivo de estas sustracciones son los zapatos, además de la ropa que se encuentra en mejor estado.

Mañas señala que las personas que sustraen en los contenedores no lo hacen para utilizar esas prendas ni para comerciar con ellas en los mercadillos. «Creemos que se venden a un intermediario que las llevaría a Marruecos dónde sacaría un mayor dinero por ellas», precisa.

Fuentes policiales consultadas aseguran que tienen constancia de los robos en los contenedores desde hace tiempo. Pese a ello, han observado un cambio de tendencia y si antes eran considerados como los conocidos como hurtos famélicos, fruto de la necesidad, ahora observan una mayor organización y coinciden con la teoría de Madre Coraje de que la ropa se lleva a Marruecos para ser vendida al peso.

Incluso ya se han producido algunas operaciones de los agentes en este sentido. Las mismas fuentes precisan que recientemente sorprendieron a tres individuos, de nacionalidad rumana, sacando prendas de un depósito de la organización. Elaboraron un informe que se ha remitido al juzgado para que se abra una investigación sobre lo ocurrido.

Mientras tanto, desde la organización exponen que es muy complicado para ellos cuantificar las pérdidas que están sufriendo por los robos. Y es que existen elementos que no se controlan como son por ejemplo el volumen de las donaciones, que podrían haber descendido.

En Madre Coraje desconocen las prendas concretas que hay dentro de cada contenedor hasta que son recogidas, por lo que no se puede cuantificar el daño que se produce con los robos. Al respecto, el responsable de la organización insiste en que los que salen perdiendo son las personas que realmente necesitan esa ropa.

Se trata de una situación de la que Madre Coraje lleva teniendo constancia desde hace un par de años. «Subieron los robos y decidimos colocar unas planchas en los contenedores de ropa para impedirlo, pero no ha dado resultado», afirma el responsable de la organización.

De hecho, las sustracciones en los contenedores que hay en la calle, 233 en la capital y unos 80 más en el resto de la provincia, se han intensificado en los últimos seis meses. Al respecto, Mañas señala que antes los robos se producían de noche, aunque actualmente tienen lugar a todas horas, «incluso a plena luz del día junto a supermercados que están repletos de gente».

Por ello, desde Madre Coraje ahora se va a poner en marcha un nuevo plan para poner más dificultades a aquellos que saquean sus depósitos en la vía pública. En concreto, se van a achicar las bocas de los contenedores soldando unas barras, para intentar impedir de esta forma que sigan sustrayendo ropa de su interior.

Ello requerirá una inversión de la organización que su gerente cifra en unos 40 euros por cada contenedor: «Tenemos que retirarlos de la calle, soldarles las barras, volver a pintarlos y a colocarlos en el sitio en el que se encontraban. Eso tiene un coste, sobre todo porque son necesarias muchas horas de mano de obra».

Ante esta situación, desde Madre Coraje piden a todas aquellas personas que se encuentren con un posible caso de este tipo que avisen inmediatamente a la Policía. El gerente de la organización insiste en que ésta es la única fórmula para intentar combatir los saqueos que están sufriendo sus depósitos.