«Hemos visto tiros por todos lados y la capital de Burkina Faso ardiendo»
El malagueño Manuel Vilches ha logrado escapar del país africano mientras los dos cooperantes de Pozos Sin Fronteras siguen atrapados en la capital
Juan Soto
Jueves, 24 de septiembre 2015, 19:21
El malagueño Manuel Vilches ha logrado escapar del infierno en el que se ha convertido Burkina Faso tras el golpe de Estado del pasado día ... 16. Ayer, ya en suelo español, explicó que aquella zona estaba sumida en el caos y que había visto «tiros por todos lados y Uagadugú (la capital) ardiendo». Este cooperante natural de Estepona y miembro de la ONG Dubabu, que logró salir del país el lunes horas antes de que se cerrara el espacio aéreo, ha tenido más suerte que los dos voluntarios de la ONG Pozos Sin Fronteras, que ayer seguían en la capital del país a la espera de que vuelva a abrir el aeropuerto para poder volar a Europa a través de Mali.
Vilches, que viajaba junto a su mujer para desarrollar un proyecto humanitario en diferentes aldeas, llegó al país el pasado 1 de septiembre. El golpe de Estado le pilló trabajando en Banfora, ciudad a 500 kilómetros de la capital y próxima a la frontera con Costa de Marfil. De hecho, en aquel momento se plantearon si huir en dirección aquel país o tratar de ir hacia la capital. «Finalmente tiramos hacia Uagadugú porque escuchamos en televisión que habían cerrado las fronteras».
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Durante su viaje de dos días tuvieron que sortear barricadas y ciudades completamente cerradas al tráfico, incluso convenciendo a líderes locales para que les mostrasen caminos de tierra a modo de desvíos. Recuerda que fueron momentos duros y de mucha tensión, aunque lo peor lo vivieron al llegar a la capital, ya que junto al hotel al que llegaron se produjo un tiroteo que casi les pilla. «Se liaron a tiros a 20 metros nuestra y tuvimos que salir corriendo; Uagadugú estaba en llamas y tuvimos que alojarnos en otro hotel con mucha más seguridad», explica.
Para salir de Burkina Faso aún debieron esperar otros dos días. En concreto lo lograron el lunes, en un avión de la compañía Royal Air Maroc con dirección a Casablanca. Y lo consiguieron gracias a un amigo de Torremolinos que se desplazó hasta el aeropuerto de Málaga y logró convencer a los trabajadores de la compañía del cambio de vuelo. «Tuvimos mucha suerte porque en el aeropuerto había al menos 200 personas que querían coger el mismo avión en el que nosotros embarcamos apenas dos horas antes de que cerraran el espacio aéreo».
Menos suerte, de momento, han tenido los otros dos malagueños retenidos en el país africano. Alfonso Artacho y José Albujar continúan recluidos en un hotel de Uagadugú a la espera de la apertura del espacio aéreo. Los dos cooperantes de Pozos Sin Fronteras esperan poder volar hoy mismo a Mali para enlazar con un vuelo europeo, aunque las informaciones hasta el momento son bastante confusas en aquel país.
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