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Jeff Bezos y el príncipe Bin Salmán. AFP
El príncipe Bin Salmán pirateó el teléfono del fundador de Amazon

El príncipe Bin Salmán pirateó el teléfono del fundador de Amazon

La ONU denuncia la «probable implicación» del heredero saudí en el espionaje a Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo

Mercedes Gallego

Nueva York

Miércoles, 22 de enero 2020, 22:14

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Rusia y China no son los únicos países dedicados a piratear las comunicaciones de sus rivales. Entre los expertos, Arabia Saudí se ha destacado en los últimos años por el espionaje cibernético a los activistas críticos del régimen. Solo que el príncipe heredero Mohamed bin Salman (MBS) ha subido la apuesta al involucrarse personalmente en captar a sus víctimas, entre ellas el hombre más rico del mundo.

En la burla está el castigo. Jeff Bezos, el fundador de Amazon que compró 'The Washington Post' para ponerle «una autopista digital» con la que batir la crisis de los periódicos tradicionales, conoció a MBS durante una cena en Los Angeles el 4 de abril de 2018, en la que intercambiaron sus teléfonos y establecieron contacto por WhatsApp. Bezos no fue el único. El joven príncipe heredero había llegado al poder con la promesa de modernizar el reino y se había embarcado en una gira por EE UU y Canadá para comprar estudios de Hollywood, dar entrevistas y conocer personalmente a las figuras clave de nuestro tiempo.

Con su sonrisa y el poder de sus petrodólares se sentó en la mesa con el fundador de Microsoft, Bill Gates; el de Virgin, Richard Branson; el de Google, Sergey Brin; los expresidentes Bill Clinton y George W. Bush; la entonces directora del FMI Christine Lagarde; el secretario general de la ONU, Antonio Guterres; el presidente Donald Trump y, cómo no, su yerno, Jared Kushner. Todos ellos parte de una larga lista de medio centenar de personalidades a las que convocó durante su visita. Al marido de Ivanka Trump ya lo había seducido durante la visita del presidente a Arabia Saudí y lo tenía «en el bolsillo», según dijo un alto funcionario de la Casa Blanca a 'The Intercept'.

A Bezos no le despertó la menor sospecha. «Hola, me he guardado tu número», le dijo el príncipe por WhatsApp. Y no era lo único que se guardaba. Dos años antes, su asesor digital Saud al-Qahtani, que más tarde supervisaría el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, había comprado en nombre del Gobierno el 20% de una firma de ciberseguridad llamada Hacking Team (Equipo de Pirateo), conocida por hacer el trabajo sucio a gobiernos autoritarios. «¿Podemos crear una infección que se propague a través de una foto o video (por WhatsApp, por ejemplo) de las que se descargan automáticamente?», le habían preguntado a la empresa.

Affair con una modelo

No debió de ser problema, porque al poco de conocer al príncipe, Bezos recibió de él un vídeo encriptado, aparentemente inocente, de apenas 4,22 megabytes de peso, que, como han descubierto los expertos de la Consultora FTI, generó un aumento del 29.000% en el tráfico de datos de la red celular que utilizaba su iPhone X. Esos datos forenses han servido para que los reporteros especiales de la ONU para asesinatos extrajudiciales, Agnès Callamard y David Kaye, hagan publica una investigación en la que denuncian la implicación del príncipe heredero en la vigilancia ilegal del propietario del rotativo 'The Washington Post' para el que trabajaba Khashoggi.

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Bin Salmán no fue muy discreto. En las pocas comunicaciones que tuvo con el fundador de Amazon dejó entender veladamente que tenía acceso a información privada que no se había hecho pública. «Discutir con una mujer es como leer el acuerdo de un programa de software. Al final tienes que ignorarlo todo y pulsar que estás de acuerdo», decía uno de los mensajes que le envió. La foto que lo acompañaba era de una mujer de increíble parecido a Lauren Sanchez, con la que Bezos mantenía un romance secreto mientras se divorciaba de su esposa.

Sería el tabloide favorito de Trump, el 'National Enquirer', que ayudó al presidente a ocultar su affair con una modelo de Playboy, el que intentara sobornar al hombre más rico del mundo con las fotos de su amante que presuntamente le habían pirateado los saudíes de su propio teléfono. «Si en mi posición no puedo plantar cara a este tipo de extorsión, ¿quién puede hacerlo?», declaró Bezos al desactivar el chantaje contándolo él mismo. Su promesa, llegar hasta el fondo del asunto, como parece estar haciendo.

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