Borrar
Nuria era, según su familia, una mujer alegre y luchadora.
Muere la empleada del salón de juegos a la que un atracador atacó a martillazos

Muere la empleada del salón de juegos a la que un atracador atacó a martillazos

Nuria Jiménez, de 41 años, permanecía en coma desde febrero, cuando fue asaltada por un ladrón que se ensañó con ella y le propinó más de 70 golpes

Juan Cano

Viernes, 2 de octubre 2015, 00:44

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Nuria Jiménez García tenía 41 años y una hija de 15. El pasado 6 de febrero, mientras trabajaba en un salón de juegos de la avenida de Velázquez, fue atacada salvajemente por un atracador, que se ensañó con ella y le asestó más de 70 golpes con un martillo. Ingresó en el hospital en estado crítico y ya no salió del coma desde entonces. Los médicos nunca dieron esperanza a la familia, explica Cintia, su hermana menor. «Nos decían que, con suerte y un milagro, podía salir en sillas de ruedas o quedar en estado vegetal. Sólo abrió los ojos un día en todo este tiempo». Murió el miércoles en Carlos Haya.

Aquel día, Nuria siguió su rutina habitual. Se levantó, ordenó la casa y se dirigió a su trabajo, el salón de juegos Unibox, en el que llevaba cinco años empleada. Entraba a la una de la tarde y solía salir, dependiendo del turno, a las nueve o ya al cierre, después de medianoche. «El miedo siempre lo tenía, sobre todo porque salía muy tarde y sola, pero nunca había sufrido un atraco», cuenta Cintia, que habló con ella la noche anterior, como solían hacer cada día.

El único testigo de la agresión fue el objetivo de la cámara de seguridad del establecimiento, que grabó toda la secuencia. En el vídeo se observa al agresor, un ciudadano de nacionalidad china, sentado en la barra como un cliente más. Se tomó un café mientras esperaba a que el local se quedase vacío. Entonces, se dirigió al aseo y, al volver, comenzó directamente a golpear a la empleada con un martillo o una herramienta similar.

Los policías que visionaron las imágenes contabilizaron 70 martillazos sólo en el primer ataque. Acto seguido, fue a la caja registradora y cogió el dinero. La escena que sucedió a continuación estremeció a los propios investigadores. Antes de salir por la puerta con el botín, se dirigió de nuevo a la empleada, que yacía inerte en el suelo, y le asestó varios golpes más. El presunto autor, detenido seis horas después, fue imputado por intento de asesinato. Ahora, consumado.

Detención

La investigación partió de los fotogramas de las cámaras, la única pista que la policía tenía del autor. Hasta que encontraron a un testigo que esa tarde había visto subirse a un autobús a un individuo de esas características, que además iba ensangrentado. Los agentes comenzaron a interrogar a todos los conductores de las líneas de la EMT que pasan por ese punto. Alguien vio al sospechoso bajarse en Churriana. Esa misma noche fue detenido. Al arrestarlo, los policías nacionales le intervinieron 2.800 euros en efectivo, presumiblemente, el botín que obtuvo en el atraco.

Nuria le había hablado a Cintia de ese sujeto, un hombre de 37 años, natural de Henan (China). Dos meses antes de la agresión, tuvo que echarlo del salón de juegos porque estaba molestando a los clientes. «Pero no podía tener nada contra ella. No sabemos por qué hizo eso», se lamenta Cintia, destrozada por el desenlace. «Yo solo quería a mi hermana, y ya no la tengo».

Aunque se crió en Miraflores de los Ángeles, Nuria, la segunda de tres hermanos, se mudó tras casarse a la barriada de La Luz, donde era muy querida. Separada desde hacía 12 años, sacó adelante a su hija con «mucho sacrificio», explica Cintia, que se ha hecho cargo de su sobrina, que estudia tercero de ESO. «Tiró ella sola de su casa continúa la hermana de la víctima, era una luchadora. Siempre tenía uno o dos trabajos (de auxiliar administrativo, camarera...). Era muy independiente y, sobre todo, alegre. Le gustaba el deporte, el baile, la música...».

La familia, que no se ha separado ni un minuto de ella en el hospital en todo este tiempo, quiere agradecer al equipo médico y a todo el personal de la cuarta planta de Neurocirugía de Carlos Haya el trato que ha recibido la paciente y todos los que han estado a su lado, desde los parientes más directos a sus amigos. «Han luchado por Nuria hasta el último momento, sólo tenemos palabras de agradecimiento para ellos», afirman.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios