Francisco Rodríguez, agraciado con el Gordo en Málaga: «Desde que ha salido el número no hemos parado de gritar y de llorar»
El empresario de Fuente Olletas y un amigo adquirieron cuatro décimos del 86.148 durante un viaje de trabajo a Madrid
Un viaje inesperado a Madrid el pasado mes de noviembre fue el inicio de su gran golpe de suerte. Antes de regresar a Málaga, Francisco ... Rodríguez, un empresario de Fuente Olletas, se paró en la administración de loterías que hay en la estación de Atocha y compró un décimo del 86.148, número que a la postre ha resultado ganador del primer premio del Sorteo Extraordinario de Navidad. Entre él y su amigo Laguna se trajeron cuatro décimos del boleto premiado, un total de 1,6 millones a repartir entre las dos familias. «Estoy sin palabras; al menos ya he dejado de temblar», confiesa a los primeros amigos que se han presentado en su negocio nada más enterarse de la noticia.
Francisco es el propietario de la empresa Climatización Francisco Rodríguez y adquirió el décimo («yo no lo pagué; me lo regaló mi amigo, lo que demuestra que si no la pagas también toca») tras acudir a la feria de muestras de climatización que se celebró hace poco más de un mes en Ifema. Él no tenía previsto ir, pero la insistencia de una marca con la que trabaja habitualmente terminó de animarlo. «Ha sido una absoluta casualidad porque yo no tenía previsto viajar a Madrid», confiesa.
La mañana de este miércoles ha llegado a la oficina pasadas las 12.15 horas y ha 'regañado' a su hermana por no tener puesto el sorteo en la radio. Cuando ha salido el Gordo y ha escuchado que terminaba en 48 se ha acordado de su madre, que siempre compra ese número; y al comprobar que se ha vendido en Atocha ha recordado su viaje exprés y la terminación elegida. «Corriendo hemos llamado a mi hijo, que estaba en casa, para que comprobara el número y desde entonces no hemos parado de gritar y de llorar».
Sin apenas reponerse, se ha puesto a llamar a su amigo Laguna, un arquitecto que estaba reunido en ese momento y no le ha cogido el teléfono. A la tercera le ha descolgado y también se ha llevado la ilusión de su vida. «Uno de sus décimos era para su padre, que se acaba de jubilar, y se merece tener la jubilación que ahora va a poder disfrutar», sentencia.
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Mientras atiende a SUR, Francisco recibe innumerables llamadas de amigos, del banco y de clientes. «Esta es importante, es de trabajo», se excusa, casi sin dar importancia al dinero que se acaba de embolsar y que guarda a buen recaudo «en el cajón donde está el niño Jesús».
La historia de este empresario resulta extraordinaria, ya que cuenta que tanto su padre como su abuelo han obtenido el primer premio de la Lotería al cumplir los 50 años, los mismos que él tiene ahora. «Llevaba ocho décimos y me ha tocado el Gordo; se ve que lo llevamos en los genes», asume con cierta sorna.
A partir de ahora, dice que no le ha dado tiempo a pensar en lo que se gastará el dinero, aunque el décimo no le dará para retirarse. «Mañana estaremos aquí como cualquier otro día, pero lo que hoy disfrutemos, para nosotros se queda». En este sentido, confiesa que la labor del pequeño empresario es muy ingrata y deja entrever que el premio les permitirá trabajar con más desahogo. «Venimos de pasar una época muy mala». Aunque ahora para ellos se haya convertido en una época mágica.
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