Sunak se aleja de los rivales para suceder a Johnson al frente del Gobierno británico

Tom Tugendhat, un exmilitar sin experiencia en cargos del Gobierno y que se ha postulado como el único candidato que no ha participado en los gobiernos de Boris Johnson, fue ayer el último eliminado. Era también el único que votó por la permanencia en la Unión Europea y no se arrepintió, aunque acepta el resultado. Truss votó por la permanencia y se convirtió a la causa del Brexit inmediatamente.

Este martes se celebrará una nueva votación para eliminar al menos votado de los cuatro supervivientes y el miércoles, si no hay imprevistos, la lista original de once candidatos se habrá reducido a dos. A partir de ese momento, comienza la campaña para que los miembros del partido elijan a uno. El proceso culminará el 5 de septiembre, con al anuncio del nuevo líder.

Sunak y Truss han renunciado a participar en más debates televisados con los otros candidatos. Lo acordaron tras un tenso intercambio la noche del domingo en la televisión ITV. El Comité 1922 convocó a los aspirantes, para convencerlos de que no persistan en enfrentamientos. Las broncas «azul contra azul» muestran grietas en el partido y desprestigian a todos.

Aunque las disputas en los debates se han asemejado a las justas verbales entre diputados de la Cámara de los Comunes, duras pero con reglas de cortesía y prohibición de algunos insultos, hubo también momentos cómicos. Mordaunt afirmó que los otros le criticaban «porque saben que soy la única que puede ganar a los laboristas, según las encuestas». Los otros rieron, porque es falso.

La votación para elegir al sucesor de Johnson se celebró mientras los Comunes debatían y votaba una moción de censura del Gobierno. El primer ministro en funciones no encontraba sentido a la confluencia de eventos. «No tengo ni idea de por qué el líder de la oposición ha insistido en presentar hoy una moción», dijo.

El presidente de la Cámara, Lindsay Hoyle, le interrumpió: «La moción de censura la ha presentado su Gobierno». Es cierto. El laborista Keir Starmer presentó la pasada semana una moción de censura al Gobierno y al primer ministro. La primera obliga al Ejecutivo a darle prioridad para ser debatida. La moción de censura a un ministro o a un primer ministro no causa esa obligación.

Johnson le negó el tiempo parlamentario para debatirla. Y luego presentó la moción que se debatía ayer. Se reía así de la torpe estrategia de Starmer, convencido de que su grupo parlamentario no apoyaría la moción. La conversión de la política en espectáculo es una de las características del mandato de Johnson y es así también en el inicio de su interinidad.