Johnson negocia una enmienda de su partido a la ley de ruptura

En una entrevista con Bloomberg en su despacho ministerial en Roma, Vincenzo Amendola dijo: «Nuestro amigos en Londres tienen que comprender que Europa está unida. Esa unidad no será alterada, pero debemos negociar con rapidez y eficiencia porque recuperar la confianza económica en Reino Unido y en Europa está ligado a un pronto acuerdo».

En Dublín, su colega Simon Coveney expresó también que «debemos centrarnos en encontrar soluciones a los asuntos pendientes que preocupan a las dos partes, de tal modo que la ley se convierta en irrelevante». La calificó como «chocante», una «enorme distracción» causada por «una estrategia deliberada» del Gobierno de Boris Johnson.

El primer ministro no festejó la aprobación del proyecto ley que contempla la ruptura unilateral del Acuerdo de Retirada. Según la BBC, se reunió con conservadores que promueven una enmienda a su ley. Daría al Parlamento y no a los ministros el poder de activar los poderes extraordinarios que otorgan sus artículos referidos a Irlanda del Norte.

La victoria, nominalmente con una mayoría de 77 votos, a los que hay que restar los cinco miembros de la presidencia de la Cámara y los siete del Sinn Féin, que no participa en el Parlamento de Londres, fue holgada, pero solo el primer paso. Dos conservadores votaron con la oposición y entre 20 y 30 se abstuvieron. El cálculo de estos es difícil porque no se cuentan ni se distinguen de los ausentes.

Johnson dialoga con diputados contrarios a quebrar la ley mientras 'brexiters' radicales le piden que vaya más lejos y rompa los lazos con la UE. Tranquilizó a un partido rasgado con un mensaje en el que señalaba que el debate colocó a la oposición laborista como aliada con la Unión Europa frente a los suyos, asociados a la defensa patriótica de una integridad territorial que la UE pondría en peligro.

Se pondrá ahora a prueba el argumento euroescéptico sobre la necesidad de negociar amenazando con no llegar a un acuerdo. Lo ocurrido en los últimos días mostraría que, tras expresar la amenaza en 2019, Johnson logró un Brexit que no le gusta. Johnson ha dado ahora el puñetazo en la mesa con la ley y su ultimátum para que el 15 de octubre haya acuerdo o se abandone la negociación.

Un informe del comité norirlandés de la Cámara de los Comunes, dominado por unionistas y conservadores, y publicado el lunes, expresaba alarma porque empresarios de la región no saben qué documentación necesitan a partir del 1 de enero. Es una muestra en un mar de incertidumbres.