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Una de las calles de Idlib. Afp
Los aviones de combate desaparecen del cielo de Idlib en el primer día de tregua

Los aviones de combate desaparecen del cielo de Idlib en el primer día de tregua

El acuerdo entre los presidentes ruso y turco frena los bombardeos aéreos y propicia una «calma tensa» para negociar

Mikel Ayestaran

Jerusalén

Viernes, 6 de marzo 2020, 12:36

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El tercer alto el fuego que se acuerda desde el inicio de la ofensiva contra Idlib arrancó con una jornada en la que los aviones de Siria y Rusia permanecieron en sus bases. «Calma tensa», así definió el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) el ambiente en esta provincia del norte de Siria tras el acuerdo alcanzado por Rusia, aliado de Bashar el-Asad, y Turquía, que apoya a los grupos armados islamistas que combaten al Gobierno.

Desde que entró el vigor el nuevo pacto en la medianoche del jueves «no se han registrado bombardeos, no se ven aviones de combate y solo hemos escuchado algunos disparos, pero nada fuera de lo habitual», confirmó una fuente local consultada por este medio. Ahmed al-Sheikhu, portavoz en la ciudad de Idlib para la Defensa Civil siria, conocida como los 'cascos blancos', declaró a la agencia Efe que «no ha habido ataques aéreos en la provincia» y que «la calma prevalece en las áreas donde hubo choques».

LAS CLAVES:

  • El-Asad, satisfecho. El presidente sirio opina que el pacto beneficiará al pueblo y ayuda a «relanzar el proceso político»

  • Precaución. «Nadie mueve ficha por si le hacen responsable de violar el acuerdo» dice el líder opositor Al-Idlibi

«Todas las partes están en tensión, pero nadie mueve ficha por temor a que le señalen como responsable de violar el acuerdo», según declaraciones del líder opositor Ibrahim al-Idlibi recogidas por la agencia Reuters. El texto acordado por Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan no recoge la declaración de la zona de exclusión aérea, una de las exigencias de la oposición armada y de Ankara, pero los aviones permanecieron en sus bases al menos durante las primeras 24 horas.

Tanto en Turquía como en Rusia, los medios oficiales recibieron el acuerdo como un triunfo, pero con el mapa en la mano es Putin quien ha logrado que su aliado sirio recupere una parte importante de territorio en Idlib y se haga con el control de las dos autopistas claves que unen Alepo con Damasco (M5) y Latakia (M4). En este último caso se pondrá en marcha un corredor de seguridad que se extenderá seis kilómetros hacia el norte y seis kilómetros al sur y contará con patrullas conjuntas ruso turcas.

El-Asad mostró su «satisfacción» por un acuerdo que «contribuye a los esfuerzos para garantizar la soberanía de Siria y la unidad de su territorio, además de que pueden ayudar a preparar el ambiente para relanzar el proceso político». Según un comunicado difundido por la presidencia en Damasco «el cese de las hostilidades puede tener «repercusiones positivas para el pueblo sirio en diferentes aspectos, incluidos el humanitario, social o económico, en el caso de que la parte turca se comprometa a ello».

'Escudo de Primavera'

Esta 'calma tensa' del primer día de alto el fuego llegó después de unas últimas jornadas marcadas por la muerte de 34 soldados turcos en un bombardeo y la puesta en marcha de la operación 'Escudo de Primavera' por parte de Turquía. Desde entonces las fuerzas turcas han derribado tres cazas sirios, destrozado decenas de tanques y blindados, y «neutralizado» miles de soldados enemigos, esta es la fórmula que emplea el ministerio de Defensa en Ankara para hablar de muertos, heridos o capturados. La escalada de tensión obligó a Putin y Erdogan a reunirse y reforzar y actualizar los compromisos que ya adoptaron en Sochi en 2018.

El cese temporal de la violencia no supondrá el regreso de los 900.000 civiles desplazados por los combates, lo que se considera la peor ola de desplazamientos desde el inicio de la guerra. Sobreviven en campos improvisados a lo largo de la frontera turca y no parece sencillo que muchos de ellos regresen a las zonas de las que salieron. Turquía no les permite acceder a su territorio, donde ya da cobijo a 3,5 millones de sirios, y el plan de Erdogan es lograr una zona de seguridad en Idlib para realojar a estos refugiados.

Boris Johnson expresa su máximo apoyo a Erdogan

IÑIGO GURRUCHAGA | Londres

La diplomacia británica ha expresado un fuerte respaldo al Gobierno de Tayyip Erdogan, con el ministro de Exteriores, Dominic Raab, afirmando en Ankara que Turquía es «un socio absolutamente indispensable». Tras un encuentro con su colega, Mevlut Cavusoglu, el ministro señaló que la raíz de la crisis humanitaria «es la naturaleza insensata y brutal del régimen de Siria y la ofensiva de Rusia en Idlib».

La política británica en la zona ha cambiado desde octubre, cuando la invasión del norte de Siria por el Ejército sirio le llevó, como a otros países europeos, a congelar la exportación de armas que pudiesen ser utilizadas en la guerra. Reino Unido ha sido el cuarto país exportador europeo de armas a Turquía en los últimos años, por detrás de Francia, España e Italia.

El primer ministro, Boris Johnson, que junto a Angela Merkel y Emmanuel Macron pertenece a la troika designada en otoño por la OTAN para dialogar con Erdogan tras su compra de sistemas balísticos rusos de defensa antiaérea, llamó al presidente turco y posteriormente al francés para dialogar sobre la situación en Siria y la crisis de los refugiados. Los diplomáticos británicos han afirmado que una posible ventaja del Brexit es la mayor agilidad en sus intervenciones. Raab se adelantó en Ankara al vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, y al comisionado para la crisis, Janez Lenarcic, y fue más rotundo en su apoyo a Turquía, sin que olvidase mencionar su continuo respaldo al acuerdo de Bruselas y Ankara sobre refugiados.

La estrategia británica está ahora guiada por su afán de ganar presencia global y de abanderar el libre comercio. Londres quiere firmar este año un acuerdo comercial con Ankara que aumente los intercambios entre los dos países a partir de 2021. En la actualidad, Turquía es el décimo destino europeo de las exportaciones británicas, pero el Gobierno ve sus relaciones con ese país como un nudo importante de su red de influencia política y comercial en el conjunto de Oriente Próximo.

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