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Stefano Pontecorvo, a pie de pista en el aeropuerto internacional de Kabul durante las evacuaciones de afganos. R. C.
«Los talibanes dicen lo que queremos escuchar»
Stefano Pontecorvo Representante de la OTAN en Afganistán

«Los talibanes dicen lo que queremos escuchar»

El organizador del puente aéreo que evacuó a 120.000 personas cree que el Emirato «no ha cambiado, pero la sociedad afgana sí»

Dario Menor

Roma

Viernes, 17 de septiembre 2021, 18:27

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Stefano Pontecorvo difícilmente olvidará el mes de agosto. Representante civil de la OTAN para Afganistán, este diplomático italiano con amplia experiencia en la región fue el encargado de organizar desde el aeropuerto de Kabul el puente aéreo que, en solo 14 días, sacó del país centroasiático a más de 120.000 personas que corrían peligro tras el éxito militar de los talibanes. En una entrevista con este diario, Pontecorvo lamenta el apoyo que Occidente otorgó al ya expresidente afgano Ashraf Ghani («fue nuestro mayor error») y advierte de que los talibanes «no han cambiado» respecto a hace dos décadas. Ahora solo son «más telegénicos» para decir «lo que queremos escuchar».

–Con la distancia que da el paso de los días, ¿cómo valora un mes después la retirada de las fuerzas de la OTAN de Afganistán?

–Evidentemente no podemos estar contentos con cómo acabó la misión. Pero no significa que los veinte años que estuvimos allí hayan sido tirados a la basura. Lo vemos, por ejemplo, en las manifestaciones que se están produciendo en Afganistán. Son pocas, pero las hay, y significan que hemos contribuido a ayudar a que la sociedad civil afgana evolucione. Ciertamente se cometieron errores. El mayor fue sostener a alguien como Ghani, que nos decepcionó a todos. No fuimos capaces de convencerle para que aceptara una negociación de cara a una transición ordenada y optó por intentar mantenerse enrocado en el poder.

–¿La presencia occidental ha logrado un cambio cultural en la sociedad afgana?

–El respeto de las libertades individuales, la libertad de prensa, los derechos de las mujeres y el libre pensamiento son peticiones de todos los pueblos. No es algo que hayamos impuesto nosotros como OTAN. Lo que hicimos fue crear las condiciones de seguridad para que se desarrollaran los derechos civiles de los afganos. Los talibanes se han quedado veinte años atrás, pero la sociedad afgana ha evolucionado.

–¿Cómo valora el nuevo Gobierno de Kabul, con más de una docena de miembros en la lista negra de terroristas de la ONU?

–Para los que conocíamos a los talibanes no fue una gran sorpresa. Esperábamos un Gobierno de este tipo. Por desgracia no hay nada nuevo. Los talibanes han contentado a todas sus facciones, excepto a la parte que no es pastún, la etnia mayoritaria. Es un Gobierno fuertemente pastún que no tiene en cuenta la diversidad étnica. Habrá que ver además quién controla el Consejo de Guía Espiritual y quiénes son las autoridades locales. Si tratan de imponer a pastunes en zonas de mayoría tayika, uzbeka o hazara no va a ser fácil para ellos.

–¿Habrá cambios en el nuevo Gobierno respecto al que controlaba el país en 2001?

–Los talibanes se han hecho más telegénicos, usan los medios de comunicación y nos dicen lo que queremos escuchar, pero no han cambiado. El problema para ellos es que la sociedad afgana y el mundo sí han cambiado. Los próximos meses serán delicados, porque tendrán que reconstruir el Estado y las fuerzas de seguridad, que se han disuelto. Tendrán bastante trabajo que hacer, además en medio de una fuerte crisis económica y con una población que tratarán de contener.

–¿Qué va a ocurrir con las mujeres?

–Espero que en los contextos urbanizados continúen siendo un factor de cambio, aunque no va a ser fácil teniendo enfrente a los talibanes. Son muy valerosas, pero deberán hacer gala de todo su coraje para mejorar su suerte.

–¿Hay que reconocer al Gobierno?

–Como ha dicho el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, hay que hablar con todos, pero el reconocimiento de los talibanes vendrá calibrado por cómo se comporten, no por cómo hablan.

–¿Se esperaba que tuvieran un éxito tan rápido?

–Como tantos otros, yo también pensaba que Ghani nos iba a llevar a la ruina, pero hasta mitad de julio creía que el Estado no se iba a disolver. Teníamos indicaciones para pensar que no iba a ser derrotado tan fácilmente.

Armas destruidas

–¿Habrá una nueva crisis de refugiados hacia Europa?

–La ONU preveía que se produjera en julio a consecuencia del conflicto, con hasta medio millón de salidas del país. Pero habrá que ver qué pasa con esta nueva situación y si los refugiados quieren ir a Europa.

–¿Hay riesgo de que se produzca una infiltración de terroristas o de islamistas radicales entre los refugiados afganos?

–Si se dan grandes números todo es posible. Radicales pueden llegar y respecto a los terroristas, no lo sé. Pero sé que todos países han hecho muchos controles.

–¿Aumenta el peligro de atentados con el gigantesco arsenal abandonado por la OTAN?

–Las armas más sofisticadas han sido destruidas. Respecto a las individuales hablamos de una zona que siempre ha estado llena. Sin duda, es una pena que hayan quedado tantas, pero se trata de material entregado al Ejército afgano que ahora está en manos de los talibanes. Pero no es la disponibilidad de armas lo que hace que un atentado sea más probable.

–¿Ha llegado la hora de contar con una fuerza militar conjunta para responder a estas crisis?

–Tanto Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, como el general Graziano, presidente del Comité Militar de la UE, se han mostrado a favor de contar con una fuerza de acción rápida. Si lo dice la máxima autoridad política y la militar tal vez habría que hacerles caso. Si no, quien tiene el 90% de las capacidades militares, toma el 90% de las decisiones.

«Estoy insatisfecho del rescate, pero tengo la conciencia limpia»

Stefano Pontecorvo permaneció a pie de pista durante las dos semanas que duró la caótica y arriesgada evacuación de Kabul. Hubo jornadas en que ni siquiera pudo dormir.

–¿Cómo fue su experiencia en el aeropuerto de Kabul?

–La única nota positiva estuvo en ver a toda la comunidad internacional y de la OTAN colaborar plenamente para poner en marcha el puente aéreo, que fue algo complicadísimo de coordinar. Resultó posible gracias a la solidaridad atlántica. Fueron días en los que no daba tiempo a pensar y en que trabajábamos hasta 20 ó 22 horas diarias. En 14 días evacuamos a más de 120.000 personas.

–¿Está satisfecho de la operación?

–Estoy insatisfecho porque dejamos atrás a algunos, pero no a quienes estaban más en riesgo. Tengo la conciencia limpia porque hicimos lo máximo posible. Aunque la situación no tenía necesariamente que acabar así, pero además de lo estrecho de los tiempos, tuvimos la política del presidente Ghani. Fuimos demasiado políticamente correctos con él.

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