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Ganan los demócratas y gana Trump ¿Y ahora qué?

Carlota G. Encina

Miércoles, 7 de noviembre 2018, 17:43

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Clara victoria demócrata en la Cámara Baja y clara victoria de los republicanos en el Senado tras las elecciones de medio mandato. La primera ha sido en parte fruto de la impopularidad de Donald Trump entre los votantes de las áreas periféricas, las mujeres, y muchos jóvenes. Pero su derrota no ha sido tan brutal como la de Barack Obama en 2010, en la que llegó a perder hasta 63 escaños.

La victoria republicana en el Senado responde a la nacionalización de las midterm elections por parte del presidente, que ha querido que sea un referéndum sobre él movilizando a su base. Ésta le ha respondido siguiéndole, apoyándole y diciéndole que no se va alejar de él.

La historia que no se ha contado es la de gobernadores y la del importante avance demócrata en esta carrera. Y para entenderlo hay que volver a la victoria republicana de 2010. Una de las principales consecuencias fue que entonces los gobernadores republicanos delimitaron a su favor los distritos electorales los estados de los Grandes Lagos y del Midwest gracias al denominado gerrymandering. Y precisamente fue en Michigan , Pensilvania y Wisconsin donde Donald Trump ganó las presidenciales gracias a esos decisivos 80.000 votos. Ahora, estos tres estados han votado a favor de los gobernadores demócratas. Y son éstos y los legisladores elegidos este año los que delimitarán los nuevos distritos electorales en 2020 de manera que les sean más favorables o mejor aún, tratando de establecer nuevos estándares para delimitar los mapas electorales.

Pero conviene ser cautos. Los resultados de estos comicios no han dado con la fórmula para derrota a Donald Trump en el 2020. A lo largo de últimos meses Trump ha hecho hincapié en esa narrativa sobre lo que significa ser americano, sobre quiénes son los buenos y los malos, historias dónde él es el héroe. Los demócratas, por su parte, se han centrado en el tema la asistencia sanitaria, sabedores de su popularidad tanto en unos como en otros. Pero no han desvelado la cuestión de qué nación quieren, de qué valores encarnan, ni de qué dirección quieren para el país.

De ahí que surjan dudas de cómo será el caucus demócrata de la Cámara Baja. Hay muchas caras nuevas, jóvenes, mujeres, algunos progresistas, pero también moderados que apoyan la enmienda 2ª o que prefieren mantener algunas restricciones al aborto. Los más liberales pedirán a gritos un impeachement contra el presidente y la creación de numerosas comisiones de investigación, mientras que los líderes más cercanos al establisment preferirán hablar de infraestructuras, del precio de los medicamentos y de la inmigración. Si Nancy Pelosy encabeza la mayoría demócrata de la Cámara Baja deberá buscar un equilibro entre los deseos de venganza y el mandato electoral que les pide hacer algo. Si opta por la simple obstrucción podrá alinear a los votantes independientes o indecisos hacia el otro lado en las presidenciales del 2020. Y si consigue entenderse con Mitch McConnell, el líder de la mayoría republicana en el Senado que además ha perdido a algunos de sus miembros más moderados, será una señal de que es posible en entendimiento.

A quién no le gustaba Trump sigue sin gustarle, y quien le gustaba sigue gustándole. Pero al menos la imagen exterior ha mejorado. Ahora la composición del Congreso refleja mejor lo que representa el país. EE UU ya no solo es Donald Trump.

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