El Gobierno alemán pierde credibilidad contra el virus

La encuesta, realizada por la empresa demoscópica YouGov para la agencia de noticias DPA, se publicó este sábado, justo cuando las autoridades sanitarias germanas comenzaron a distribuir las primeras de las 350.000 dosis de suero que les ha hecho llegar la empresa AstraZeneca. El Ministerio de Salud valoró positivamente la entrega de esta remesa ante la falta de abastecimiento que soportaban sus centros de salud para continuar adelante con la campaña de inmunización. Hasta ahora, ha pasado por este programa algo menos del 4% de la población. De la vacuna de AstraZeneca quedarán excluidos los mayores de 65 años, a quienes se les aplicará el antiviral de la casa Pfizer.

La escasez de dosis es una de las causas que los expertos señalan para la caída de credibilidad de los alemanes en la gestión médica de su Gobierno, que hasta hace unos meses era modélica hasta el punto de elevar a la canciller Angela Merkel a las mejores cotas de popularidad de un jefe de Gobierno del país. El sondeo es tajante: aparte del dato antes citado, un 19% de los encuestados dice que está «muy insatisfecho» con la gestión de la crisis y el 26% se encuentra «más bien insatisfecho». El estudio se ha hecho entre el 3 y 5 de febrero, en plena resaca de la polémica por el desabastecimiento de antivirales en Europa.

En estos datos también influye el empeoramiento de la epidemia en las últimas semanas. Si se tiene en cuenta el desplome desde octubre como marco de referencia, es a partir de ahí, y especialmente en diciembre y enero, cuando la pandemia ha causado sus estragos más duros entre la población alemana, con varias jornadas en que la letalidad ascendía por encima de los mil fallecimientos. Las últimas cifras aportadas este sábado contabilizaban más de 10.500 contagios y 700 decesos en las veinticuatro horas anteriores; es decir, durante la jornada del viernes.

Como tercer elemento, cabe señalar el «cierre duro» que el Ejecutivo de Merkel y los dieciséis Estados federados aplican desde noviembre para intentar contener el avance del coronavirus y, especialmente, de sus nuevas cepas más contagiosas. Así las cosas, los alemanes estarían mostrando su hartazgo por las medidas que mantienen cerrada buena parte de la actividad económica y muy restringida la movilidad.

La satisfacción con la labor del Gobierno sigue siendo mayor entre los seguidores de los partidos conservadores CDU/CSU (70%), seguidos por los votantes de Los Verdes (67%), los del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD, 57%) y los del Partido Liberal Demócrata (FDP%). Por el contrario, solo el 45% de los simpatizantes del partido La Izquierda valoran positivamente la gestión de la crisis, y entre los votantes de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) esta cifra alcanza solo el 16%. Pese a todo, los resultados indican que Merkel sale todavía airosa entre sus partidarios, aunque ya no cuenta con el mismo apoyo de los ciudadanos de otros signos políticos.

La derivada de la pandemia en Alemania es la apertura del debate sobre las privatizaciones y la posibilidad de «reducir las participaciones del Estado» en el capital de las empresas. Es el ministro de Economía, el conservador Peter Altmaier, quien puso ayer sobre la mesa este asunto, que lleva camino de convertirse en un debate de alto calado meses antes de que se celebren las próximas elecciones legislativas el próximo octubre, a las que ya no concurrirá Merkel como candidata.

Según Altmaier, la reducción de las aportaciones mejoraría la financiación del gasto público, disparado a causa de la pandemia. Su propuesta ya ha causado discrepancias entre los conservadores y socialdemócratas.